"-¿QUIEN ES SAMUEL L. JACKSON?
-¿HAS VISTO ALGUNA PELI EN TU VIDA? ÉL ES EL NEGRO"
¿De qué va?
Ted vive su mejor momento, acaba de casarse y es muy feliz. Pero de la noche a la mañana todo se tuerce cuando recibe la noticia de que el estado no lo declara persona, sino una propiedad, por lo que comenzará un juicio donde los compitruenos se unirán más que nunca para conseguir su propósito con la ayuda de una abogada novata y fumadora.
Reparto
Seth MacFarlane es Ted
Mark Wahlberg es John
Amanda Seyfried es Samantha
Jessica Barth es La Vane
Giovanni Ribisi es Donny
Morgan Freeman es Patrick Meighan
Dirección
Seth MacFarlane (Mil maneras de morder el pueblo)
Impresiones
Tras la infumable
Mil maneras de morder el polvo, realizada exclusivamente para el lucimiento de
Seth MacFarlane, demostrando que como actor es pésimo, las expectativas sobre su futuro no lucían bien. Pero la idea de traer una secuela de
Ted, su primera película en acción real que fue toda una sorpresa por su gamberrismo y tono adulto, se antojaba atrayente. Pues bien, puedo decir que
MacFarlane ha logrado resarcirse al regalarnos una secuela a la altura, repleta de escenas hilarantes, frases con punto, un poco de humor negro -la escena en la que intentan chafar el monólogo del comediante es simplemente brutal-
y mucho frikismo de por medio.
Si bien es cierto que ya no hay sorpresa que ofrecer, a lo único que se puede agarrar ésta secuela es al exceso, y la cinta está plagada de eso. Probablemente ésto le pueda pasar factura ya que la cantidad de chistes no siempre funciona y hay momentos en los que puede que no sintamos la ironía como nos intentan mostrar. Pero claro, esto puede deberse a la multitud de chistes americanos que el director emplea, como ya hiciera en su serie más exitosa, Padre de familia. Por ello, es uno de los pocos casos donde recomendamos su visionado en la versión doblada en español, no solo porque el doblaje de Santi Millán le queda perfecto al oso protagonista, sino que muchos de los chistes se han "españolizado" para nuestro entendimiento y hacerla aun más cercana. Y no me refiero a ese intento de meter frasecitas propias como hace por ejemplo Jose Mota en sus doblajes como gracieta para los más pequeños.
No pueden faltar los guiños a otros grandes clásicos, como el momentazo Jurassic Park, la comparativa que todos hemos pensado alguna vez y que MacFarlane repite en dos ocasiones con respecto a Gollum y los ojos de Amanda Seyfried. Y los más freaks nos lo pasaremos genial durante el transcurso de la Comic-Con. Curiosamente, no faltarán los amiguetes del director, copando casi todo el reparto de su anterior trabajo, por lo que veremos a Liam Neeson a modo de cameo, Giovanni Ribisi de nuevo o Amanda Seyfried como co-protagonista. También disfrutaremos con la presencia divina de Morgan Freeman. Walter Murphy vuelve a regalarnos un score a la altura con una mezcla dulce y macarra a su vez.
En resumidas, Ted 2 vuelve a ser una película para cierto público -por favor, no lleven a los niños a verla- que busca iluminar a desenfadados que no busquen más que unas risas fáciles y adultas. A mi me ha ganado, probablemente porque no esperaba mucho de ella, por lo que la pongo al nivel de la primera sin gozar de su factor sorpresa. ★★★★★
Por Dante Martín
"ESTÁS CUBIERTO DE ESPERMA DE GENTE RECHAZADA. PARECES LA KARDASHIAN"
Impresiones
En 2012, Seth MacFarlane conseguía algo tan difícil como era articular un familiar discurso narrativo deudor de esa comedia de finales de los 80 y principios de los 90, enterrado bajo finas capas de incorrección política y cierta tendencia a la comedia cafre. El creador de Padre de familia hablaba de buena parte de esa generación geek que creció con Flash Gordon como superhéroe mesiánico y paternal a idolatrar, y lanzaba una moraleja sobre la inmadurez materializada en forma de osito de peluche que servía como reflejo del espíritu del propio film. Tierno por dentro, gamberro por fuera.
El director y guionista, y también voz de su trasunto cinematográfico juguetero, combinaba a la perfección su tendencia hacia la comedia gamberra con la ternura de la propuesta. Ése era el mayor logro de aquel taquillazo, un logro que no alcanza en su continuación. Sigue haciendo acto de presencia la comedia soez –la asquerosa pero tronchante escena en el banco de esperma-, las mil y una referencias a la cultura pop en forma de diálogos –la diferencia cultural entre los personajes de Mark Wahlberg y Amanda Seyfried, la escena con los fans de Star Wars- o directamente secuencias completas –Mejor sólo que mal acompañado, Jurassic Park-, y todos esos momentos que tanto entusiasman a su máximo responsable, como los números musicales y los cameos de estrellas tan desconcertantes como ver a Liam Neeson comprando una caja de cereales para niños.
Pero en general, Ted 2 es una propuesta más orientada a satisfacer a MacFarlane que al gran público. El mensaje aquí es lo de menos, prima el humor gamberro en el conjunto, y al final la película acaba acercándose en puerilidad a la nada memorable Mil maneras de morder el polvo. Es un refrito de lo que le hace gracia a él y a los que le ríen dichas gracias, y la prueba de que los muchos gags que atesora funcionan mejor en pequeñas dosis catódicas que en un film que roza las dos horas de duración. Puro relleno en el que, si eliminas los puntos muertos y las escenas que no llevan a ningún lado, como todo ese viaje a Nueva York para ver a Morgan Freeman o la escena musical de los créditos iniciales, acabas quedándote con un episodio de alguna de sus series televisivas.
Ted es un viejo conocido, y hasta ahí pierde la capacidad de sorpresa que pudo haber tenido la cinta. Porque pudo tenerla, pero no en manos de MacFarlane, que ha hecho lo que ha querido con el producto que tenía entre manos. Para mal en este caso, porque llega a aburrir incluso. Ted 2 es una indigna secuela destinada a todos aquellos que no tengan demasiadas exigencias, para los que se quedaron en la parte más vulgar de la anterior entrega. Una secuela en la que no hay avance alguno con respecto a la premisa que ya conocíamos, y que antes que madurar prefiere idiotizarse a sí misma tanto como el personaje encarnado por Wahlberg. Sin nada que contar y sin la tierna moraleja. Aquí ha ganado el gamberrismo idiotizado. ★★★★★1/2
Por Gerardo Medina
Amante del séptimo arte y en especial de la ciencia ficción. Fan incondicional de Stanley Kubrick y Terrence Malick, pero con todo y con eso, soy capaz de disfrutar en colorines de cintas de dudosa reputación. Cantante en mis tiempos libres y apasionado del mundo del cómic. Eso si, siempre con una birra cerca.