En opinión de un servidor, su mejor cinta es City of Lights, pero si tengo que escoger mi favorita, sería sin duda alguna Monsieur Verdoux, ya que es posiblemente una de las películas más personales y complicadas que llevó a cabo. Tiempos Modernos y El Gran Dictador eran críticas, pero sobretodo cumplían un compromiso social. Monsieur Verdoux es una dura crítica hacia el capitalismo, la guerra, y el efecto en las personas inocentes. Cualquier verdadero aficionado al cine conoce esta obra maestra que merece de la mayor de las reivindicaciones. Y para hablaros de cinta, que mejor que dejarle dicha tarea al autor:
"Verdoux es un Barba Azul, un insignificante empleado de banco que, habiendo perdido su empleo durante la depresión, idea un plan para casarse con solteronas viejas y asesinarlas luego a fin de quedarse con su dinero. Su esposa legítima es una paralítica, que vive en el campo con su pequeño, pero que desconoce los manejos criminales de su marido. Después de haber asesinado a una de sus víctimas, regresa a su casa como haría un marido burgués al final de un día de mucho trabajo. Es una mezcla paradójica de virtud y vicio: un hombre que, cuando está podando sus rosales, evita pisar una oruga, mientras en el fondo del jardín está incinerando en un horno los trozos de una de sus víctimas. El argumento está lleno de humor diabólico, una amarga sátira y una violenta crítica social."
Todo comenzó cuando Orson Welles propuso a Chaplin protagonizar una serie de documentales que tenía pensado rodar sobre la figura de Henri Désire Landru, un famoso asesino de viudas francés en la década de los años diez. Chaplin se interesó bastante en dicho proyecto, por lo que cuando Welles abandonó la idea, el mismo Chaplin se encargó de todo, tanto dirigirla, como escribirla, producirla e interpretarla. Para entender la decisión del director inglés hay que remontarse un poco en el tiempo.
Por aquel entonces Chaplin había sufrido una serie de cambios en su personalidad debido a sus dos trabajos anteriores, Modern Times y The Great Dictator. Si bien Chaplin siempre se había destacado por un fuerte compromiso social en sus películas, también había sufrido por ello un fuerte rechazo de las autoridades pertinentes. El director aprovechó su status para denunciar en repetidas ocasiones las desigualdades sociales, al igual que el auge de los totalitarismos ante la pasividad de los democracias occidentales. Criticó también la segunda guerra mundial, y a los dirigentes de las diferentes naciones beligerantes. Se ganó poco a poco la enemistad de muchos, y no pasó mucho tiempo hasta que la misma prensa lo acorralara en las ruedas de prensas atacándole indiscriminadamente. Las acusaciones de que Chaplin era comunista, junto al escándalo de Joan Barry al que se vio sometido, acabó pasando factura. Se auto-recluyó junto a su nuevo, último, más duradero y satisfactorio amor, Oona O´Neill. Tenía ante si la oportunidad de empezar una nueva vida y olvidar sus preocupaciones. Pero Chaplin fue ante todo un artista. No dejaba de darle vueltas a la idea de Welles, a sentirse identificado en cierto modo en un personaje que la sociedad había alienado y que no había dado más opción que recorrer la senda del mal para proteger a su familia.

Chaplin siempre se debió a su público. Si en sus comienzos había decido darle a este lo que quería con comedias de vodevil, y más tarde, películas más serias (sin que por ello abandonase la comedia), había llegado el momento de ir más allá. Por eso, Monsieur Vordeux es una comedia negra sin igual. Con más drama que comedia, pero siempre por y para el público. Un público que no llegó a entender el propósito de Chaplin y que no acogió con mucho entusiasmo el radical giro de género del director.
Asesinar a una persona hace de uno un canalla, asesinar a millones un héroe.
Las cantidades santifican.
Y es que Chaplin no ceja en su empeño de mostrar a la sociedad una realidad universal que no podía, o no quería admitir o comprender. Él mismo se identificó con el personaje. La mujer paralítica de Verdoux no es más que la propia Oona, apartada en una casa de campo, refugio del asesinado, quien idolatra y cuida a su mujer, realizando para ellos, dichos crímenes. Para Chaplin, Oona y la casa donde vivían retirados del mundo, era un templo dedicado a la paz y la tranquilidad. Ella le había dado el equilibrio que tanto necesitaba. El rechazo de la sociedad ante su trabajo desató una ira que Chaplin supo derivar ante su obra más polémica. En ella fue capaz de retratar toda la hipocresía que tanto daño le había hecho, con lo que logró mostrar a un infame asesino, y a la vez, justificarle. Es como cuando un niño roba un pastel. ¿La culpa es del niño, o es de los padres? ¿Es el niño cruel por naturaleza, o son los padres lo que han llevado a que el niño diese dicho paso?
Verdoux no se considera un asesino, no. Él es, más bien, un simple hombre de negocios, ya que vive para los beneficios que le supone dicho labor, al igual que los fabricantes de armas. Es un principio fue un honesto y trabajados empleado de banco que acabó en la ruina por una injusta decisión de sus jefes. Su familia vivía en la más terrible miseria, su mujer necesitaba cuidados. Es la historia de cómo un hombre y desesperado encontró la solución en los altos mandatarios y hombres de negocio de la nación, en la muerte. Si ellos lo hacen, ¿por qué no yo?
La película, como digo, no contó con el apoyo del público ni de la crítica, que a duras penas aceptó el cambio de personaje de Chaplin. A pesar de todo, consiguió una nominación al Oscar a Mejor Guión Original. ★★★★★
Amante del séptimo arte y en especial de la ciencia ficción. Fan incondicional de Stanley Kubrick y Terrence Malick, pero con todo y con eso, soy capaz de disfrutar en colorines de cintas de dudosa reputación. Cantante en mis tiempos libres y apasionado del mundo del cómic. Eso si, siempre con una birra cerca.