"LA BRILLANTE PRINCESA DEL FLEXIBLE BAMBÚ"
¿De qué va?
Un anciano encuentra bajo las raíces del bambú una flor que nace de cuyo interior aparece una diminuta criatura. El hombre, convencido de que es una princesa, la cría junto a su esposa, reservando un futuro como tal con ayuda de lo que la propia naturaleza le proporciona.
Dirección
Isao Takahata (La tumba de las luciérnagas)
Impresiones
No tengo palabras para describir el nuevo trabajo
Isao Takahata, un hombre que a sus
casi ochenta años de edad, nos regala obras maestras visuales como
El cuento de la princesa Kaguya, una cinta de los estudios Ghibli que salió a la luz el mismo año que
El Viento se Levanta del gran
Miyazaki. Probablemente sea la despedida de ambos en el mundo de la animación -esperemos que no-, porque tras ver semejantes joyas, uno no puede más que sentir, disfrutar y sufrir un continuo erizar de piel, cosa que cualquier otra cinta animada de otras compañías -aunque recordemos que Ghibli ya forma parte de Disney- intenten lograr. Puede que la fantasía que desprenden éstas historias vengan grandes a más de uno, no obstante, recordemos que estas obras hablan en su totalidad de
valores humanos. En el caso de las primeras películas de
Takahata, donde incluimos lógicamente
La tumba de las luciérnagas, nos llevan a tiempos de guerra en los que sus personajes pasan penurias en sus carnes, llevando a un punto extremo su realidad. Sin ir más lejos,
Miyazaki, que es quien más uso hace de la fantasía, nos trasladó en su último trabajo un caso real más serio y cercano que profundizaba en éstas situaciones humanas. De forma inversa, Takahata tiene con ésta película en lo que supone la traslación del cuento anónimo
"El cuento del cortador de Bambú",
su historia más fantástica en la que no falta su lado humano y sentimental.

Los cuentos asiáticos no tienen nada que ver con lo que conocemos tradicionalmente, obviando sus valores, a veces sus finales son más cortantes pero nos enseñan lecciones que difícilmente podremos olvidar. Por eso éste tipo de cine no es para cualquiera, ya que aparte de la enorme belleza que desprenden sus imágenes, hay mensajes inolvidables que nos mueven a meditar, que nos remuerden la conciencia. Así ha sido en el cine de Ghibli desde sus inicios hasta hoy. En El Cuento de la Princesa Kaguya, hayamos precisamente esto. No hay que esperar un final feliz como en los cuentos Disney o las obras de Dreamworks, aunque si hicieran cuentos literales como tal, muchos serían aterradores, como el caso de Pinocho, por citar alguno, que poco o nada tiene que ver su final con el que conocemos en sus versiones televisivas.
En la cinta que reseñamos hoy, tanto Takahata como Riko Sakaguchi, guionizan y adaptan el cuento para ofrecernos una vista madura y adulta sobre las costumbres que rodeaban a las mujeres de la época. En el caso de la princesa, observamos como no queda conforme ante algunos de los hábitos tradicionales, pero aun así, intenta realizarlos con tal de contentar a los suyos, quedando en ambos puntos como una mujer fiel, agradable y capaz. Con respecto a su personaje, nos tenemos que remontar a los primeros minutos, donde rápidamente nos gana en su etapa infantil mostrando un halo de ternura que nos encantará. Claro está, ésto no sería del todo posible sin el peculiar dibujo del director, muy diferente a las vivas imágenes de Miyazaki, pero fiel a su estilo de trazo como nos enseñó en trabajos del estilo a Mis vecinos los Yamada. El lápiz, que distinguimos enormemente en los movimientos de los personajes, es un pequeño pretexto para disfrutar de ésta delicada historia, no solo por texto sino también por dibujo. El estilo, como si de postales en acuarelas se tratara, cambia por momentos cuando Kaguya estalla en ira, es ahí donde notamos un cambio hacia un dibujo más agresivo y rápido.
Es una pequeña obra de arte que no hace más que atestiguar que el cine de Ghibli es especial. Volviendo a la historia, encontramos
dos etapas claras. La primera hora es toda la aventura de conocer el mundo mientras ella crece a pasos agigantados. La segunda, más adulta, nos lleva al
ritual matrimonial, cuando un grupo de ministros trata de ganarse su amor para casarse con ella, pero no lograrán tal hecho a no ser que cumplan con los tesoros inalcanzables con la que la comparan. Un tramo muy divertido pero duro a su vez, al saber que como costumbre ese era el procedimiento, donde
la mujer apenas tiene elección, sea princesa o cualquier otro grado.
La leyenda de la princesa Kaguya ha estado muy presente en los textos asiáticos e incluso en películas. Sin ir más lejos, existe un anime de
Sailor Moon en el que retoman el cuento a su manera.
Por supuesto, la obra de Ghibli culmina dejando roto al espectador y haciendo notar que su propuesta tiene mucho más mensaje que el que vemos a priori. Para contribuir a toda la belleza que decora el texto, le acompaña la música del siempre fiel
Joe Hisaishi, que nuevamente realiza una composición de tal profundidad y hermosura en todas las etapas, que solo nos hace preguntarnos si alguna vez ha hecho algo mal éste hombre. En resumidas,
El cuento de la princesa Kaguya es una maravilla que no se deben perder, sobre todo los mayores, a quienes va enfocado éste tipo de cine para poder exprimir su sustancia en cada segundo de metraje y deleitarse con
joyas de las que hoy día están extintas, es decir, animación tradicional, donde el cariño y el respeto es notable y nosotros nos levantamos para quitarnos el sombrero.
★★★★★1/2
Por Dante Martín
Amante del séptimo arte y en especial de la ciencia ficción. Fan incondicional de Stanley Kubrick y Terrence Malick, pero con todo y con eso, soy capaz de disfrutar en colorines de cintas de dudosa reputación. Cantante en mis tiempos libres y apasionado del mundo del cómic. Eso si, siempre con una birra cerca.