"-¿CÓMO ES QUE NUNCA GRITAS CUANDO TENEMOS SEXO?
-DAME ALGO POR LO QUE CHILLAR"
¿De qué va?
El disfrute del verano en un campamento cercano a Crystal Lake se verá ensombrecido con la llegada de un extraño personaje. Es Jason, quien irá acabando con ellos, uno por uno.
Reparto
Gloria Charles es Fox
Rachel Howard es Chili
David Katims es Chuck
Richard Brooker es Jason
Dirección
Steve Miner (Eternamente joven)
Si algo es bueno, no hace falta cambiarlo. Eso debieron pensar los ejecutivos de Paramount ante el descomunal éxito de Viernes 13. Parte 2, aún mayor que el de su predecesora. Y lo siguieron a rajatabla, pues su continuación no se preocupó en absoluto por ofrecer algo mínimamente original a nivel argumental. Tan sólo una idea flotando en el ambiente, que se puede sustraer a lo largo de su metraje y tras finalizar su escena de apertura, dedicada únicamente a reproducir uno de los actos finales de la segunda, la de un Jason entre este mundo y el de los muertos, como un ser al que es difícil matar.
Los hechos en esta ocasión parten del final de la segunda, con su protagonista siendo trasladada al hospital y sin que sepamos nada más de ella. La acción transcurre por la zona, en otro campamento, al que irá el ya clásico grupo de adolescentes sobrecargado de hormonas a pasar unos días. Unos personajes aún más estereotipados y caricaturizados, cuyas vidas importan más bien poco, formados por el típico graciosito de turno, la pareja de hippies fumados, el aguerrido héroe o la casta y sosa protagonista, cuyo traumático encuentro con Jason dos años atrás por el lugar debería hacernos cogerle algo de simpatía. Pero ni el personaje ni la horrible actriz ayudan. Por lo demás, lo mismo de siempre, aunque con unos efectos de maquillaje bastante cutres –por ahí andaba un tal Stan Winston sin acreditar- y aún más incoherencias de guión si cabe. Y encima, una primera mitad aburrida y una escena final que busca sin acierto causar el mismo impacto que la original.
Por primera vez en la franquicia se cruza la delgada línea que separa el cine de serie B de una película absolutamente casposa. Viernes 13. Parte 3 no se preocupa por aspectos como el guión o la realización, parece más bien una parodia de las anteriores ya desde sus discotequeros créditos iniciales, donde Manfredini también se deja contagiar de la esencia del conjunto y entrega una banda sonora de lo más cutre. Steve Miner –el único que repitió como director, y de los pocos en tener una carrera más larga más allá de esta película- imprimiría ese espíritu despreocupado y autoparódico en su posterior House, una casa alucinante, aunque con mejores resultados.
Así que, si el guión y los intereses del estudio iban más bien dirigidos a que se ofreciera más de lo mismo –eso sí, con una dosis sexual más descafeinada-, ¿adónde fue a parar un presupuesto que cuadruplicaba el de la anterior? Pues a emplear el formato Scope, a dotar a la saga del sonido Dolby Stereo y, sobre todo, a explotar el resucitado sistema 3D, tres décadas después de su última aparición cinematográfica.
Y no hay más que rascar en este film. Sería la primera vez que la serie sobrepasaría los límites de lo absurdo y la autoparodia. La primera en poder ser calificada como una mala película. Aunque no sería la última. Al menos debemos agradecerle que, por primera vez, Jason se ponga su ya tradicional máscara de hockey, y que algunas veces emplee el machete. Ahora bien, hasta esto ocurre casi como por casualidad, bien avanzado el metraje y sin que suponga ningún momento crucial dentro de la propuesta. Lo importante estaba en otro lado, en sorprender al público a nivel técnico. Lo artístico se lo dejaron en el fondo de Crystal Lake. ★★★★★
Amante del séptimo arte y en especial de la ciencia ficción. Fan incondicional de Stanley Kubrick y Terrence Malick, pero con todo y con eso, soy capaz de disfrutar en colorines de cintas de dudosa reputación. Cantante en mis tiempos libres y apasionado del mundo del cómic. Eso si, siempre con una birra cerca.