Fin del primer acto. Con el capítulo de esta semana llegamos al parón de midseason para esta serie, lo que nos deja una primera parte cerrada y un escenario nuevo para la segunda. Por ello es un buen momento para hacer balance de lo que la serie nos ha ofrecido hasta ahora. Aunque antes, veamos lo que nos cuenta este episodio.
Estamos ante un capítulo centrado casi completamente en los jóvenes Bruce y Catwoman. Por tanto, el resto de tramas no dejan de ser tangenciales. De ahí que la opinión no dejará de ser más que subjetiva. En mi caso, la valoración es negativa porque no creo que se aporte nada a la mitología de la serie más allá de encontrarnos una aventurilla juvenil propia de las novelas de Enid Blyton y similares. Una especie de
"Los cinco van a Gotham". En este caso, además de no ser nada creíbles, esta peripecias me resultan de lo más intrascendentes, previsibles y edulcoradas. De ahí que mi valoración de este episodio tienda más hacia lo negativo. Pese a ello, el comienzo es prometedor: Un equipo de asesinos profesionales encabezados por la bella y mortal Larissa Díaz (versión femenina del
Cabeza de cobra comiquero) asaltan la Mansión Wayne con el objetivo de acabar con Selina. A duras penas, Bruce y la chica consiguen escapar mientras Alfred demuestra que es un tío curtido en el ejército haciendo frente a los asaltantes a golpe de puño y de pistola.
Un Alfred guerrero y que cambia el protocolo por la dureza el que nos está presentando esta serie. Muy bien llevado, ya que para seguir la pista de su fugado "señorito" Bruce no dudará en hacer pareja con Bullock, llegando incluso a plantarle cara a la mismísima Fish Mooney. Buenas escenas las que nos ha dejado demostrando que es mucho más que un mayordomo cualquiera.
Mientras tanto, Gordon va a ver a Harvey Dent para pedirle explicaciones, ya que sólo ellos dos conocían la identidad y localización de Selina. Una confrontación que merecía ser mucho más dura de lo que nos han mostrado. ¿Qué menos que romperle la cara por filtrar la identidad de un testigo clave, o al menos darle un buen zarandeo de solapas? Sin embargo, toda la escena entre Gordon y Harvey queda de lo más descafeinada, entre otras cosas por la cara de palo de ambos. Aquí es donde se ha demostrado que no dan más de sí como actores.
Por otra parte, no me gusta nada el Harvey que están desarrollando en esta serie. Una de las cosas más atractivas del personaje, y que Nolan supo explotar muy bien en El caballero oscuro, es que se trata básicamente de una buena persona; un abogado de principios intachables, un halo de luz en ese pozo oscuro de corrupción que es Gotham y que finalmente acabará vencido física y mentalmente. Sin embargo, aquí le quitan todo este fondo trágico pintándolo desde el principio como alguien con la suficiente amoralidad como para dejar vendida a una chiquilla a cambio hacer salir a la luz a un delincuente. Por no hablar de lo poco que le cuesta besarle las posaderas al alcalde y entrar en su juego. Muy, muy mal. Todo para nada, porque el tal Lovecraft no ha durado ni dos capítulos. Todo para seguir sin decirnos nada que no supieramos ya: que el asesinato de los Wayne fue fruto de una conspiración. Nada nuevo bajo el Sol.
Con respecto a las tribulaciones de Bruce y Selina, poca chicha. Un salto de fe, una visita al
Mercado de las pulgas donde tendrán un encuentro con Ivy para que no nos olvidemos de ella y prácticamente un calco del final del segundo capítulo. Aunque en esta ocasión Alfred también participará en el rescate de los chicos. Lo demás, interacción infantil en plena edad del pavo con mucho marear la perdiz hasta que al final Selina besa a Bruce. Todos los demás momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia (sobre todo ahora que se acerca el invierno). Para más inri, al final del capítulo no se resuelve nada. Selina sigue estando en peligro, con una asesina letal tras ella contratada por alguien del que no se tiene ni una pista, pero parece que no pasa nada, que todo se va a resolver solo. Un cero para los guionistas en este aspecto.

Entre los puntos buenos, una gran escena de comida familiar en la que Falcone deja bien claro que no está dispuesto a que jueguen con él. El robo de su dinero no le ha sentado nada bien, cosa lógica, lo que supone que a más de uno se le atragante la comida en una escena llena de tensión digna de Los intocables de Eliot Ness. Si se le diera más cancha a las tramas centradas en este submundo criminal otro gallo cantaría para la calidad global de la serie. Por otra parte, este primer acto nos deja un cliffhanger de altura.
Gordon acaba siendo el chivo expiatorio del alcalde por el escándalo del asesinato (camuflado como suicidio) de Lovecraft y acabará expulsado del cuerpo con destino a otro emplazamiento mucho más oscuro: el recientemente reabierto Arkham Asylum.
En general, la serie hasta el momento nos ha dejado más cal que arena. Tramas insípidas, personajes poco desarrollados y argumentos demasiado simples. Desde ese pozo de aire fresco que fue el capítulo 7, las tramas generales se han ralentizado en extremo y han perdido cada vez más protagonismo. Si el Pingüino y el submundo criminal eran los que hasta el momento mantenían el interés de las tramas, poco a poco se han ido diluyendo hasta ver cómo en los tres últimos capítulos no llegan ni a 20 minutos en pantalla en total. Sin duda, esta serie está encontrado su público, aunque para el que aquí suscribe no deja de ser de lo más decepcionante en su conjunto por su simplismo y sus carencias argumentales. Esperemos que el descanso refresque mentalmente a los implicados y la cosa empiece a remontar. Un escenario con el potencial de Arkham Asylum bien lo merece.
Por Antonio Santos