CORTO MALTESE
Tras la montaña rusa de acontecimientos de los dos primeros capítulos toca un episodio de transición para ir tomando un poco de oxígeno, que el final nos avisa de que nos esperan emociones fuertes en próximas entregas. Pero vayamos por orden y empecemos por el principio. El arranque ya nos avisa de que la trama va a girar en buena medida en torno a Thea, que acabó la segunda temporada harta de que todo el mundo a su alrededor le mintiera. Porque eso nos ha pasado a todos. Las mentiras piadosas muchas veces nos hacen más daño que las verdades punzantes. Así que en este episodio conoceremos qué ha sucedido en los meses que ha pasado junto a su padre verdadero, Malcolm Merlyn, alejada de Starling City y de todos sus conocidos. De esta forma, los flashbacks estarán dedicados a la menor de los Queen, haciéndonos partícipes de su duro entrenamiento. Tras los últimos acontecimientos, el objetivo de la joven es claro: que nada ni nadie le haga daño. Así que este será el deseo que le pida a su padre. Malcolm, fiel a su carácter, demostrará bien a las claras que es perfectamente capaz de separar el plano personal (el de padre) del profesional (el de sensei), así que sangre, sudor y lágrimas no van a faltar a la hora de convertir a Thea en una persona más dura; y capaz de manejarse bien con la espada y otras armas de combate cuerpo a cuerpo. No en vano una de las piedras angulares de la filosofía del gran Merlyn es: "Todo guerrero debe aprender una simple verdad: el dolor es inevitable, sufrir es opcional".
Por su parte, su hermano Oliver no se va a rendir a las primeras de cambio y, una vez localizada Thea gracias al habitual buen hacer de Felicity (qué gran personaje y qué buenos momentos de evasión le da a esta serie), volará raudo y veloz a su exilio en el (ficticio) país sudamericano Corto Maltese para intentar convencerla de que vuelva con él. La pérdida de Sara ha hecho mella en el rocoso corazoncito del arquero, y necesita un ancla en su vida ahora que casi todos sus seres queridos han desaparecido de su lado. Tanto él como Roy intentarán convencer a Thea para que vuelva a Starling, aunque al final sólo su hermano conseguirá ablandarla mediante el método más directo (y muchas veces el más difícil): la verdad. No la verdad sobre su doble vida, sino sobre el sacrificio final de su padre, como demostración de lo que éste era capaz de hacer por sus hijos.
Pero no sólo de cargas familiares vive Arrow. También necesitamos un poco de acción, así que tendremos a nuestro equipo apoyando a Diggle en una misión encubierta. Aprovechando el viaje, Lyla le pide a su esposo que localice en Corto Maltese a Mark Shaw, uno de los agentes de ARGUS a su cargo, que lleva un tiempo sin dar señales de vida. Evidentemente la cosa no será sencilla, y se verá atrapado en una compra-venta de secretos de la agencia, que incluye información sobre la identidad de los espías encubiertos junto con la de su entorno familiar. Estando la vida de su hija en peligro, Diggle no se andará con mucha diplomacia y, apoyado por Oliver y Roy, terminará por abortar la transacción y atrapar al traidor. Un poco "Equipo A", la verdad, pero con muertes de verdad. Hay que reconocerle a los guionistas que no se cortan a la hora de mostrarnos a un Oliver tan diestro con las armas de fuego como con el arco, ampliando facetas que no conocíamos (posiblemente fruto de su pasado bajo las órdenes de Amanda Waller). Hablando del demonio, Shaw le confiesa a Diggle que ha traicionado a la agencia con el único objetivo de poder escapar de la influencia de Waller, que acaba destrozando y corrompiendo todo agente a su cargo. Esto deja una duda en el aire: ¿El regreso de Lyla junto a su ex esposo tendrá algo que ver con las maquinaciones de Waller?
Por su parte, en Starling City Laurel sigue quemada por la muerte de su hermana y descarga su frustración intentando llevar su propia doble vida como justiciera. Aunque su primera misión acaba con la joven en el hospital tras recibir una paliza de órdago. Incapaz de confesarle a su padre la verdad sobre la muerte de Sara y tras la negativa de Oliver a entrenarla, acudirá a un antiguo boxeador cuyo nombre sonará mucho a los lectores de comics DC: Ted Grant, alias Wildcat, ex-boxeador y miembro fundador de la Sociedad de la Justicia de América. Sólo que aquí pasa a convertirse de un sesentón con mucho fuego en el cuerpo a un veinteañero que no duda en exhibir torso desnudo y sudoroso en cada una de sus escenas (hay que pagar peaje a la cadena, no lo olvidemos). Lo importante es que Laurel está empeñada en convertirse en la nueva Canario Negro, y Ted Grant puede ser un buen entrenador para conseguirlo. El capítulo también nos deja otros dos momentos con posibilidades. Por una parte, Ray Palmer parece ocultar intenciones que pueden no ser del todo bienintencionadas, y su interés en reclutar a Felicity muestra ser, al menos en parte, conseguir que la joven genio recupere los datos sobre los proyectos armamentísticos secretos de su predecesor en Industrias Queen. Por otra parte, un nuevo cliffhanger espectacular cerrará el capítulo, con la vuelta de Nyssa al Ghul pidiendo guerra al no tener noticias de su amada. Por lo pronto, parece que van a llover flechas sobre Starling City.
Cinéfago por puro placer y juntaletras ocasional. Defensor de las causas perdidas seriéfilas. Hincado de hinojos ante Hitchcock y Tarantino, entre otros muchos. Amante de la ciencia ficción, la aventura, Rick Remender, Jonathan Hickman, el helado de chocolate, Jessica Chastain y Eva Green (no necesariamente por ese orden).