"¿PARA QUÉ VAIS A CRYSTAL LAKE? ¿HABÉIS PLANEADO FUMAR DROGAS, O TENER RELACIONES SEXUALES... O VAIS PARA QUE OS MATEN?"
¿De qué va?
Tras un nuevo reguero de sangre, Jason sigue desatado con su masacre, un descendiente será quien haga que deba poner fin a su carnicería antes de que el maníaco se vuelva inmortal.
Reparto
John D. Lemay es Steven Freeman
Kari Keegan es Jessica Kimble
Erin Gray es Diana Kimble
Kane Hodder es Jason
Steven Williams es Creighton Duke
Dirección
Adam Marcus (La conspiración del silencio)
Impresiones
Scream no inventaba nada nuevo. Consistía en traer de vuelta los tópicos del slasher, parodiándolos y reverenciándolos sabiamente en forma de producto juvenil destinado para revivir todo un subgénero y venderlo a una nueva generación de espectadores. Con ella se vivió una resurrección del terror en sí mismo, el cual no había tenido sus mejores años a durante la primera mitad de la década de los 90, ahora que los psychokillers ochenteros se encontraban cada vez más en decadencia.
Viernes 13: El final. Jason se va al infierno es hija de su tiempo, un perfecto ejemplo de esa etapa cutre y olvidable. Sus primeros minutos, no obstante, prometen un espectáculo donde la autoparodia cobra una nueva dimensión, con Jason persiguiendo a una voluptuosa dama por Crystal Lake, y posteriormente encontrando la muerte definitiva a manos de un escuadrón de agentes especiales.
Este fallecimiento marca el punto de inflexión de la cinta, y a la vez simboliza la extinción de todo un icono tal y como lo conocemos. La película se las apaña para cargárselo completamente, para prostituir su esencia. Vemos al hijo predilecto del Campamento Sangriento realizando actos impropios de él como la tortura, y la historia se convierte en una especie de nueva versión de Hidden, reduciendo a Mr. Voorhees a un espíritu que vaga de cuerpo en cuerpo en busca de algún familiar, la única persona que puede matarle. Si de una Voorhees reviviste, sólo un Voorhees puede matarte. Un concepto interesante si no fuera porque Jason, tal y como nos contaba la segunda entrega, nunca murió.
Si no fuera una nueva entrega de Viernes 13, no sería tan grave. Porque tiene ideas ingeniosas, como el hecho de pasar el espíritu vía oral como una especie de larva enorme, o el reflejo de Jason en los espejos como única señal de quién porta dicho espíritu, dos planteamientos que luego serían utilizados en sagas como [•REC]. Pero más allá de eso, su problema es que tampoco funciona como película. Estamos, sin ningún género de dudas, ante la peor secuela de toda la franquicia, un producto que roza la serie Z. Mala dirección, una música de segunda categoría –obra de Harry Manfredini, que otorga uno de los peores scores de su carrera-, una fotografía atroz, un guión con escenas tontas –la de la rotura de dedos en la celda se lleva la palma-, personajes sin carisma frente a otros desaprovechados –por ahí deambula Steven Williams, el Mr. X de Expediente X, cuyo papel comienza siendo importante pero acaba estando mal esbozado-, y unos efectos de maquillaje que a veces funcionan, obra del trío formado por Robert Kurtzman, Greg Nicotero y Howard Berger.
Que el hecho de que Sean S. Cunningham vuelva a la producción no engañe a nadie. La primera cinta tras la compra de los derechos del personaje por parte de New Line Cinema se salda con un final que no está a la altura del personaje, con pocos momentos memorables, como la carnicería en el restaurante. Un desenlace que se convierte en Posesión infernal –por ahí anda el Necronomicón, aunque sin justificación- y que coquetea con Pesadilla en Elm Street, y con el que la productora buscaba engarzar las tres sagas en forma de crossover que solamente vio la luz en forma de cómic y de película una década más tarde. Un epílogo indigno y apresurado con el que la serie demostró que siempre se puede caer más bajo. Hasta el infierno, donde fue a parar el bueno de Jason. ★★★★★
Amante del séptimo arte y en especial de la ciencia ficción. Fan incondicional de Stanley Kubrick y Terrence Malick, pero con todo y con eso, soy capaz de disfrutar en colorines de cintas de dudosa reputación. Cantante en mis tiempos libres y apasionado del mundo del cómic. Eso si, siempre con una birra cerca.