Showrunner: Andrew Kreisberg
Cadena: CW
Nº Capítulos: 23
Los superhéroes están de dulce, no cabe ninguna duda. La revalorización del superhéroe como trasunto del héroe clásico y anclada en la realidad propuesta por Christopher Nolan con su Batman, así como la plasmación por parte de Marvel de una maquinaria de hacer dólares a base de buscar el espectáculo y el entretenimiento por encima de todo (culminando con la apoteosis del género que fue Los Vengadores) han permitido que, oficialmente, se abra un nuevo subgénero (oficioso) cinematográfico. Cuando miramos la cartelera, el común de los mortales ya no dice que estrenan "una de acción" sino "una de superhéroes". Aunque no todos, también hay gloriosas excepciones como, por ejemplo, Boyero o Trueba, que las engloban junto con otro 80% de la cinematografía mundial en la categoría de Anatema o Herejía.
La aparición de este nuevo subgénero ha dado lugar a diversos efectos secundarios. Uno de ellos ha sido la puesta de largo de los ya conocidos "remakes", que han entrado en una fase de madurez mutando en diferentes versiones como el "reboot", el "re-reboot", el "remake del reboot", y así hasta mañana. Pero eso es otra historia. El efecto secundario más pertinente para el tema que nos ocupa es que las dos grandes editoriales de comics americanas, Marvel y DC, han visto como la pantalla grande les ofrece un recorrido muy corto para poder abarcar un panteón de personajes con un sinfín de posibilidades. Con los primeros espadas se la pueden jugar, pero apostar cientos de millones de dólares a una película de un personaje más secundario o minoritario es un riesgo difícil de asumir. Hasta que a alguien se le encendió la bombilla: ¿Por qué no aprovechar un medio que también está de dulce como es la Televisión como trampolín de salida? Si funciona será un filón y permitirá meter progresivamente y dar a conocer nuevos personajes que, si tienen el beneplácito de la audiencia, pueden saltar al cine; y si no, se cancela y se intenta con otra. De esta forma tuvo lugar el nacimiento catódico del personaje que nos ocupa: Arrow.
A priori, la apuesta de DC puede ser arriesgada: Un personaje conocido pero cuyos cómics forran pocas carpetas. Una apuesta por huir de la fantasía más desaforada y darle a la serie una pátina realista y oscura siguiendo la línea de estilo inaugurada por el Batman de Nolan y continuada por ese Hombre de acero hosco y sombrío. Y la apuesta por la emisión en una cadena (CW) conocida por producir series "flesh and unblood" (protagonistas de buen ver y/o acción chusca) orientadas en su mayoría a un sector específico del público adolescente con poca propensión por el esfuerzo neuronal. Con estos mimbres, ¿qué tal ha salido el cesto? Sorprendentemente, bastante bien.

Argumentalmente, la serie bebe del personaje de DC Comics Green Arrow, y es todo un acierto basarse en la historia Green Arrow año uno, una brillante miniserie donde se refresca el origen del personaje y se adapta a la nueva era. De esta forma, nos encontramos con un protagonista (Oliver Queen) que es un auténtico niño rico de manual, playboy, pagado de sí mismo, pretencioso y viva la virgen, más preocupado por dónde se celebra la próxima fiesta que por hacerse cargo de la empresa familiar. El naufragio en alta mar del barco donde navega junto con su padre y la hermana de su novia (efectivamente, cuernos familiares de por medio) provocará que sea dado por muerto. Sin embargo, cinco años después es rescatado con vida de una isla, con la consiguiente alegría y conmoción de su círculo más cercano. Poco a poco descubrimos que el niño mimado ha cambiado mucho tras su estancia en la isla. Se ha convertido en alguien más reservado y ha dejado atrás su pasado de playboy. Además, la isla lo ha endurecido afilando su instinto de supervivencia, potenciando sus reflejos, resistencia y forma física y convirtiéndolo en alguien moralmente más ambiguo. Aunque de cara a la galería sigue actuando como el mismo de siempre, ha prometido a su padre, en su lecho de muerte, luchar contra los poderosos y corruptos que operan impunemente en su ciudad, Starling City. De esta forma, Oliver inicia una cruzada personal contra la corrupción y la maldad de su ciudad armado únicamente con las armas de las que le ha dotado la isla: Un arco, una capucha verde y su propia fuerza y determinación, además de una cantidad ingente de dinero y una empresa dedicada a la industria tecnológica que le permite desarrollar artilugios de lo más avanzados para potenciar sus flechas no sólo para herir, sino para contener explosivos o dispositivos de seguimiento.
