"SIMIO NO MATA A SIMIO"
¿De qué va?
Han pasado diez años desde que César se refugiara en el bosque. Ahora, con la humanidad casi extinta, los simios viven en paz bajo su liderazgo, pero un nuevo encuentro con una colonia de humanos, comenzará a abrir viejas heridas y hará dudar sobre la confianza entre ambos bandos
Reparto
Jason Clarke es Malcolm
Gary Oldman es Dreyfus
Andy Serkis es César
Keri Russell es Ellie
Dirección
Matt Reeves (Monstruoso)
Impresiones
Despues de reiniciar la saga de
El Planeta de los Simios, o crear una especie de precuela con
El Origen del Planeta de los Simios, llega su secuela, la cual tiene muchos detalles que comentar si hablamos en referencia a la saga original.
Matt Reeves suple a
Rupert Wyatt con acierto y nos remonta a sucesos ocurridos diez años después, cuando la humanidad ha caído por la extensión del virus y solo quedan aquellos que resultan inmunes, por lo que quedan pocas colonias reducidas por el mundo. Tras éstos hechos, nos adentramos en la vida de los simios. Tan solo
el comienzo del film es fantástico cuando nos adentramos en el interior del bosque para observarlos cazar y luchar por la comida y es ahí cuando se nos presenta al líder, César y su familia. El rodaje es uno de los aspectos mas positivos de ésta cinta ya que en cada momento hay aspectos de una buena realización, no solo en el aspecto visual sino todos los tecnicismos relacionados con las cámaras, que se mueven casi al compás de sus movimientos y nos dejan algunas
perlas en pantalla inolvidables como el momento en el que Koba entra en el tanque y la cámara da vueltas mientras éste sigue su curso.

Si somos fans o al menos hemos visto la saga original, podríamos encontrar ciertos detalles, incongruencias e idas de olla por parte de los guionistas al llegar la tercera entrega. Recordemos que en esas entregas había explosiones nucleares, viajes en el tiempo, casi una especie de reinicio y también estaba César. En El Amanecer del Planeta de los Simios, han cogido algunos ingredientes de toda esa mezcla como la forma de hablar por señas (en las anteriores se debía a que era un mono de circo) y el comienzo de la conquista o revolución que se lleva a cabo en ésta historia. De ésta manera, podríamos situar ésta película como dentro de un universo paralelo pero casi obviando lo ocurrido a partir de la tercera película, por lo que ésto supondría un intento por arreglar la franquicia, dejando intocables las dos primeras entregas protagonizadas por Charlton Heston.
Fuera de éstos detalles, vamos al turrón. El Amanecer del Planeta de los Simios ha sido laureada por la crítica coronándola casi como el mejor blockbuster del 2014. Y hay muchos puntos positivos que facilitarian esa alabanza. Mientras que en la primera entrega había buenos medios, también hubo detalles que mezclaban efectos de ordenador perceptibles para el ojo humano. La gran duda era saber cómo solventarían ese problema en éste proyecto teniendo cabida en pantalla con todo un centenar de simios. El resultado es muy digno ya que han limado todos esos detalles y sus aspectos son muy realistas. Las escenas de acción están muy bien llevadas y los detalles de la saga original son curiosos, como el nombre de la pareja de César (que no se dice en la película) pero que podemos comprobar que se llama Cornelia. En la saga original, el padre de César era Cornelius. Todos estas curiosidades tienden a enriquecer al igual que algunos aspectos cuidados que unen la entrega de Wyatt, donde podemos observar como César, en su roca de líder, tiene el dibujo del ventanal de la casa donde se crió, dato que será importante en ésta entrega. Otro detalle que me gustaría destacar es el de la actitud de Koba cuando quiere "camelarse" a los dos guardias y juega con ellos para conseguir lo que quiere. ¡Muy bueno!

Sin embargo, a pesar de su buena mano, hay algunos contras que no la convierten en una obra maestra, aunque no por ello deje de ser una acertada cinta de entretenimiento muy bien hecha. Es larga y tiene altibajos, probablemente por su ritmo. El gran Gary Oldman parece estar de capa caída en la elección de sus últimos papeles. Aquí vuelve a estar desaprovechado y su última escena, a título personal, me resulta sorprendente, pero no en el buen aspecto, debido a su reacción. ¿Es que no piensa en los hombres que tiene a su lado? Pero lo mas "grave" es el hecho de no sorprender, con respecto a su antecesora, donde nos quedamos de piedra la primera vez que escuchamos hablar a César. En ésta, no solo no hay sorpresa sino que resulta en todo momento previsible, al contar la misma historia de siempre sobre la rivalidad entre bandos. César y Koba son los simios que sabemos que van a acabar mal desde el principio, casi desde el minuto uno. Sabemos de antemano el resultado y las consecuencias que causará ésto en su familia y en el bando opuesto, por lo que hay un nivel inferior de argumento en comparación a la anterior. Y por supuesto, está el "otro" detalle, el que vea la película debe saber que habrá monos por un tubo,casi más que en un documental. ¿Que tontería no? Pues no, porque no es la primera vez que escucho a gente quejarse del aburrimiento que les producen. En ésta, hay más monos que en ninguna otra, así que están avisados.

La banda sonora corre a cargo de Michael Giacchino. Como suele ser habitual, realiza con éxito una composición orquestal que quita el hipo. Brilla en los momentos mas "luminosos" cuando la música crece y se viene arriba como en The Great Ape Processional, por mencionar tan solo un corte. La curiosidad de la música está en el debut de su hijo pequeño, Griffith Giacchino, que debuta en la percusión a su tierna edad para cerrar la obra en la última escena de la película. El resultado general es muy bueno y nos hace olvidar la banda sonora que compuso Patrick Doyle para la primera entrega. ★★★★★
Por Dante Martín
Amante del séptimo arte y en especial de la ciencia ficción. Fan incondicional de Stanley Kubrick y Terrence Malick, pero con todo y con eso, soy capaz de disfrutar en colorines de cintas de dudosa reputación. Cantante en mis tiempos libres y apasionado del mundo del cómic. Eso si, siempre con una birra cerca.