Rust Cohle y Martin Hart continúan con su investigación sobre la muerte de Dori. En los intervalos en los que a modo de flashback viajamos a los dos tiempos de la historia, nos adentramos aun más en la personalidad de forma mas profunda de nuestros protagonistas. Esta vez llegamos aun mas lejos al comprobar la mala relación de Martin con sus suegros, lo cual afecta a su propia esposa a la que cada día entiende menos. Sin embargo, cuando éste le pregunta a Cohle si su madre aun está viva, éste le responde con un "quizás". De esta forma, cada uno sigue su rutina, Rust trata de conseguir sus drogas favoritas a las que es adicto y Hart por su parte se emborracha con sus amigos y trata de "aliviarse" para evitar cargas en su casa llamando a una jovencita de cuerpo espectacular a la que es habitual. Al día siguiente, en el trabajo, Cohle sabe perfectamente lo que ha hecho por su aspecto y olor y cuando le habla de su esposa, Maggie, ocurre una buena escena cuando uno ataca al otro mediante amenazas y Cohle, con sangre fría le baja los humos.
En la conversación actual de Rust con los dos detectives que lo interrogan, declara el origen de su adicción. Tras la muerte de su pequeña al ser atropellada por un coche en una curva, éste decidió ingresar en narcóticos. Así estuvo durante cuatro años. Mató a un yonqui que casi le inyecta droga a su bebé y fue juzgado por ello aunque finalmente llegaron al trato de que fuera usado como cabecilla para otras redes. Así hasta que le dispararon cuatro veces y fue ingresado en un hospital psiquiátrico. Poco después, decidió dejar narcóticos y entrar como detective, así comenzó la unión entre los dos protagonistas. Siguiendo con la investigación, llegan a un campo oculto donde habitan prostitutas escondidas. Allí dan con una amiga de Dori y ésta les da una carpeta que incluye su diario y algunas notas. Descubren un panfleto de una iglesia a la que deciden ir. Al llegar, encuentran una antigua iglesia quemada, pero Rust descubre tras una hilera de vegetación un macabro dibujo que les dará una pista...
De este episodio sacamos en clave algunas situaciones que nos desvelan aun mas la personalidad de los personajes de
McConaughey y
Harrelson. El primero
es capaz de persuadir a cualquiera tirándole una caja de herramientas, sigue drogándose, aunque siendo capaz de deducir entre lo que es real y lo artificial. El segundo, es un marido infiel que detesta a sus suegros y que trata de llevar una vida correcta de familia entre mentiras.
Por Dante Martín
Amante del séptimo arte y en especial de la ciencia ficción. Fan incondicional de Stanley Kubrick y Terrence Malick, pero con todo y con eso, soy capaz de disfrutar en colorines de cintas de dudosa reputación. Cantante en mis tiempos libres y apasionado del mundo del cómic. Eso si, siempre con una birra cerca.