"ERA EL CHICO MAS GUAPO QUE HABÍA VISTO EN MI VIDA. SE PARECÍA A JAMES DEAN"
¿De qué va?
Kit es un joven inquieto que acaba relacionado con Holly, una niña diez años menor que él. Aunque el padre de ella se opone, Kit estará dispuesto a hacer lo que fuera con tal de estar a su lado, aunque eso suponga convertirse en un fuera de la ley y un asesino en potencia
Reparto
Martin Sheen es Kit
Sissy Spacek es Holly
Warren Oates es el Padre
Dirección
Terrence Malick (El árbol de la vida)
Impresiones
"La vi de pie en el césped, haciendo girar su bastón.
Fuimos a dar una vuelta en coche
y diez personas inocentes murieron.
Desde la ciudad de Lincoln, Nebraska
con un 410 de cañón recortado en mis rodillas.
A través de las tierras yermas de Wyoming
maté a todo el que se interpuso en mi camino"
Así comienza Nebraska, la canción que compuso Bruce Springsteen tras sentirse emocionado con la historia ofrecida por Terrence Malick en Badlands. Independientemente del título, que es otra canción de The Boss, la inspiración es total en Nebraska, con la que vislumbramos en sus palabras la personalidad de Kit, un joven que se convierte en un ser despreciable y despiadado menos para su chica, a la que ama por encima de todo. Badlands supone la ópera prima de Terrence Malick, director que forjó un estilo a raíz de ésta cinta, que sin ser una obra maestra, ya se apreciaba su fuerte calidad visual y sus continuos mensajes arraigados a la naturaleza. Éste sería el punto de partida para emplear a fondo su maestría en obras como El nuevo Mundo, La delgada línea roja o en su obra maestra, El árbol de la vida.

Malas tierras nos trae a un joven Martin Sheen y a una dulce, misteriosa y aún desconocida Sissy Spacek, quien ejerce de narradora en la historia y se expresa con acierto al contarnos sus desventuras como una niña de la edad que interpreta. El desarrollo de la obra, que transcurre en la América de los años cincuenta es casi un retrato fiel a las pinturas de Andrew Wyeth, donde los campos llanos se extienden hasta hacer fusión con los amaneceres o los atardeceres. De ahí que en la obra haya momentos de silencio y quietud, donde no hace falta diálogo porque las imágenes hablan por si solas. Lo comprobamos en la escena del incendio de la casa de Holly cuyas escenas se vuelven hermosas al fijarnos en el movimiento del fuego, bajo una calidad de imagen que asombra y que acaba por revelarse como imprescindible. Los pasajes por carretera, la casa solitaria en mitad del campo, el baile en plena noche con los focos del coche al son de Nat King Cole, solo esos momentos parecen hablar más con sus silencio que el resto, de ahí la magnificencia de Terrence Malick.
Y repetimos, no es una obra maestra, entre otras cosas porque el final de la obra se presenta previsible, pero lo que hay en su interior, esa hermosa fusión de imágenes, se mezcla con la personalidad de Kit. Él será quien lleve el mayor peso de la obra. Martin Sheen está espléndido, ejerciendo de chulito con pintas de James Dean, capaz de mirarse en el espejo del coche en mitad de una persecución. Un hombre que según Holly "era la persona más aficionada a apretar el gatillo que conocía". Y es que éste personaje está directamente inspirado en la vida de Charles R. Starkweather, un adolescente asesino en serie que iba matando por donde iba junto a su novia camino de Nebraska a Wyoming. Puede ser que Bruce Springsteen conociera su historia y su condena antes que Malick se inspirara en ella, pero independientemente de ésto, la linea que los une es total. En ambas, el personaje de Kit mostraba una insensibilidad pasmosa, siendo capaz de disparar a sangre fría ya sea de frente, de espaldas o al encerrar a una pareja en un sótano. La canción de Springsteen continua así:

"No puedo decir que lamente todo lo que hice, señor
Por lo menos, durante un rato
ella y yo nos divertimos un poco.
El veredicto del jurado fue culpable
y el juez me sentenció a muerte.
Medianoche en el patio de una prisión
con correas de cuero cruzándome el pecho"
Como suele pasar en las obras de
Malick, l
a música es muy importante y el clasicismo que rodea a sus trabajos es espectacular. Si nos deleitaba con una innumerable cantidad de piezas que rozaban el barroco y el romanticismo en
The Tree of Life, en su primera obra usa al compositor a
George Tipton, quien hiciera los arreglos del mítico tema
Everybody´s Talkin. Éste hace uso de algunas de las obras mas puntuales de
Carl Orff y las hace suyas, como el
Gassenhauer con una versión especial para la película que se convirtió a raíz de
Badlands en todo un éxito usado en innumerables trabajos y que tuvo varias re-versiones.
Mi impresión general de la obra es muy buena. Estamos ante una cinta de comienzos de los setenta que le abriría las puertas a uno de los directores con más portento, de esos que dejan huella y que daría mucho de qué hablar (y lo sigue haciendo). Un hombre capaz de estar veinte años sin dirigir y tomar las riendas para enlazar tres o cuatro proyectos a la vez, dejando siempre su marca y sello, fuera de que se le critique por todo, ya que unos lo tildan de efectista, otros de maestro. Lo que está claro, es que no deja a nadie indiferente, y aquellos que no conozcan bien su origen, tienen la oportunidad de comprender que ese estilo que disfrutamos hoy tuvo un comienzo, visto desde su primera película, Malas Tierras, la cual os recomendamos simplemente por ver su calidad tras la cámara, donde la fotografía brilla en todo momento de forma impecable. Por esa razón, fueron tres los encargados de dar vida a las imágenes en la categoría de fotografía en Badlands, lo cual no es moco de pavo.

"Me declararon indigno de vivir.
Dijeron que mi alma debía ser arrojada a ese gran vacío.
Quisieron saber por qué hice lo que hice.
Bueno, señor, supongo que hay algo de maldad en este mundo."
Sí amigos, no es la mejor película de Terrence Malick, pero antes de juzgar a nadie (con o sin razón) por lo que hoy hace, tendríamos que remontarnos a su origen y éste es un buen momento para hacerlo, tal y como cerraba su canción el mismísimo Bruce Springsteen. ★★★★★
Por Dante Martín
Amante del séptimo arte y en especial de la ciencia ficción. Fan incondicional de Stanley Kubrick y Terrence Malick, pero con todo y con eso, soy capaz de disfrutar en colorines de cintas de dudosa reputación. Cantante en mis tiempos libres y apasionado del mundo del cómic. Eso si, siempre con una birra cerca.