"ESO NO ES BRILLANTE NI TIENE FORMA DE DINOSAURIO... ¡QUIETOS, ES BRÓCOLI!"
¿De qué va?
Nuestro cerebro actúa sobre nosotros mediante emociones. ¿Qué pasaría si algunas de ellas como la felicidad y la tristeza dejaran de funcionar? Esa es la premisa de la última pieza de Pixar donde de forma animada, nos hacen ver desde la infancia como conjugan cada una de ellas para hacernos reaccionar.
Reparto de voces originales
Amy Poehler es Alegría
Phyllis Smith es Tristeza
Bing Bong es Richard Kind
Pete Docter (Up)
Ronaldo del Carmen
Impresiones
Hubo un periodo dentro de la historia del séptimo arte en que Pixar era sinónimo de magnificencia cinematográfica extrema. No pasaba un solo año, salvo algún desvío automovilístico infantiloide perdonable, en que el estudio no regalase una pequeña obra maestra que conseguía conciliar algo tan complicado como son las exigencias de los más pequeños con las de los adultos, sin que unos ni otros sintiesen que les tratasen como idiotas. Pero después de la que fue su última gran obra,
Toy Story 3, la responsable de proezas como
Up o
Wall-E entró en serio declive, tirando de secuelas y precuelas que nadie había demandado.
Veinte años después de abrir todo un nuevo campo dentro del género con Woody, Buzz y compañía,
Pixar recupera la gloria perdida por culpa de sus últimas propuestas, y vuelve a encandilar a dos generaciones de manera simultánea
. Del revés (Inside Out) apela al niño que los mayores llevamos dentro, nos devuelve a aquellos juguetes con vida con los que comenzara su andadura en la gran pantalla. Y por supuesto, es una película pensada para que los reyes de la casa se lo pasen bien gracias a su dinamismo, su ritmo y unos personajes y situaciones entrañables aunque quizá algo infantilizados –su único pero- con el objetivo de activar los mecanismos del merchandising.
Pero lo más valioso de ella, además de la excelente factura técnica y artística que presenta y la mágica y evocadora banda sonora de
Michael Giacchino, está en el fascinante y original viaje abstracto al fondo de la mente que presenta.
Del revés toca las teclas necesarias para despertar las emociones del espectador, y a éste le es imposible no identificarse con lo que ve en pantalla. El guión escrito por, entre otros,
Pete Docter y
Ronaldo del Carmen, también directores del film, supone todo un torrente de ingenio y grandes ideas que materializa las partes de nuestro subconsciente, del pensamiento abstracto, de los recuerdos reprimidos, los sueños –brillante la idea de esa fábrica de sueños a lo Hollywood- y la imaginación, haciéndolos visibles y sensibles para el gran público. Y además
lanza un mensaje crucial para los padres: en la vida de nuestros hijos, y en las nuestras, es tan importante la alegría como la tristeza, y no se debe privar a nadie de ninguna de las dos.
Estamos posiblemente ante
la cinta más emotiva y emocional de Pixar. No la mejor, pero sí la de las que mejor ha sabido bucear en nuestro corazón, removerlo y sacar el lado más humano de los que la ven. En ese sentido, es de sus trabajos más maduros hasta la fecha, sin sacrificar por ello su condición de producto familiar. Y sobre todo,
devuelve a la factoría de John Lasseter a la primera línea de la animación. De la que jamás debió salirse. Y si lo hace, que sea para en unos años regalarnos joyas como esta.
★★★★★
Por Gerardo Medina
"ES TAN GRACIOSO COMO AQUELLA PELÍCULA DONDE EL PERRO MORÍA"
Impresiones
"Arcoiris de emociones" "La mayor obra maestra de Pixar" "Pixar vuelve a sus orígenes" "Pixar se mete en nuestros cerebros" Y un largo etcétera de comentarios similares son los que llevan saliendo a la luz desde el estreno de
Inside Out, la última obra de la casa hermana de Disney que promete un resurgir tras un estancamiento a base de secuelas y productos de baja categoría, siendo Disney la que le ha echado el guante con facilidad, mermando la calidad del estudio que nos trajo joyas como
Buscando a Nemo, Ratatouille o la magistral
Wall-E. El director
Pete Docter -en segundo termino se menciona a
Ronaldo del Carmen, aunque es
Docter quien se lleva los elogios- realiza
una cinta que ha encantado a la gran mayoría de la crítica y con la que se supone el regreso de la casa que había sido hundida, pero cual fénix, resurge sus propias cenizas.
