RAGTAG
Capítulo centrado en el personaje que más ha crecido a lo largo de la serie, el agente Ward. Comenzamos con un flashback donde podemos ver cómo un joven Grant Ward es reclutado en un reformatorio por Garrett, que le da dos opciones: Ir con él y convertirse en agente de una organización secreta o acabar con sus huesos en la cárcel por haber quemado la casa familiar con su hermano dentro. Un angelito, vamos. El perfil que Garrett está buscando es este, jóvenes maleables con pocos escrúpulos. Antes de aceptar, Ward le lanza una pregunta: "¿Cómo puedo confiar en ti?". A lo que Garrett responde: "No puedes. Nunca confíes en nadie, y menos en mí", lo que nos dice mucho de la personalidad de este veterano (y traidor) agente. El entrenamiento será poco convencional. Tras liberar a Ward del reformatorio, lo lleva a una zona boscosa y aislada y lo abandona sin comida, resguardo ni equipamiento alguno. Salvo a su perro de caza, al que deja con él como único favor. A los dos meses regresará y, si sigue con vida, habrá demostrado ser digno de pertenecer a la agencia. Dos meses que se acabarán convirtiendo en seis, durante los que Ward ha logrado sobrevivir buscándose la vida. Proceso de selección espartano al cien por cien.
Ya en el presente, Coulson y su equipo empiezan a atar cabos y encuentran el nexo en común entre sus mayores dolores de cabeza: el proyecto Ciempiés, Deathlock, Garrett y Ward, la chica del vestido de flores, Quinn, el Clarividente... Cybertek. Todos están relacionados entre sí y el nexo es la empresa de Quinn, encargada del desarrollo del suero de Ciempiés y las mejoras cibernéticas de Deathlok. Lo que lleva también a una intuición sobre la información tan buscada sobre el suero GH-325: Lo necesitan para estabilizar a sus supersoldados y evitarles los destructivos efectos secundarios del suero Ciempiés. Skye revela también que la
"sorpresa" que les dejó en el disco no es sino un troyano, de forma que pueden localizar su procedencia. Pero tiene una limitación: Necesita conectarse físicamente a la red donde opera el disco.
De esta forma, Coulson y su equipo decidirán aprovechar la vinculación entre Hydra y Cybertek para infiltrarse en las oficinas de ésta última, conectarse a su red y localizar la ubicación de Garrett. La desventaja es que no cuentan con medios, aunque hallan una solución de lo más
vintage cuando Tripplet aporta los antiguos cachivaches de espionaje de su abuelo, ilustre miembro de los
Comandos Aulladores.
De esta forma, Coulson y May bien ataviados como
nerds utilizan la excusa de una "entrevista de trabajo" para colarse en Cybertek y acceder a su sistema de información, aunque encontrarán un imprevisto:
Toda la información está en papel en cientos de archivadores. Ya que no pueden pinchar la red informática, al menos consiguen escapar con un expediente del proyecto Deathlok, descubriendo que el primer ensayo del proyecto se hizo sobre el propio Garrett, que se convirtió el primer híbrido hombre-máquina. Sin embargo, los componentes tecnológicos están afectando cada vez más a su cuerpo humano, confesando a Raina que le quedan pocos meses de vida a no ser que sea capaz de sintetizar el suero GH-325. Esto hace que la decepción de la chica del vestido de flores crezca aún más, al comprender que los verdaderos objetivos de Garrett son salvar su propia vida, siendo el proyecto Ciempiés secundario. Esta decepción la lleva a revelarle sólo a Ward sus sospechas de que su amada Skye podría ser la chica de la que habla una leyenda según la cuál un pueblo entero fue devastado por proteger a una niña de unos monstruos... que eran sus propios padres. El misterio que rodea la procedencia de Skye va creciendo y puede ser una revelación de órdago.
Finalmente Fitz descubre indicios de que el
bus puede estar en Cuba, así que el equipo vuela hacia allí (en segunda clase, cosas de la falta de financiación) y se dividen en dos grupos. Por una parte, Fitz y Simmons van a buscar el
bus, pero no pueden evitar ser capturados por Ward.
Garett le ordena acabar con ellos, pero no antes de que Fitz puede desencadenar un pulso electromagnético que fríe los sistemas tecnológicos de la sala, incluyendo los propios componentes robóticos de Garrett, lo que le lleva a las puertas de la muerte. La única solución es que Raina le inocule la versión del suero GH-325 que ha logrado sintetizar. Mientras tanto, Ward se dispone a cumplir sus órdenes. Fitz sigue negándose a verlo como un enemigo y sigue empeñado en devolverle a la luz, pero Ward no cede ni un ápice. En un montaje paralelo con un flashback donde Garrett, como parte final de su entrenamiento, le ordena matar al perro que lo había acompañado todos esos años como lección de que el cariño significa debilidad, Ward duda ante la posibilidad de matar a sus antiguos compañeros. Sin embargo, mientras vemos cómo fue incapaz de acabar con el animal en el pasado, acaba lanzando el compartimento que encierra a Fitz y Simmons al mar. ¿De verdad quiere acabar con ellos, o se trata de algún modo de darles una oportunidad?
En paralelo, Coulson, Skye y Tripplet llegan a la barbería que encerraba la base secreta de Hydra, encontrándola desmantelada... o casi, porque de pronto se ven acorralados por lo que parecen unos supersoldados de Ciempiés y agentes enemigos con artefactos robados de La Nevera, entre ellos la vara asgardiana recuperada en uno de los primeros capítulos. Difícil situación. Aunque puede ponerse peor. Por una parte, Garrett revive gracias al suero de Raina, más fuerte que nunca, mientras Quinn tiene una reunión con altas esferas del ejército para ofrecerles sus propios supersoldados. Parece que el siguiente paso en el plan de Hydra es meter a sus tropas en el mismísimo ejército USA. ¡Nos espera un último capítulo de temporada cargado de emoción!
Por Antonio Santos