Chris quiere mostrarle a su introvertida novia Tina su mundo por medio de un viaje por las Islas Británicas en su querida caravana Abbey Oxford. Pero lo que empiezan siendo unas idílicas vacaciones acaban convirtiéndose en una divertida y perturbadora odisea.
Estamos ante una de esas películas triunfadoras en Sitges, donde cautivó al personal por su falta de prejuicios y su humor desvergonzado y negrísimo. Lo mejor es verla con poca información sobre ella, dejándonos sorprender:
el plácido viaje por los museos rurales y la campiña británica de una pareja madurita en plena fase de conocimiento acabará transformándose en una disparatada sucesión de situaciones de lo más bizarro. A partir de aquí algunos leves
Spoilers,
así que quien no la haya visto, que pase con cuidado...
La historia es de lo más original. En un viaje para afianzar su incipiente relación, Tina descubre, tras una serie de accidentes aparentemente fortuitos, que su novio es en realidad un asesino en serie.
El giro tiene su miga, porque lejos de la reacción normal o del paso al drama o el thriller de baratillo una vez descubierta la situación (como hemos visto una y mil veces), comienza el despiporre absoluto. Tina lo ve como una oportunidad de apoyar a su novio o incluso, porqué no, ¡compartir nuevos hobbies! Así que de pronto Chris, acostumbrado a tener su
"pasatiempo" bajo control y experto en hacer que sus asesinatos parezcan accidentes, tendrá que lidiar con que su nueva novia le coge el gustillo a esto de matar, aunque es un
"poquito" menos cuidadosa...
Puestos a resolver un problemilla de celos o una discusión de pareja, mucho más efectivo que romper platos es cargarse a alguien, ¿no?
Nos encontramos, de esta forma, con situaciones de lo más disparatadas y con una narración naturalista, pero cargada hasta los topes de flema británica y un sentido del humor negro como el betún pero eficaz que nos arrancará la sonrisa en las situaciones más truculentas. Por no hablar de que el guión nos sorprende constantemente con giros inesperados y vueltas de tuerca imprevisibles.
A lo largo del "viaje iniciático en las cosas de horror" nuestros protagonistas se irán topando con personajes que van del típico británico estirado hasta lo más patético de la sociedad. En la mayoría de las ocasiones nos sorprenderemos pensando "si es que es para matarlo"... Como muestra del humor que se gasta la película, un botón. En una cena, Tina reconoce a Chris que ese "vicio" de matar tiene sus beneficios sociales: menos gente respirando implica menos gasto de oxígeno y menos CO2 que va a la atmósfera. Todo son ventajas. ¡Para morirse!
En resumen, una comedia no apta para todos los paladares por su lado bizarro y extremadamente vitriólico, con una pareja protagonista desconocida pero de lo más eficaz y un punto de vista tan cotidiano en las situaciones que propone que nos lleva a pensar que seguro que alguna vez, en algún viaje, nos habremos encontrado a unos psicópatas de este calibre. Propuesta gamberra que despertará diversidad de opiniones, pero a quienes les guste este tipo de humor no deben dejarla pasar. ¡Un muy buen rato está garantizado! ★★★★★1/2