"UN MINUTO DE SILENCIO POR EL MAYORDOMO ASESINADO EN ACTO DE SERVICIO"
¿De qué va?
Gustave es el conserje del prestigioso Hotel Budapest. Tras conocer al joven Zero Moustafa y obtener un prestigioso cuadro por una dudosa herencia, serán perseguidos por la peligrosa familia de la fallecida y por la propia policía.
Reparto
Ralph Fiennes es Gustave
Tony Revolori es Zero Moustafa
Jeff Goldblum es Kovacks
Edward Norton es Henckels
Willem Dafoe es Jopling
Adrien Brody es Dmitri
Harvey Keitel es Ludwig
Dirección
Wes Anderson (Los Tenenbaums)
Impresiones
Como si de una pintura de Bronzino se tratara, los protagonistas roban el cuadro, pero antes colocan en su lugar una pintura de Rich Pellegrino que emula al mítico Egon Schiele. Una pintura de dos lesbianas que con tono de furia rompe el personaje de Adrien Brody contra una estatua. Ésta escena es en cierto modo una alegoría sobre lo que Wes Anderson suele hacer con su cine. A estas alturas, podemos decir que su filmografía se ha vuelto cada vez mas selecta, deslumbrando a un tipo de público en especial y lo mejor y más plausible es que no ha tratado de cambiar, intentando agradar a otros sectores en los que no encuentra afecto. No hay mas que hablar, el cine de Wes Anderson es exclusivamente para sus fans. Pero no nos confundamos, si alguien no ha visto una película de él, y ve una y acaba gustándoles, helo ahí, ya tenemos un fan. No hace falta beberse toda su filmografía para ser un experto en la materia porque tras una sola visual descubrimos que el director es un artista meticuloso que aprecia absolutamente cada detalle, aunque sea secundario.
Por ello y hablando de El gran hotel Budapest, encontramos un sinfín de detalles que no nos da lugar a deleitarnos en todos de no ser por un segundo visionado. Las obras de arte, el color, la diferencia entre pasado, presente y futuro, las brillantes actuaciones, la comedia y la forma en la que se narra la historia son todos los detalles que el director otorga para nuestro deleite. Para ello, la pareja protagonista formada por Ralph Fiennes y el joven desconocido Tony Revolori, es una bomba de relojería. Ya sabíamos de la calidad del primero pero verlo de semejante guisa en un rol tan disparatado, es de puro vértigo, sobretodo ejerciendo de conserje para todos y para todas, inclusive damas ricachonas de noventa años. Pero no hay que sorprenderse, el cine de Anderson es disparatado, lo son sus historias y lo son todos sus personajes, ya sean protagonistas, secundarios o cameos asegurados que forman parte del equipo imprescindible del autor. Nos referimos a nombres como Bill Murray, Owen Wilson, Jason Schwartzman y otros tantos que no pueden faltar en diversas apariciones estelares. Ese cúmulo explosivo forman un hilarante equipo para hacer función de historia coral. Pero no nos confundamos, ya que aunque El gran hotel Budapest tiene un compendio gigantesco, probablemente sea la cinta con menos historia coral de todas ya que se centra más en sus dos protagonistas, lo cual la hace aun mas especial.

Antes hablábamos del fenómeno fan y del gusto por todas las obras de Anderson, pero hay que recordar que su anterior trabajo, Moonrise Kingdom, que fue recibida por los suyos con aplausos, resultó ser para el sector mas crítico mucho mas floja que las anteriores. Con El gran hotel Budapest, vuelve a subir escalones y crea una cinta selecta, probablemente la más nostálgica de todas. Pero si hay un detalle a destacar (entre otros muchos) es la perfecta simetría de sus imágenes. No encontraremos ni un solo plano descuadrado. Todo está centrado en su justa medida, incluso en los momentos donde la cámara se mueve, véase la escena del portón de la cárcel o el ventanal del tren en dos ocasiones, por citar alguno solo.
Incluso es capaz de hacer homenaje a obras clásicas como comprobamos en la escena de la persecución en el museo, donde el director parece querer hacer un guiño al cine de Alfred Hitchcock, cerrando con la acidez y comedia que le hace peculiar. Y podría destacar aquí a Willem Dafoe haciendo de psicópata con esa cara que Dios le ha dado, pero no sería justo ya que todos están exquisitos. Y como no podría ser de otra forma, no puede existir a estas alturas una película de Wes Anderson sin la música del gran Alexandre Desplat. Como ya hiciera en sus anteriores trabajos, vuelve a componer una partitura de corte clásico pero totalmente personal, fiel a su estilo, para hacer uso de esos característicos y suaves timbres al igual que el director nos deleita en conjunto con el tono pastel de sus colores. Destaco sobretodo mi corte favorito, Mr.Moustafa donde el compositor hace de éste un tema principal y usa para ello la balalaica.

Poco mas puedo decir (o mucho), pero lo único que me queda es recomendar ésta película a todos aquellos que sean forofos de Anderson. Los que aun no se hayan desvirgado con el autor, probablemente sea un buen momento ya que El gran hotel Budapest es una joya en todas sus facetas y de seguro, una de las mejores cintas que se podrán ver en el 2014. Cine inteligente, audaz y ¡mucho mejor que Moonrise Kingdom!. Lo que yo diga sobra. Es el momento de disfrutar éste viaje que nos ofrece su autor, sobre todo si nos gusta el arte refinado, como una obra selecta y cuidada a diferencia de algo tosco y obsceno como bien nos mostraba Anderson en esa especie de metáfora con la que abríamos la reseña. Toda una delicatessen visual. Buen provecho. ★★★★★1/2
Por Dante Martín
Amante del séptimo arte y en especial de la ciencia ficción. Fan incondicional de Stanley Kubrick y Terrence Malick, pero con todo y con eso, soy capaz de disfrutar en colorines de cintas de dudosa reputación. Cantante en mis tiempos libres y apasionado del mundo del cómic. Eso si, siempre con una birra cerca.