Sobre el cine propagandístico se ha dicho y escrito muchas cosas. Si ha habido una forma de gobierno que ha sabido hacer buen uso de este ha sido el comunismo. El cine propagandístico ha permitido a ciertos directores mostrar su talento y cualidades artísticas, como son los ejemplos de Eisenstein o Leni Riefenstahl. Con este género cinematográfico, más propios de documentales que de películas en sí, se buscan ensalzar unos valores sociales, morales, políticos, haciendo uso en ocasiones de la exageración, la manipulación o el engaño.
A mi entender, denominar a La señora Miniver como una película propagandística no me parece del todo correcto. Yo la denomino más como cine de supervivencia, además de ser anti-bélica, y os diré la razón. Entre los diferentes documentales que filmó William Wyler durante la Segunda Guerra Mundial, tuvo la oportunidad de hacer un stop para rodar la adaptación de la novela Mrs. Miniver. La historia nos cuenta el día a día de una familia británica durante los ataques y bombardeos por parte de la aviación alemana en suelo británico. También busca mostrar y denunciar los horrores de la guerra, como toda cinta bélica que se precie. Pero he aquí que durante el rodaje de la cinta, Japón bombardea Pearl Harbor, llevando a EEUU a la guerra, por lo que algunas escenas de la película fueron ligeramente modificadas, buscando ensalzar el orgullo británico, mostrar a la Alemania nazi como al enemigo a derrotar, pero principalmente, para ir mostrando la realidad de la guerra al pueblo norteamericano.
En la película se muestran momentos como los bombardeos por parte de los alemanes, la destrucción de viviendas y edificios públicos, el terror de la población, la constante pérdida de vidas humanas, los paracaidistas alemanes que aterrizaban en suelo británico y buscan la forma de escapar, las rondas de vigilancia en los diferentes barrios por la población civil, la angustia de las familias de los jóvenes pilotos, y especialmente la escena del rescate de parte de las tropas británicas estancadas en Dunkirk por parte de la población civil en lanchas y barcas privadas o de pesca que partieron desde Londres (hecho real).
Estrenada en 1942, fue todo un éxito de crítica y público. No es mi intención restar mérito a la película. Estoy de acuerdo de que si la película se hubiese estrenado diez años después no habría cosechado el mismo éxito. Pero se estrenó en 1942, en pleno epicentro de la Segunda Guerra Mundial, así que los que siguen con el argumento de los diez años después para desprestigiar la película han cogido un derrotero muy fácil para criticarla.
El discurso de la escena final ha pasado a ser una de las escenas más recordadas del cine bélico de todos los tiempos por su mensaje anti belicista. De hecho, el presidente de los EEUU, Roosevelt, hizo uso de este mismo como material propagandístico. Este fue reescrito por Wyler y Wilcoxon (el actor que da vida al vicario responsable del discurso) la noche anterior a que filmaran la escena.
No es necesario destacar la gran labor de dirección (como siempre) de William Wyler, pero sí la de los actores, especialmente el trabajo de Greer Garson, como Mrs. Miniver (por el cual ganó el Oscar); Teresa Wright, como Carol Beldon (por el cual ganó el Oscar); Walter Pidgeon, como Mr. Miniver (por el cual estuvo nominado al Oscar), y muy especialmente a May Whitty como Lady Beldon (y la inolvidable escena de la rosas). La película además ganó los oscar a Mejor Película, Mejor Director, Mejor Guión Adaptado, y Mejor Fotografía en Blanco y Negro. Como anécdota final, la actriz Greer Garson se casó tras terminar el rodaje con Richard Key, quien en la película da vida a su hijo, y que en la vida real era 11 años más joven que ella.
•Calificación: 8.5/10
Por José Mayo
Amante del séptimo arte y en especial de la ciencia ficción. Fan incondicional de Stanley Kubrick y Terrence Malick, pero con todo y con eso, soy capaz de disfrutar en colorines de cintas de dudosa reputación. Cantante en mis tiempos libres y apasionado del mundo del cómic. Eso si, siempre con una birra cerca.