Otro nuevo capítulo que demuestra que esta serie es un gustazo para quienes nos gusta este cocktail en el que unos componentes aparentemente tan lejanos como los superpoderes y el más puro thriller de espionaje acaban fraguando a la perfección dando lugar a un resultado adictivo, fresco y efervescente. Hay que tener una base muy sólida para hacerlo sin que la mezcla acabe dando como resultado pura agua de fregar, pero el noveno arte ya cuenta con referentes tan brillantes como la recomendadísima "Sleeper" de Ed Brubaker o los mismos "Guerreros secretos" del genial Jonathan Hickman. Sólo es necesaria una planificación que minimice los tiempos muertos y los episodios de transición, buenas ideas que desarrollar e intentar siempre sorprender al espectador sin caer en los dichosos Deus ex machina. Los responsables de esta serie han aprendido mucho de sus errores y se nota, ofreciendo semana tras semana un espectáculo lleno de ritmo, giros argumentales y pura diversión. Este episodio no podía ser menos, permitiéndose sacar partido a un presupuesto exiguo con licencias creativas tales como el plano secuencia que abre la trama para mostrarnos que Daisy fue la única inhumana en caer en las pérfidas redes del maquiavélico Hive. Pese a ello, los Guerreros secretos se han descompuesto completamente en un crisis de confianza y decepción (aunque sabemos que volverán a reunirse merced al flashforward/visión de su líder).
La devastación es generalizada ante la traición de Daisy, sobre todo en el caso de Coulson, quien no puede evitar considerarse como una figura paterna para la chica.
La esperanza en recuperar a su aliada sigue latente, sobre todo porque pese a robar los cristales terrígenas y la esfera kree sólo ha causado los destrozos suficientes como para huir sin que la sigan. No ha habido víctimas mortales pese a que con su poder los podía haber enterrado a todos si hubiera querido; aún no está todo perdido. De esta forma, tras escapar de forma espectacular demostrando una vez más que May es capaz de cotas de molabilidad de alta graduación el equipo vuelve a dividirse para encarar dos cursos de acción. Por una parte, está claro que uno de los objetivos de Hive es hacerse con el control de los inhumanos que ya han salido de su cascarón, así que
Coulson, May y Lincoln tendrán que intentar reclutar a los que tienen localizados para que escapen de la influencia del villano, empezando por Alisha, la agente capaz de replicarse creando dobles de sí misma. Por otra parte,
el equipo científico junto con Mack se encargan de seguir una pista que les permita obtener una "cura" para los efectos parasitarios de Hive. Para ello intentarán contactar con el mejor genetista y transhumanista a nivel mundial... aunque no es una persona... digamos... convencional.
Evidentemente, en ambas misiones nada saldrá como estaba previsto y los giros se irán sucediendo.
Por una parte, el equipo encabezado por Coulson consigue localizar a Alisha para comprobar que Hive ha llegado antes que ellos y la chica ya está en su poder, atacándolos de forma combinada a través de varios de sus
"dobles". Una escena llena de acción en la que también se pondrá en jaque la confianza de Coulson en Lincoln, a quien envía a la misión con un
"botón de pánico" para acabar con él en caso de traición.
Una forma de lo más efectiva de combinar la acción con el desarrollo de personajes, al igual que se aprovecha para incidir en la naturaleza de los poderes del gran villano de la función. Efectivamente, funciona como un parásito que se
"inserta" en sus víctimas alterando su consciencia para pasar a ser una abeja obrera más dentro de una colmena liderada por su
"reina". Como tal, puede sentir lo que cada uno de ellos hace y/o piensa como si fueran extensiones de su propio cuerpo.
Este control y adhesión completa a sus ideales lo realiza no por la fuerza, sino estimulando el centro de placer del cerebro de su presa, de forma que ésta se siente feliz y mejor que nunca estando bajo su influencia. Esto lleva a una fidelidad inquebrantable al líder y a una innegable tendencia al sacrificio inconsciente. De esta forma, la muerte de uno de sus
"dobles" no significa para Alisha nada más que una sensación de satisfacción por haber contribuido al
bien común en lugar del terrible dolor psicosomático que sentía antes ante una pérdida similar.
Mientras tanto, la parte científica se dispone a conocer al buen doctor Holden Radcliffe para intentar que les ayude a encontrar un modo de liberar a los
infectados del control de Hive. Sin embargo,
Radcliffe se ha convertido en el casi inaccesible líder de una comunidad de transhumanos mejorados tecnológicamente, en busca de la perfección física. Esto da pie a una subtrama a medio camino entre la ciencia ficción más bizarra y el espionaje con Fitz y Simmons haciéndose pasar por proveedores tecnológicos para entrar en el club privado del doctor. Como de costumbre, acción y personajes se complementan cuando la tensión por mantener la tapadera se mezcla con los nuevos pasos en su relación personal hacia el romanticismo (
science-style). Finalmente consiguen su objetivo, aunque para su desgracia aparecerán Hive y Daisy para llevarse a Radcliffe y dejar un mensaje alto y claro: no volváis a cruzaros en nuestro camino o será la última vez que ocurra. Muy curiosa y destacable también la interacción que se establece entre Simmons y Hive/Will Daniels y entre Daisy/Skye y Hive/Grant Ward.
Se agradecen y disfrutan mucho estas dobles lecturas en la serie.
Por otra parte, Hive y Daisy también visitan a James Taylor porque el mercenario no tiene un pelo de tonto y se había guardado una pieza clave para que la esfera Kree estuviera completa. Hive consigue la pieza de forma sencilla: utilizando sobre él los cristales terrígenas para forzar su transformación inhumana y controlarlo inmediatamente.
Un paso más en la consecución de los planes del villano, cuyo objetivo final se vislumbra cada vez más claro: llegar a conseguir la paz global acabando con todas las guerras. ¿Cómo? Controlando a toda la humanidad. Para ello será crucial la intervención de la esfera kree y del doctor Radcliffe, a quien encarga el proceso de conversión de los humanos en inhumanos, de forma que una sola consciencia (la suya) gobierne y estabilice el mundo.
Y no hay mejor laboratorio de pruebas que un pueblo entero comprado merced al dinero de Malick. Las cosas se ponen cada vez más difíciles para el bando de los
buenos... aunque cuenten con detallazos a la altura de ese escudo (shield) que se saca de la manga Coulson (nunca mejor dicho). Entramos en la recta final, así que abrochémonos los cinturones que parece que vienen curvas.
Por Antonio Santos