Seamos claros, tanta secuela no había hecho ningún bien a la compañía y por tanto, un nuevo proyecto original llamaba la atención a todo el mundo, de ahí que las esperanzas estuviesen en alza. Personalmente, llevo desencantado con Pixar algunos años, tanto que incluso algunos de sus trabajos más aclamados sigo sin encontrarles la perfección que tantos citan. Me refiero por supuesto a Up, del mismo director, una cinta absolutamente sobrevalorada cuyos primeros quince minutos son magistrales, intensos, emocionantes y adultos, pero que el resto se torna en un miserable acto infantil para el disfrute de los más pequeños de la casa, dejando fuera a los adultos, siendo Pixar un sello que ha triunfado precisamente por emocionar tanto a grandes como pequeños. A partir de ahí, el nivel fue bajando drásticamente y la casa de las ideas se quedó totalmente estancada.
Inside Out, por contra, contiene unos ingredientes ideales para conectar rápidamente con la audiencia, resultando hasta cierto punto original. Aunque ha tenido su polémica con respecto a cierto cortometraje nacido un año antes, no cabe duda que la idea sobre el interior del cerebro ha estado explotada por infinidad de películas, series e incluso trabajos animados de la propia Disney en plena época de propaganda electoral para la guerra. Por tanto, tachar de plagio es totalmente inútil, aunque tampoco sea lo infinitamente original como se propone.
En ella observamos a cinco emociones de nuestro cerebro que conjugan para ir guardando recuerdos en nuestra mente y desechar lo que no queremos, siendo un símil animado para los más pequeños pero con cierto tono adulto que tratan de engatusarle. Sin embargo, la magia de Inside Out tarda en llegar. Si mencioné que Up gozaba de unos magistrales quince minutos iniciales para dejar el resto al infantilismo, aquí sucede algo similar, ya que la película, aun teniendo su acierto, no encuentra su ritmo, no engancha y ni siquiera causa la mayor gracia. De hecho, en su visionado en la gran pantalla, ni los pequeños ni los adultos se reían, lo cual es un problema ya que si estamos ante un producto animado que pretende ser un divertimento, acaba por no encontrar una identidad propia. Pero ojo, no por ello es un mal producto ya que la cinta está plagada de alegorías, simbolismos y ciertos aspectos bien llevados que demuestran la filosofía adulta. Pero volvemos al problema, si ésto no está tratado con sutileza, sin ritmo y sobre todo, sin gracia, de poco nos sirve ésta enseñanza. Y volvemos al segundo problema, la cinta entra en el sopor absoluto -repito, ni siquiera los niños de la sala estaban entretenidos- y únicamente se levanta en sus veinte últimos minutos finales -igual que Up pero a la inversa- justo a partir de los instantes finales del elefante imaginario Bing Bong y su consecución de hechos, realizados únicamente para tocar la fibra sensible al personal y hacerlo llorar como una magdalena. Es decir, un pretexto de aguante de una hora para conmovernos en sus instantes finales. Una mala jugada que sin embargo ha servido para la mayoría del público. Para mi no. Aunque sea un llorón confeso y haya soltado una lagrimita, he de valorar el producto en conjunto, y éste no funciona, no arranca y desde luego, no se graba en nuestras retinas, pasará al olvido rápidamente.
Al menos nos acompaña una acertada banda sonora por parte del cada vez más imprescindible Michael Giacchino. Sin embargo, y volviendo a la película, dentro de su "elegancia" hay frases tan ridículas y abrumadoras como la que abre mi crítica: "Es tan gracioso como aquella película donde el perro moría". ¿Acaso hay alguna película divertida donde un perro muere?, yo no me he reído con ninguna, de hecho son con las que más lagrimones se me escapan, así que, amigos, tenemos un problema con el guionista, o bien con la historia, que es del propio Docter. En resumidas, Inside Out, es una película que por supuesto no es mala, se deja ver, aunque no engancha, no está al nivel de las grandes joyas de Pixar y tan solo un peldaño por encima de Up, lo cual no dice mucho a su favor. Sí, estamos ante una película totalmente sobrevalorada que no hace más que recordarnos lo felices que éramos con joyas educativas como fue Érase una vez la vida. ★★★★★
Amante del séptimo arte y en especial de la ciencia ficción. Fan incondicional de Stanley Kubrick y Terrence Malick, pero con todo y con eso, soy capaz de disfrutar en colorines de cintas de dudosa reputación. Cantante en mis tiempos libres y apasionado del mundo del cómic. Eso si, siempre con una birra cerca.