En 2010,
Steven Moffat y
Mark Gattis trasladaban al siglo XXI las andanzas del conocido detective privado, Sherlock Holmes de
Sir Arthur Conan Doyle a la gran pantalla. La propuesta era interesante aunque desde primera hora creaba muchas incógnitas.
¿Como un detective que se ha valido de su ingenio se adentra ahora en un siglo en el que las tecnologías como los ordenadores, gps y redes sociales desbordan el sistema? Muy fácil, Sherlock es un detective que deduce continuamente. ¿Porqué no usar esas tecnologías como apoyo? A fin de cuentas, la información es solo un apoyo para el trabajo detectivesco de éste personaje. De ésta forma, el estreno fue aplaudido, incluso el formato de las temporadas, muy similar al de
Wallander, con tres episodios por tramo de hora y media cada uno. De ésta forma, se cierran casos aunque sigue abierta de fondo una subtrama para mantener el interés. En éste caso, eso se ha hecho con el personaje de Moriarty, quien cobra mayor interés en la segunda.
Los actores escogidos son sin lugar a dudas
lo mas interesante de ésta historia, al menos sus dos protagonistas.
Benedict Cumberbatch es ideal y gracias a su papel ha prosperado en otros trabajos importantes como el Khan de
Star Trek In Darkness o recientemente la voz del dragón Smaug en
El Hobbit. El encuentro del actor fue muy fácil según los productores. Nada mas verlo, supieron que Holmes era él. El mayor problema lo tenían con el doctor Watson, quien no encontraban el perfil que complementara al personaje de
Cumberbatch. Tras probar al protagonista de
Doctor Who, desecharon completamente su perfil pues se mostraba demasiado "alocado", por lo que al llegar
Martin Freeman, nuestro Bilbo Bolson de
El Hobbit, conectó de una forma perfecta al mostrarse mas calmado. A fin de cuentas,
Watson nunca ha sido una figura que haya destacado mucho en la obra de Conan Doyle. Sin embargo, el fin del actor es el de mostrar la normalidad, como si nosotros fuéramos él. Es decir, la personalidad de Holmes es tan fuerte y animada, que el Watson de
Freeman nos baja de la nube de vez en cuando para hacer la historia mas real. De igual forma, la entrada del hermano de Sherlock, Mycroft interpretado por el propio
Mark Gattis, co-creador de la serie
, es muy buena, e incluso nos hace pensar en su comienzo que se trata del propio Moriarty.Sin embargo, no se puede decir lo mismo de otros personajes, como el caso de Lestrad, aquí interpretado por
Rupert Graves, quien no muestra mucha seriedad en su personaje y a veces desaparece, como en el segundo episodio. Pero
el que está probablemente cogido por pinzas, es el particular Moriarty interpretado por
Andrew Scott, resultando demasiado alocado, histriónico, juvenil... Son reflexiones propias en voz alta, pero me hubiese gustado un personaje de mayor madurez.
No es comprensible que alguien tan "así" sea el mayor magnate de una red de delincuencia mundial de insospechables e infinitas dimensiones. Pero no es lo único que pesa en ésta serie, y es que muchas de las deducciones las tenemos que creer porque sí, sin mucha explicación. De igual forma, hay bastantes altibajos en algunos episodios. Ésto será constante en las dos primeras temporadas, pero fuera de todo lo negativo, resulta una serie muy entretenida. Vamos a hacer un breve análisis de la primera temporada.

1 - ESTUDIO EN ROSA
Conocemos el origen de Watson y su cojera. Fue soldado y médico en la guerra de Afganistán. Está soltero y busca compartir piso con alguien para abaratar el coste del alquiler. De ésta forma conoce a Sherlock quien accede nada mas conocerlo, sobretodo al saber que es médico. Así comienza su primer caso, el de unos extraños suicidios donde las victimas se tomaban una pastilla entre llantos que les causaba la muerte. Sherlock llegará hasta el fondo de la historia cuando se encuentre con el asesino cara a cara y realicen un juego de vida o muerte. Mientras tanto, Watson es avisado por los propios policías de que Holmes es una mala persona, solitaria, que utiliza a los demás y que no les extrañaría que muchos casos fueran provocados por él mismo.

Unas extrañas pintadas en un banco revelan un código secreto relacionado con la subasta de antigüedades asiáticas. En ésta ocasión sale a relucir una joven que será un doble arma para Sherlock. Ella es Molly Hooper, quien trabaja en la morgue, y gracias a ella podrá examinar todos los cuerpos. Ésta historia lo llevará a un circo donde Sherlock peleará contra un peligroso asesino. Se reafirman los celos de los protagonistas cuando Watson conoce a una chica con la que comienza a salir. En resumidas, es un episodio con altibajos, probablemente el mas flojo de los tres, y probablemente sea por la escasa dirección de Euros Lyn ya que los otros dos los lleva el propio Paul McGuigan, director de cintas como Push o El Caso Slevin y quien ha llevado con mas o menos éxito sus trabajos en la serie.
3 - EL GRAN JUEGO
El mas interesante y peliculero de los tres episodios. Por primera vez se pone a prueba a Holmes con un caso que pondrá eufórico. Cinco pruebas en las que tendrá que adivinar varias incognitas, incluyendo una pista, para evitar dentro de un tiempo límite, la muerte de una persona que lleva un chaleco cargado de explosivos. Así hasta llegar a su némesis, Moriarty. Su encuentro en la piscina tiene una carga de tensión bastante interesante aunque choque en cierta medida la personalidad histriónica del villano. Sabiendo del juego que puede dar toda esta base, el episodio se corta radicalmente, a la espera de su solución final, donde dejará con el ansia a todos los espectadores a la espera del comienzo de la segunda temporada.
Por Dante Martín
Amante del séptimo arte y en especial de la ciencia ficción. Fan incondicional de Stanley Kubrick y Terrence Malick, pero con todo y con eso, soy capaz de disfrutar en colorines de cintas de dudosa reputación. Cantante en mis tiempos libres y apasionado del mundo del cómic. Eso si, siempre con una birra cerca.