◘ ¿De qué va?
Retrato de tres vidas, tres experiencias, tres realidades de Mozambique de la mano de tres directores: Adán Aliaga, Carla Subirana y Abdelatif Hwidar. Los tres se internan en las entrañas de un país que no conocen para descubrir de una manera directa y pura sus secretos. La película se divide en tres capítulos, cada uno impregnado de las percepciones de su director, pero todos ellos cuentan en común con la realidad mozambiqueña: el hambre, las guerras, las torturas y un sin fin de sinónimos más que asolan el continente africano. Dentro de tan desolador panorama encontramos héroes cotidianos, con una historia sencilla que contar y grandes lecciones que enseñar.
◘ Dirección y Producción
Abdelatif Hwidar es multifacético: actor, director y guionista. Su último proyecto se llama “El desig” (2013), un cortometraje de Néstor Mínguez financiado por crowdfunding, en el que participa como actor. A nivel de dirección sólo cuenta con dos experiencias, “Adelanto” (2010) y “Salvador (la historia de un milagro)” (2007), ambos cortometrajes.
Adán Aliaga, nace en Alicante, el 3 de octubre de 1969. Cursa estudios audiovisuales en Alicante y Barcelona, donde empieza a trabajar y crear títulos tan reconocidos como “La casa de mi abuela” (2005) o “Esquivar y Pegar” (2011), ambos con el premio al Mejor Documental en los Festivales de San Sebastián y Cine Documental de Ámsterdam.
Carla Subirana es guionista y directora de cine. Licenciada en Comunicación Audiovisual en la Universidad Pompeu Fabra, entra en contacto con el cine documental a través del director Jean-Louis Commolli. Son dos sus trabajos en solitario: “Nadar” (2008) y “Volar, la escuela de la guerra” (2010), esta última patrocinada por ella misma a través de su productora Pandora Cinema.
Luis Miñarro es un productor con trayectoria y títulos a sus espaldas como
“Cosas que nunca te dije” de
Isabel Coixet, “En la ciudad de Sylvia” de
José Luis Guerin,
“El cant dels ocells” de
Albert Serra o
“La mosquitera” de
Agustí Vila. Su último proyecto:
Kanimambo. Presentada en el
Festival de Cine de Málaga de 2012 y por fin estrenada este 2013 en los cines
◘ Impresiones
Creo que todos sabemos (o deberíamos saber) dónde se encuentra Mozambique, de todas formas, por si acaso, diré que está en África. El país se encuentra franqueado por Tanzania al norte, Malawi y Zambia al noroeste, Zambadwe al oeste, Sudáfrica al sur y hacia el este el océano Índico (mapa de Mozambique) baña sus costas. Pero lo interesante de Mozambique no son sus playas, sus fronteras o su tradición; de hecho, Mozambique, importa bien poco al resto del mundo. Las guerras civiles en el continente africano son tan comunes que hablar de todas ellas sería repetir siempre los mismos patrones: sangre, mutilaciones, violaciones, corrupción, hambre…., en resumen, muerte. Ahora se recupera lentamente, con miedo y fragilidad, consciente de las muchas heridas que tardarán en cicatrizar. Dentro de esta lentitud, hay personas que buscan más allá del horror para mostrar realidades tan diminutas e imprescindibles al mismo tiempo, que no podemos llegar a comprender hasta qué punto la palabra “humanidad” cobra realmente sentido.

Como ya he comentado, son tres historias en una. Tres cortometrajes realizados por tres directores que a su manera sintieron Mozambique:
1-Abdelatif Hwidar dirige el primer corto, “Dionisio”, en el que asume el papel de un médico voluntarioso, al cual volveremos a ver en el tercer corto, “Joana”, haciendo el mismo papel. A modo de films, Abdelatif Hwidar refleja las heridas de la guerra civil. Una bala alojada en el cuerpo del protagonista desde hace veinte años se convierte en la metáfora perfecta de cómo el horror siempre vuelve para causar un dolor insoportable, incluso al cabo de mucho años, y evitar así que olvidemos. “Todo va muy lento” en Mozambique, le dice Dionisio al doctor cuando este le pregunta por qué no se extrajo la bala antes. Simplemente antes no dolía, o al menos, no tanto.
2- “Madalena” es el episodio que nos brinda Carla Subirana. En él se explora el papel de la mujer mozambiqueña desde una óptica puramente documental que contrasta con el fragmento anterior: aquí hablan los protagonistas a la cámara, exponiendo así sus declaraciones íntegras y puntos de vista. No hay actores, ni escenarios inventados, sólo las palabras de una mujer con SIDA que debe sacar a su familia adelante con el estigma que su enfermedad supone. Particularmente dolorosa es la imagen de esta vida, condenada a soportar una enfermedad de por si maldita en un mundo que aún no asume lo cruel que puede llegar a ser. Pero no todo son llantos, al contrario, es importante ser conscientes de la condena para percibir con claridad las ganas de vivir que Madalena muestra con cada plano de cámara.
3- “Joana”, del alicantino Adán Aliaga, cierra el documental. Tiene por protagonistas a una niña sordomuda y un ciego cantante. Es el episodio donde el gesto cotidiano cobra mayor significado a través de actuaciones diarias: la niña comprando en un mercadillo o el ciego encendiéndose con detenimiento su pipa. A pesar de las disfunciones de nuestros dos protagonistas, la alegría es también es en este corto la única presente. Durante un festival de música tradicional en el que participa el viejo ciego; el baile, las canciones y el gozo de la gente cubren con un manto de optimismo este humilde y modesto documental sobre el pueblo mozambiqueño.
A fin de cuentas Kanimambo significa “gracias” en lengua shangana, simplemente “gracias”. Un término olvidado que deslumbra a través del coraje dentro de tres historias fascinantes.
Nota de la crítica: En Filmaffinity, una página de cine que respeto bastante, la puntación que Kanimambo obtiene es de 4,9. Entre las críticas destaca la de Javier Ocaña, del diario El País, quién dice “La mejor de las intenciones no significa un buen resultado cinematográfico, y este es un gran ejemplo”. ¿Por qué aporto esta crítica? Para que no me creáis, simplemente darle al documental la oportunidad de demostrar que a veces basta con “las buena intenciones”.
◘ BSO
En este documental la música no es una prioridad a añadir, de hecho, el corto de “Joana” es el único sonoro y la melodía provine directamente de la escena. De todas formas algo de melodía sí que tenemos, y Ricardo Santander es el encargado de traer ritmos africanos a la pantalla.
•Lo Mejor: El tema, la dirección, el desarrollo y el trato o el acierto a lo hora de realizar las tres historias que componen el documental
•Lo Peor: Para mí absolutamente nada, y sinceramente, tampoco voy a buscarle fallos a un documental que considero que es lo que debe ser, un espejo del ser humano en rincones olvidados.
•Calificación: 10/10
Por Olalla Negrete
Amante del séptimo arte y en especial de la ciencia ficción. Fan incondicional de Stanley Kubrick y Terrence Malick, pero con todo y con eso, soy capaz de disfrutar en colorines de cintas de dudosa reputación. Cantante en mis tiempos libres y apasionado del mundo del cómic. Eso si, siempre con una birra cerca.