THE MYTH OF SISYPHUS
Parece que esta temporada es la de los clásicos de la literatura. Tras pasar por Samuel Becket y Franz Kafka llega el turno del existencialista Albert Camus y su Mito de Sísifo, haciendo referencia al eterno castigo mitológico como una metáfora del suicidio en respuesta a la inevitabilidad de la muerte. En este caso, los hechos parecen encaminarse de forma firme hacia una guerra de bandas inevitable que puede sembrar de muerte y caos todo cuanto encuentre a su paso.
Una vez presentados los contendientes, los dos bandos comienzan a hacer sus movimientos. Floyd Gerhardt reúne a sus principales hombres fuertes en el control de sus actividades delictivas para tantearles. En consonancia con ella, la respuesta será unánime: no tirarán la primera piedra, pero si Kansas City irrumpe violentamente serán los primeros en coger las armas para responder por las malas. Por su parte, Mike Milligan y su jefe evalúan sus opciones. La decisión de entrar arrasando en Fargo o intentar hacerse con la franquicia por las buenas, a base de talonario, pende de un hilo... y en su punta está el comodín del desaparecido Rye Gerhardt. Si se hacen con él, las probabilidades de negociar a la baja aumentan. Aunque aún queda un tercer jugador. Dodd Gerhardt sigue pensando dar un golpe de estado reclamando el trono de la familia (y con ello una segura lluvia de sangre sobre la ciudad), por lo que envía a su secuaz indio a encontrar a su hermano perdido por todos los medios necesarios.
De esta forma, el pobre Rye adquiere más atención muerto de la que jamás tuvo en vida. Y los incautos Blomquist siguen sin saberlo en el ojo del huracán. De forma casual, la siempre intuitiva Betsy Solverson da a su padre la clave en la que nadie había caído. ¿Y si ese zapato perdido se debe a que alguien atropelló al asesino? ¿Y si en vez de buscar a una persona no se busca un coche sospechoso? Peggy pronto discurrirá una solución para no despertar sospechas: simular un accidente de tráfico que enmascare las huellas del atropello. Algo que su marido conseguirá... a la segunda en una de esas escenas absurdas marca de la casa.
Por su parte, Lou proseguirá su investigación viajando a Fargo en busca de pistas sobre la juez asesinada. Y es que las huellas del arma del delito apuntan directamente a Rye Gerhardt, para terror del policía local que ejercerá de cicerone en la ciudad. Un viaje que será mucho más peligroso de lo esperado. Tras un primer encontronazo con Skip (el dueño de la tienda de máquinas de escribir) que le hace sospechar del tipo, la siguiente visita será a la hacienda de los Gerhardt.
Una escena que destila puro aroma a western, con los dos agentes de la ley pidiendo cuentas a la banda que maneja el cotarro. Una situación tensa de por sí que llega hasta el punto de ruptura cuando entra en escena Dodd. Aquí descubrimos que Lou Solverson los tiene bien puestos y, a diferencia de la policía local, no se achanta ante las bravatas del mafioso. Una escena brutal que también nos confirma que toda casi toda Fargo, incluyendo a jueces y policías, está comprada por los Gerhardt así que conseguir una orden de registro es poco menos que una utopía.
No será la única situación taquicárdica que le toque vivir al bueno de Lou.
Una visita a la tienda de máquinas de escribir le pondrá frente a frente con Harrison, los Kitchen y dos recortadas. Un nuevo equilibrio donde el duelo verbal entre el policía y el mafioso será tan o más peligroso como las armas que portan. Dos momentazos de los de enmarcar.¿Pero dónde está Skip? Pues retenido por la hija de Dodd (todo un embrión de mujer fatal que probará el
agradecimiento de su padre por las malas) y su secuaz indio al ser la única pista que les puede encaminar hacia Rye.
Sin embargo, la siguiente miguita de pan que deja conducirá directamente a Mike Harrison como potencial captor de su hermano, aunque al lenguaraz embaucador la broma le costará una cama dos metros bajo tierra y un edredón de grava. El enfrentamiento entre bandas se huele en el ambiente y puede ser de los que hacen época. Un cierre de altura para un nuevo capítulo que nos sigue brindando diversión garantizada a base de diálogos brillantes, situaciones absurdas (los OVNIs salen de nuevo a relucir) y una dirección siempre excelente en la que destacan el uso de recursos como la pantalla partida para dinamizar la acción o la magistral utilización de la música.
Por Antonio Santos
Cinéfago por puro placer y juntaletras ocasional. Defensor de las causas perdidas seriéfilas. Hincado de hinojos ante Hitchcock y Tarantino, entre otros muchos. Amante de la ciencia ficción, la aventura, Rick Remender, Jonathan Hickman, el helado de chocolate, Jessica Chastain y Eva Green (no necesariamente por ese orden).