Tras un parón preinvernal, retomamos las reseñas de esta serie que se acerca a su recta final. En esta ocasión con un episodio que, como viene siendo habitual, apuesta por la trama episódica aunque esboza una serie de cuestiones con más enjundia que podrían dar lugar a interesantes desarrollos futuros si las dejaran prosperar (cosa harto improbable dado que nos quedan sólo dos capítulos). En todo caso, el asunto a investigar en este capítulo también nos proporciona buenos momentos, así que nos encontramos ante una episodio muy disfrutable.
En el aniversario de un desafortunado accidente en el que un adolescente acabó muerto por el sistema de seguridad de una mansión, las amenazas contra los propietarios (que salieron indemnes tras el juicio) se intensifican. Hasta que la IA que controla este sistema de seguridad de pronto empieza a comportarse de forma extraña, acabando con sus dos
"amos" con total frialdad. Alguien parece haber hackeado el sistema obligando a la IA a ejecutar al matrimonio, así que Kennex y Dorian deberán investigar este hecho antes de que se produzcan más muertes.
Los principales sospechosos: un grupo de hackers antisistema que han planeado dejar la ciudad sin luz en el aniversario de la muerte del chico y que culpan a Synturion, la empresa creadora del sistema de seguridad, por dejar una tecnología potencialmente peligrosa en manos de cualquiera que pueda pagarla. De esta forma, el objetivo del departamento de policía será atrapar a Disruptor, el líder de los cyberterroristas, para determinar su implicación en los asesinatos.
En la caza de Disruptor jugará un papel fundamental Rudy, quien como antiguo hacker conoce el mundillo en el que se mueven sus antiguos
colegas.
Las opciones de atrapar al terrorista pasan por infiltrarse en una fiesta pirata de hackers aprovechando la antigua fama de Rudy, labor que recaerá en Kennex y Stahl en una escena de lo más divertida, en la que ambos policías intentan pasar desapercibidos entre los hackers con unos looks imposibles sin mucho éxito... aunque gracias a las artes femeninas de Stahl lograrán encontrar a Disruptor. Una gozada ver cómo el sentido del humor de esta serie sigue inalterable y no hace sino enriquecer su atmósfera. Sin embargo, Disruptor demostrará su inocencia, aunque abrirá otra puerta al departamento.
Un clavo saca a otro clavo, y un hacker saca a otro hacker, así que la policía contará con un nuevo aliado par detener al asesino antes de que éste lleve a cabo sus planes continuando su labor homicida en las oficinas de Synturion. Todo desembocará en una batalla en dos planos: Kennex y Dorian intentando detener a la nueva versión del sistema de seguridad de Synturion, esta vez con presencia física en forma de robots implacables, mientras Disruptor trata de detener en en ciberespacio al hacker malvado, que finalmente se revelará como una amiga del adolescente fallecido que está acabando con todos aquellos a quienes culpa de su muerte. Un desenlace muy emocionante con varios frentes de batalla que pone la guinda a un episodio divertido y de ritmo frenético y con un final de lo más emotivo.
Aunque lo mejor del episodio es una subtrama relacionada con Dorian. Al comienzo del capítulo vemos cómo Rudy aprovecha los momentos de
"sueño" de Dorian para navegar en sus bancos de memoria. Está localizando y filtrando unas imágenes del
cerebro del DRN en las que se ve a un niño intubado jugando con un juguete, imagen que se repite una y otra vez. Esto no sentará nada bien a Dorian, que lo ve como un atentado a su intimidad. Aunque Rudy le quita importancia y lo enmascara como un mantenimiento habitual, su cara de preocupación nos avisa de que algo raro pasa. Al final, le confiesa la verdad a Kennex:
Se trata de archivos sombra que ha logrado extraerle a Dorian de las partes más profundas de su núcleo de memoria y que no son datos grabados, sino recuerdos orgánicos que alguien ha infiltrado en el androide por algún oscuro motivo. Una subtrama con muchas posibilidades que pone en peligro a Dorian, aunque no sabemos si le dará tiempo a desarrollarse, como por desgracia le ha pasado al resto de subtramas a largo plazo de la serie. Una pena.
Por Antonio Santos