De una forma muy natural, se nos da a entender que la estancia en la isla tuvo que ser un infierno, no sólo por las heridas físicas que presenta Oliver, sino sobre todo por heridas más profundas que le hacen desconfiar prácticamente de todos, intuyendo que guarda numerosos secretos y misterios. Por ejemplo, desde el principio vemos que no le duelen prendas en matar a los "malos" a sangre fría para mantener oculta su identidad secreta. A medida que la temporada avanza, veremos también la evolución del personaje. Pronto se dará cuenta de que no puede actuar como un lobo solitario. Ya no está en una isla, sino en una ciudad llena de corruptelas políticas y empresariales, así que poco a poco, y muy a su pesar, se verá obligado a aceptar colaboradores en su cruzada: Diggle, su guardaespaldas personal, que se unirá a él para perseguir al asesino de su hermano y Felicity, una genio de la informática que conformará la pieza tecnológica del equipo (y que aporta un poco de humor que aligera un poco las oscuridad de tramas y ambientes).

Además de la visible evolución de los personajes en un hilo argumental que se nota que está muy bien estudiado y diseñado, otro de los puntos fuertes de la serie es la forma de estructurar los capítulos. El pasado en la isla se presenta como un gran misterio que se va desvelando poco a poco en forma de flashbacks y enriqueciendo la historia (para que luego digan que Perdidos no ha dejado huella). De esta forma, en cada capítulo se nos muestran fragmentos de los peligros que guarda la isla, quién ayudó a Oliver y lo entrenó para sobrevivir y cómo fue adquiriendo sus habilidades. Poco a poco, estos flashbacks van añadiendo información que enriquece la trama de la línea temporal actual. Mientras tanto, en el presente vemos como la cruzada contra el crimen se desarrolla hasta destapar una conspiración por parte de un grupo de grandes prebostes de la ciudad (entre los que se encuentra la propia madre de Oliver) que planean arrasar un gran barrio marginal y peligroso convirtiéndolo en cenizas sobre las que construir una nueva ciudad más limpia y sin lacras como drogas, criminalidad y pobreza. Casi nada. Finalmente, el equipo Arrow, ayudado por el inspector Lance (padre de su ex-novia) conseguirá acabar con la conspiración, pero no podrá evitar que parte del barrio acabe destruida, causando la muerte de muchos ciudadanos y, entre ellos, el mejor amigo de Oliver, que se había alejado de él al descubrir su identidad secreta y no poder soportar que se haya convertido en un asesino. Un gran final de temporada, cargado de épica y dramatismo y dejando las cosas en un muy buen punto de partida para la segunda temporada.
Otro punto a favor es que la serie está muy integrada con el universo de los cómics, introduciendo diferentes personajes y referencias conocidas para quienes sigan la serie en papel, como los malvados Deadshot, Tigre de Bronce, Conde Vértigo, China White o Slade Wilson (precursor del gran villano Deathstroke), o las heroínas ambiguas Cazadora y Canario Negro. Por no hablar de la presentación de la gran Amanda Waller, que sugiere un futuro lleno de posibilidades para la serie. Los fans de los cómics lo pasarán genial descubriendo las referencias y detalles que adornan cada capítulo. Entre los peros destaca sobre todo la intrascendencia de algunas tramas secundarias, sobre todo las referentes a la hermana de Oliver, un triángulo amoroso que aporta bastante poco entre Oliver, su mejor amigo y su ex y algún episodio de mera transición (aunque esto último es normal en las series de veintipico capítulos por temporada). Pero el mayor punto en contra es que los actores tienen menos recursos que un geyperman. El reparto principal está formado casi al completo por jovencill@s guapeton@s pero con muy pocas tablas. Sin embargo, a su favor hay que decir que mantienen un mínimo nivel y la serie no se resiente. Eso sí, se agradece la presencia de actores televisivos con la presencia de John Barrowman, famoso por interpretar al genial Capitán Jack Harkness en Doctor Who y Torchwood y que le aporta mucha presencia y socarronería a su personaje de Malcolm Merlyn, el malo malísimo de la función.
En resumen, una buena temporada que se deja ver con agrado y que engancha en virtud a su estructura, a dosificar muchos misterios y sorpresas y a saber sacar mucho partido al universo del cómic en el que se basa. Siempre teniendo en cuenta que estamos ante un producto de puro entretenimiento, esto no es True Detective ni lo pretende. Una gran sorpresa.
Lo mejor: Técnicamente muy lograda. Se nota que la estructura de la serie ha sido muy pensada y diseñada. Los personajes (al menos los principales) no son de cartón piedra, sino que evolucionan a lo largo de la serie. Y es muy entretenida, ¡qué demonios!
Lo peor: Actores flojetes y algunas subtramas insulsas.
Por Antonio Santos
Amante del séptimo arte y en especial de la ciencia ficción. Fan incondicional de Stanley Kubrick y Terrence Malick, pero con todo y con eso, soy capaz de disfrutar en colorines de cintas de dudosa reputación. Cantante en mis tiempos libres y apasionado del mundo del cómic. Eso si, siempre con una birra cerca.