DANSE VAUDOU
Episodio un poco decepcionante, sobre todo por el muy buen nivel del capítulo anterior. En este caso, volvemos al episódico puro y duro con sus buenos momentos y sus cosas un poco pilladas por los pelos. Sobre todo, se echa de menos un poco más de mala leche en determinadas situaciones y algo más de ritmo y tensión. Y más estando dirigido por uno de los artesanos del cine de los 80-90 como es John Badham, aunque lo que realmente flojea son los lápices, no la dirección. El punto de partida no puede ser más potente. Nos traslada a un marco tan atractivo como Nueva Orleans. En plena noche, en un callejón oscuro, una joven es asaltada por una mujer con máscara quirúrgica que le pregunta una y otra vez "¿Te parezco guapa?". Inmediatamente, comenzará a atacarla con unas tijeras hasta dejarla muerta en un charco de sangre. Un arranque muy bueno con ecos al cine de terror oriental.
Este será también el punto de partida para que Zed, que logra establecer un vínculo con el mapa paranormal, guíe a nuestro equipo de luchadores contra lo oculto hasta el lugar del delito, justo a tiempo de detener a la misteriosa y deforme asesina antes de que le hinque la cuchilla al detective que lleva el caso, un tal Jim Corrigan. El nombre resultará de sobra conocido a los duchos en el universo DC más mágico, ya que se trata de uno de los más famosos huéspedes del Espectro, un ente de poder casi divino que se apodera de un cuerpo humano para castigar a los malvados como si fuera la Mano de Dios. En un determinado momento, Zed toca a Corrigan y lo ve como un cadáver, lo que implica que muy posiblemente en el futuro veamos al Espectro rondar por aquí. Puede ser brutal. Pero no acaba aquí la cosa. Mientras investigan sobre la paranormal asesina pronto tendrán noticias de otro espíritu vengativo, un autoestopista fantasmal y malrollero que va causando muertes por accidente con nocturnidad y alevosía como si no hubiera un mañana. Dos por el precio de uno. Obteniendo información de los allegados de ambos espíritus Constantine empezará a desenredar una madeja que lo encamina directamente hacia un viejo conocido: Papa Midnite.
Parece que la Oscuridad Creciente está afectando los hechizos de Midnite quien, en su afán por ganarse el sustento, está poniendo en contacto por última vez a familiares pesarosos con sus difuntos. Sólo que se produce un inesperado efecto secundario: no sólo habla con ellos, sino que los devuelve a nuestro plano como almas en pena con cuentas pendientes. De esta forma, Midnite y Constantine se alían para intentar detener este efecto mientras Chas (que definitivamente demuestra volver milagrosamente de la muerte) "entretiene" a la asesina y Zed junto con Corrigan al autoestopista letal. Finalmente, Constantine y Midnite consiguen hacer un rito vudú para que las almas de los muertos descansen, para lo que es condición imprescindible que los vivos se perdonen a sí mismos y los dejen ir. Esta parte es un poco más formulaica, ya que no hay una sensación efectiva de peligro. El tiempo va pasando hasta que el rito es efectivo, sin tensión ni emoción. No tememos por Constantine, ni por Zed en su encuentro con el autoestopista, ni siguiera por Chas, que es quien lo tiene más chungo al tener que tratar con tan mala bestia, ya que sabemos que volverá a la vida. A esta parte se le podría haber sacado más jugo si se le hubiera dado una vuelta de tuerca que la acercara más al humor negro. Al menos, se nos presenta otro concepto interesante, como es la capacidad de Midnate para hablar con su hermana muerta (y residente en el Infierno) a través de su calavera. Y que además nos dejará una visión al futuro muy interesante: la Oscuridad Creciente ha comenzado ya su implacable avance y un aliado de Constantine lo acabará traicionando.
En resumen, un capítulo entretenido pero liviano y perecedero como una pompa de jabón que desaprovecha un marco tan potente como esa Nueva Orleans oscura donde el vudú campa a sus anchas. Entre los pros, esa aproximación de Corrigan al mundo de lo paranormal desde el escepticismo más absoluto, el carácter de John que sigue estando muy bien trasladado y, lo mejor sin duda, esa tirante relación entre Constantine y Papa Midnite, en el fondo dos caras de una misma moneda destinados a verse las caras en pos de sus "negocios" comunes e incluso, como en esta ocasión, a colaborar para detener amenazas mayores. Algo que puede dar bastante juego de cara a esa Oscuridad Creciente que se aproxima de forma inexorable y a la que antes o después (mejor pronto) la serie tiene que tender para encontrar una línea que la aleje de lo anecdótico e intrascendente y pueda demostrar todo el potencial que atesora.
Cinéfago por puro placer y juntaletras ocasional. Defensor de las causas perdidas seriéfilas. Hincado de hinojos ante Hitchcock y Tarantino, entre otros muchos. Amante de la ciencia ficción, la aventura, Rick Remender, Jonathan Hickman, el helado de chocolate, Jessica Chastain y Eva Green (no necesariamente por ese orden).