SPIRIT OF THE GOAT
Sigue la linea ascendente de la serie, en esta ocasión fortaleciendo uno de los aspectos más maltratados hasta el momento: la parte puramente policial. El capítulo nos engancha desde el principio cuando asistimos a un caso ambientado en el pasado. Un primerizo detective Bullock cargado de pasión e idealismo y su veterano y quemado compañero Dix (interpretado por uno de esos veteranos secundarios de lujo como en Dan Hedaya) están a punto de atrapar a un asesino en serie que acaba brutalmente con los primogénitos de las familias acaudaladas de Gotham. No sólo eso, sino que abandona los cuerpos elaborando macabras escenografías. Ojo, esto no es True Detective, más que nada por el horrible nombre escogido para el asesino: El espíritu de la cabra... ¿De verdad no había otro apelativo más risible? ¿Dónde están los nombres poderosos, que te meten el miedo en el cuerpo? ¿El espíritu de la cabra? Pffff... En fin, dejando a un lado las sustancias que los guionistas consumen en horario laboral y pasando de puntillas sobre estos detalles, el inicio es magnético, viendo a un Bullock desconocido, cuando Gotham aún no había acabado con su espíritu, y la ambientación es tremendamente poderosa, casi terrorífica. Hasta nos hace dudar de si puede haber algo sobrenatural metido de por medio. Como resultado de la confrontación, Dix sale malherido y, aunque Bullock termina atrapando al asesino, pesará sobre su conciencia haber desobedecido la regla fundamental de su compañero: Nada de héroes. Muy buen arranque.
Volvemos al presente, y encontramos a Bullock frente a un nuevo caso de asesinato que le hará recordar aquellos tiempo. La víctima es la hija primogénita de una familia rica, y el cadáver ha sido abandonado nuevamente con una escenografía onerosa y malsana. Todo hace pensar que se trata de un imitador demente... hasta que empiezan a salir a la luz detalles que no se hicieron públicos y se repiten en el cadáver. De esta forma, parece que no se trata de la obra de un imitador, sino que el mismísimo Espíritu de la cabra (ejem) ha vuelto de la tumba para seguir sembrando el terror entre las clases altas de la sociedad. Una emotiva visita a un inválido Dix hará a Bullock recordar detalles del primer asesino y encontrar el hilo del que tirar para poder localizar al nuevo demente. Aquí comienza a tener más protagonismo Edward Nygma, que gracias a su mente organizada (de una forma un tanto especial) para los enigmas y la clasificación de información aportará una pista fundamental para localizar al sospechoso. Finalmente, Bullock y Gordon logran detenerlo, aunque ciertos detalles hacen sospechar al veterano de que ambos asesinos no han sido sino marionetas en manos de un titiritero, a quien conseguirá atrapar. Sobre este final, cabe destacar la pasión que tienen los guionistas con los "superabuelos". Vaya tela...
Mientras tanto, Gordon tiene sus propios problemas. Montoya y Allen siguen sospechando de él, y conseguirán encontrar un testigo que le vio disparando a Cobblepot en el muelle. Mal asunto, porque Montoya le tiene el (mal) ojo echado desde que sale con su ex, así que va a por él con el cuchillo entre los dientes. Tanto que acabará deteniéndolo por el asesinato del Pingüino. Evidentemente, Gordon no puede decir ni pío, ya que sigue estando en la agenda de los dos principales mafiosos de la ciudad con su nombre remarcado en rojo. Sin embargo, será el propio Cobblepot quien se presentará en la comisaría para exculpar a su "amigo" en un cliffhanger lleno de interrogantes. Pasando por alto cómo demonios se ha enterado de la detención, el declararse públicamente vivo deja a Gordon en una situación más que compleja. En primer lugar, ha mentido a su compañero. Pero, más grave aún, ha engañado ni más ni menos que a Falcone, lo que puede levantar las iras del mafioso. Y no es bueno tener al actual rey del hampa pidiendo tu cabeza.
Buen capítulo en general, gracias a un caso bien llevado y bien resuelto con una ambientación fabulosa y, sobre todo, a escarbar en el pasado de Bullock. No sólo eso, sino que presenta muy bien las motivaciones del personaje y cómo progresivamente ha perdido su ímpetu de juventud, estableciendo un paralelismo con el actual Gordon.
¿Será éste lo suficientemente fuerte como para soportar el peso de la podredumbre de Gotham y que no afecte a su integridad? Pero, sobre todo, nos presenta a un Bullock que pese a su desidia y desilusión sigue siendo una buena persona y un buen policía, aunque se esfuerce en ocultarlo.
Por Antonio Santos
Cinéfago por puro placer y juntaletras ocasional. Defensor de las causas perdidas seriéfilas. Hincado de hinojos ante Hitchcock y Tarantino, entre otros muchos. Amante de la ciencia ficción, la aventura, Rick Remender, Jonathan Hickman, el helado de chocolate, Jessica Chastain y Eva Green (no necesariamente por ese orden).