El episodio anterior acabó con la separación de varios miembros del grupo para ir a buscar armas. Así pues Rick junto a Michonne y Carl emprenden un viaje hasta el pueblo de origen del protagonista.
Justo antes de llegar, encuentran en el camino a un pobre desgraciado que vaga solo por la carretera. Sin embargo, el pequeño grupo que va en coche, formado por los protagonistas no paran, de forma que deja al hombre completamente solo, cargado con su gran mochila.
Una vez mas, comprobamos que los intereses del grupo son los de la supervivencia sin jugarse el tipo por nadie.
Así pues llegan al pueblo y lo encuentran algo cambiado.
Una base repleta de trampas al mas puro estilo
Saw (aunque
Saw puede que se quede corta). Pinchos por doquier, trampas debajo del felpudo, hachas detrás de las cortinas... Un sinfín de objetos puntiagudos colocados por una persona que está al acecho. ¿Quien?
¿Os acordáis de la primera temporada? Tras salir Rick del hospital, un hombre de color y su hijo lo salvan. Era Morgan.
En el cómic de
Robert Kirkman el reencuentro sucede y efectivamente su hijo, Duane, había muerto con anterioridad. Morgan está completamente loco, pero acaba razonando y finalmente accede a ir con el grupo de Rick, enamorándose poco después de Michonne (aunque antes lo haría Tyrese).
No obstante, estos sucesos ocurren después de la prisión. Aquí, Morgan decide quedarse tras herir a Rick y continuar con su propia locura. Pero algo nos dice que no será la última vez que lo vamos a ver.
Ha sido un episodio flojo pero a su vez cruel. Al volver en coche, encuentran el cadáver del hombre que pedía ayuda y vagaba solo. Finalmente paran y recogen su mochila.
En lo que se refiere al espíritu de supervivencia pensado por
Kirkman... de eso sí tiene mucho ésta serie y por eso está resultando tan buena.
Quedan cuatro episodios para acabar la temporada. Sabiendo ésto, el choque final está al caer. La semana que viene más!
Amante del séptimo arte y en especial de la ciencia ficción. Fan incondicional de Stanley Kubrick y Terrence Malick, pero con todo y con eso, soy capaz de disfrutar en colorines de cintas de dudosa reputación. Cantante en mis tiempos libres y apasionado del mundo del cómic. Eso si, siempre con una birra cerca.