Cómo le gusta a esta serie jugar con nosotros... Ya deberíamos estar acostumbrados a que nos lance el anzuelo y piquemos como merluzos para sorprendernos con uno de esos giros de guión marca de la casa. Pero no, seguimos picando. La trama avanza mientras tangencialmente se dejan caer los efectos de
Capitán América: Civil war.
En este caso, al igual que la temporada pasada, las secuelas que deja el crossover serán poco profundas, ya que el clima que ha acabado derivando en la firma los Acuerdos de Sokovia se ha ido fraguando a fuego lento a lo largo de la temporada. No esperemos grandes cismas en el equipo, ya que su posicionamiento al respecto del
Acta de registro de superhumanos está más que clara. Coulson siempre se ha sentido ideológicamente más cercano a la pasión (y rebeldía) de Steve Rogers que a la sumisión estricta a la autoridad por parte de Tony Stark.
La parte central de la trama tendrá como protagonistas a Skye y Lincoln. Ambos comienzan un juego de tira y afloja cuyo objetivo final parece ser huir juntos de la vorágine de odio y violencia que está creciendo alrededor de los inhumanos hacia una vida
"normal", abandonando respectivamente los planes xenocidas de Hive y las infinitas capas de medias verdades de SHIELD. Sin embargo, la sombra de la duda planea sobre todo el episodio.
No parece haber dudas de Lincoln no ha tenido nunca mayor apego a la agencia de espionaje que el eslabón que constituía su amada. Sin embargo, ¿puede decirse lo mismo de Skye? ¿De verdad ha conseguido trascender del dominio de Hive lo suficiente como para abrir los ojos y abandonar a su nuevo líder? Una cosa sí va quedando cada vez más clara para la chica. Aunque a veces aparenta lo contrario, para al poderoso inhumano primigenio sólo es un peón más en sus planes, y no duda en dejar que drenen a la espía como a un cerdo en matanza si eso sirve para acelerar los planes de obtener su precioso compuesto mutagénico.
Y es que los planes del villano han alcanzado un nuevo nivel con la ayuda del genetista profesor Radcliffe. El buen/mal doctor por fin ha conseguido crear un prometedor suero con la ayuda de la sangre de Skye. Sólo falta un sujeto de pruebas. Aquí entra en juego de nuevo la imprevisibilidad y cinismo de la serie. La presunta caza de un inhumano por parte de un grupo de Perros Guardianes (Watchdogs), ese comando armado posicionado en el odio inhumano,
resulta ser una trampa en la que los cazadores se convierten en presas de un divertido James que encuentra en una cadena candente una explosiva y original arma que además homenajea de forma velada al Motorista Fantasma (casi anticipando su presencia en la próxima temporada). De esta forma, ironías del destino y muestra del retorcido sentido del humor de Hive, los Watchdogs serán los conejillos de indias destinados en convertirse en aquello que más odian.
Sin embargo, el experimento no resultará exitoso al 100%, y los extremistas acaban convertidos en una especie de bestiales y deformados seres salvajes tan llenos de rabia como carentes de cerebro. Cosa que resulta no ser ningún inconveniente para Hive. Acaba de crear el arma inhumana definitiva, unos seres que puede controlar, sin sentimientos y cuya ausencia de personalidad les convierte en los títeres perfectos para ejercer su control sobre todo el mundo. El destino de la raza humana no puede ser más amargo.
Todo se encamina hacia un final explosivo.
La visita del general Talbot a las instalaciones de SHIELD sirve tanto para introducir el nexo con la Civil War como para involucrar a la rama gubernamental en un conflicto que hasta ahora se había dirimido en las sombras pero cuyo nivel de peligrosidad adquiere proporciones bíblicas. En parelelo, Lincoln consigue escapar gracias a la intervención de Skye sin sospechar que quien le espera en su destino no es su chica, sino Hive deseando hacerse con su control... o más bien esperándolo, porque quien aparece cuando se abre el transporte no es el chico
"chispeante" sino un viejo conocido: Lash. Hive ha encontrado la horma de su zapato, un inhumano que escapa a su control por su poder para matar a otros inhumanos, la única fuerza de la naturaleza capaz de derrotarle.
Sin embargo, Lash prioriza "curar" y salvar a Skye sobre matar la villano. Una decisión un tanto cogida con alfileres y que quita fuerza a una pieza con tanto potencial que al final acaba de forma descafeinada, asesinado por la espalda por James. Un final vibrante y sorprendente, aunque algo agridulce, que nos deja sin embargo a las puertas de una batalla final que se antoja espectacular. Toda una misión imposible y, sobre todo, la incógnita sobre cómo podrán acabar con un villano cuasi-omnipotente. Ah, y sobre quién morirá en la batalla final. Ese crucifijo va camino de convertirse en el mcguffin del año.
Por Antonio Santos