GUEST
Otro capítulo centrado en un personaje, en este caso en uno de los más enigmáticos hasta el momento, y de los que se intuía que más juego podían dar: Nora Durst, la misteriosa mujer superada por las difíciles circunstancias de haber perdido a toda su familia en el Evento. En un prólogo fabuloso, descubrimos como toda su vida se ha vuelto del revés cuando decide contratar los servicios de una meretriz a partir de un anuncio clasificado que indica que "todo está permitido". Sólo que el servicio por el que pretende pagar no es otro que recibir un disparo. Bien equipada con un chaleco antibalas, pero aún así demostrando de forma brutal la culpa del superviviente que la asola y marca por completo su vida. Porque además sigue manteniendo su rutina: Comprar leche para toda la familia, los cereales de sus hijos desaparecidos... para tirar todo a la basura cuando caduca. Un comienzo durísimo que ya nos pone en la piel de alguien tan desesperado. Tanto que acecha a la mujer con la su marido la engañaba con una pistola en el bolso; y aunque oficializa el divorcio, se niega a cambiar su nombre de casada. Al menos, en el juzgado coincide con Kevin, y vuelve a evidenciarse que saltan chispas entre este par de "divorciados forzosos".
Un viaje a una convención en Nueva York, como miembro del Department of Sudden Departure (la agencia gubernamental que gestiona las desapariciones y las indemnizaciones a sus familias) le hará salir de la rutina, aunque para nada será plácido, ya que nada más llegar descubre que alguien ha usurpado su identidad, lo que le creará más de un problema, incluida la expulsión del hotel... y alguna alegría, como una noche loca plagada de alcohol, anfetaminas y sexo... simulado.

Tras poner las cosas en su sitio, tendrá un encontronazo con uno de los escritores de moda, otra persona que ha perdido a toda su familia y autor de un libro donde enseña a vivir con el dolor por la pérdida. Tal es la rabia y la frustración de Nora al sentir que es imposible estar en paz consigo mismo en esas circunstancias que le recrimina duramente y lo tacha como fraude a voz en grito. Un misterioso sujeto le dice que tiene razón, y la invita a acompañarlo si quiere descubrir el secreto del escritor, en la mejor escena del episodio, cargada de tensión y temor a lo desconocido. Un apartamento desolado, oscuro y claustrofóbico y una cortina mugrienta encierran las respuestas... previo pago de 1000 dólares. Lo cual no está nada mal teniendo en cuenta el desembolso de 3000 machacantes cada vez que quiere que le disparen. El momento dramático conduce a la revelación del capítulo: Quien está tras la cortina no es otro que Wayne, que propone a Nora librarla del peso que carga en su alma. Al ver la culpa que soporta, sólo tiene una pregunta: "¿De verdad quieres vivir así?". Un abrazo de Wayne liberará de su ira y su pesar a una Nora desecha en lágrimas, cosa que comprobamos cuando acepta una cita de Kevin, deja de vigilar a la amante de su marido y, además, por primera vez evita falsear los interminables formularios que rellena, dejando de engañarse a sí misma y aceptando el comienzo de una nueva vida. Ahora bien, ¿será cierto que Wayne tiene el poder de "comerse" los males ajenos, o se trata sólo del efecto psicológico fruto de un poder de convicción desmesurado?
Un buen episodio donde se profundiza en uno de los personajes más atractivos de la serie y, en general, se siguen dando detalles del entorno social creado por las desapariciones, con la proliferación de sectas y creencias a cada cual más extraña, la burocracia inútil y sin sentido alrededor de las desapariciones, las voces proféticas que también empiezan a proliferar, el clima de desasosiego y las nuevas oportunidades de negocio generadas, como ese tratante de "dobles" personalizados para que las familias puedan enterrar y llorar a sus desaparecidos. Estos aspectos y este desarrollo fortalece el hecho de que el atractivo de la serie radica en no centrarse en buscar explicaciones, sino en seguir observando las implicaciones del evento y el microcosmos de esta nueva sociedad. Si sigue por este camino, que cuenten conmigo como compañero de viaje.
Cinéfago por puro placer y juntaletras ocasional. Defensor de las causas perdidas seriéfilas. Hincado de hinojos ante Hitchcock y Tarantino, entre otros muchos. Amante de la ciencia ficción, la aventura, Rick Remender, Jonathan Hickman, el helado de chocolate, Jessica Chastain y Eva Green (no necesariamente por ese orden).