En este caso, un frenético y espectacular inicio nos pone rápidamente en antecedentes. Una escena que pronto nos sitúa en la nueva situación que experimenta la sociedad como reacción a dos hechos insólitos. Por una parte, los brutales sucesos de Sokovia (y sus ramificaciones) vistos en
Vengadores: La era de Ultrón que han creado un clima enrarecido con respecto a los seres con capacidades extraordinarias y, por otra, el final abierto que planteaba el último capítulo de la temporada anterior con la propagación del catalizador terrígena. De esta forma,
ambos sucesos se entrelazan para plantear la creciente aparición de nuevos Inhumanos al haberse activado sus genes latentes, y cómo esta escalada de seres superpoderosos (y además incapaces de comprender y controlar sus dones) se ve con suspicacia y temor por parte de una sociedad que ha dejado de idolatrarlos como semidioses para comenzar a temer aquello que no comprenden. Un punto de partida con muchas posibilidades que muy posiblemente acabará por transformar esta tensión latente en el germen de la venidera Civil War.

¿Pero qué ocurre en el arranque de este capítulo? Un ciudadano de a pie corre en busca de ayuda cuando comienza a experimentar la capacidad de fundir los metales próximos a él. Entre el pavor del público dos agencias luchan por controlar al nuevo metahumano antes de que ocurra un desastre. Por una lado, una unidad comandada por Skye de la nueva SHIELD unificada. Perdón, por Daisy Johnson, quien ya mantiene sus poderes bajo control y está al frente de este equipo de extracción dedicado a encontrar y rescatar a inhumanos recién salidos de su
crisálida. Por otro lado, un misterioso comando armado y que no repara en violentos métodos en pos del mismo fin.
De nuevo tenemos dos agencias enfrentadas. SHIELD quiere captar a los inhumanos recién nacidos para apartarlos de las calles fuera del clima de tensión generalizada y ayudarlos a comprender y controlar sus nuevos dones. Sus contrincantes tienen unos fines más misteriosos que se acabarán revelando en una genial escena en un tren entre los líderes de ambas agencias. Puro thriller de espionaje. Realmente se trata de una fuerza al servicio del Presidente, la ATCU:
Unidad Avanzada de Contención de Amenazas, que caza a inhumanos (
amenazas alienígenas) para estudiarlos como si se tratara de conejillos de indias. Van a saltar chispas.
Mientras tanto, en SHIELD el paso del tiempo ha hecho evolucionar a los personajes y situarlos en nuevas circunstancias vitales. Coulson se sigue adaptando a su nueva prótesis mecánica al más puro
"Skywalker style"; Skye ha adoptado su recuperada identidad como Daisy, aunque no ha conseguido añadir a Lincoln a sus agentes, ya que ha decidido pasar desapercibido y tener una vida normal tras sentirse utilizado por su antigua líder; Melinda May ha desaparecido tras su periodo de descanso; Hunter y Bobbi continúan su relación, aunque los sucesos con Ward han marcado su curso: ella sigue soportando una lenta recuperación física mientras explota su faceta científica en el laboratorio. Él, en cambio, se prepara para hacer pagar a Ward de una vez por todas por lo que les hizo.
Sin embargo, quien más ha cambiado es Fitz, atesorando hasta el final la esperanza de recuperar a su amada Simmons. Sus esfuerzos darán lugar a una divertida escena en la que se las arregla para recuperar un misterioso papiro relacionado con el monolito de las peligrosas manos de un comando terrorista islámico.
Sin duda es un personaje que nos va a dar muchas alegrías esta temporada. Su reacción final atacando desesperadamente al monolito kree, descargando su frustración al no ser capaz de rescatar a Simmons mientras llora amargamente pone los vellos de punta. ¿Y qué contenía el misterioso papiro? Una única y misteriosa palabra: MUERTE. Sin duda, será una de los hilos argumentales de la temporada.

Pero no se vayan todavía, aún hay más. En una visita de Daisy y Mack al hospital donde trabaja Lincoln para intentar convencerlo de que les ayude con los nuevos inhumanos que vayan recuperando serán testigos de una visita sorpresa.
Un ser azul, con pintas de puercoespín, mucha mala leche y aún más fuerza bruta asalta el hospital en busca del inhumano que detecta allí. El poder combinado de Lincoln y Daisy apenas será suficiente para hacerlo huir antes de que desate un caos mayor, lo que deja dos subargumentos en el aire. El primero, ratificar que el clímax sociopolítico de temor es máximo cuando los antiguos compañeros de Lincoln lo rehuyen pese a haberles salvado la vida. El segundo, ¿quién es ese misterioso ser y cuáles son sus propósitos? Pronto conoceremos a Lash... Para cerrar el capítulo, dos
cliffhanger de altura. El primero muestra un simulacro de la propagación del compuesto terrígena que acabó en el fondo del mar, y no es precisamente halagüeño. En cuestión de días se habrá extendido a nivel mundial. El segundo nos pone los dientes aún más largos, al mostrarnos a Simmons vivita, coleando, herida y huyendo de algo en un misterioso y desconocido planeta. ¿Tal vez se tratará del propio Hala, el mundo nativo de los Kree? ¡Se admiten apuestas!
En resumen, un gran inicio que continua el camino emprendido en la segunda temporada y demostrando que los errores han quedado en el pasado.
Al ritmo imparable, las tramas interesantes y bien desarrolladas y la conexión con el universo cinemático preparando poco a poco la explosión de la Civil war se une una mejora en los efectos especiales considerable (nada que ver los efectos y maquillajes de saldo de las pasadas temporadas) y la presencia de buenos actores como esa
malísima Constance Zimmer (a quien hemos podido disfrutar en
House of Cards o
Entourage) que va a depararnos grandes duelos en la cumbre con Coulson. ¿Menos es más? ¡De eso nada, más es más!
Por Antonio Santos