"SI HUBIÉRAMOS SABIDO, HABRÍAMOS VIVIDO"
¿De qué va?
En uno de los callejones más oscuros de Francia, una familia lleva la tienda de los suicidios, lugar donde todo necesitado a la llamada de la muerte acude. La llegada de un nuevo retoño trastornará a la sombría familia cuando el pequeño llamado Alan no deje de sonreír por un solo segundo, algo que está mal visto en el negocio.
Dirección
Patrice Leconte (La viuda de Saint-Pierre)
Impresiones
Basada en la novela La tienda de los Suicidas de Jean Teulé, nos llega una adaptación animada, con parte de visual volcada en el 3D, pero con la peculiaridad de convertirse en un musical. Una cinta exclusivamente para adultos con algunos toques ácidos donde, por supuesto, reina el humor negro. Aunque su segunda mitad se ablande en demasía, la propuesta es más que interesante y su animación es acertada. De ésta forma, obtenemos en su inicio un plano de la ciudad y sus habitantes a través del vuelo de una paloma. Tras recorrer sus calles, se posará al lado de una que está a punto de morir y cae a la carretera siendo atropellada por varios vehículos. Ésta es la apertura y el punto mas central de la trama, la muerte. De hecho, la primera persona en la que se centra la historia es en un cliente que busca acabar con su vida. De ésta forma conoceremos a la peculiar familia formada por Mishima, Lucréce, Maitlyn, Vincent y en breve, el pequeño Alan.
Será con la llegada del retoño cuando las costumbres familiares se vean alteradas ya que éste es un niño normal pero sobretodo risueño. Poco a poco crecerá y tratará de infundir el correspondiente cariño a cada uno de sus progenitores y hermanos con la mejor de sus sonrisas y la alegría, pero ésto enardecerá por completo a los suyos, sobre todo al padre, quien incluso imagina una muerte rápida para el crío y al final accede por hacerlo lo mas lento posible enseñándole a fumar. Se da cuenta que la gente triste que acude al negocio se siente conmovida al ver una sonrisa y le vuelven las ganas de vivir, por lo que Alan resulta una amenaza.

El mensaje principal de la obra y su moraleja, queda patente. Es un gesto a todos aquellos decaídos que pasan por algún estancamiento o mal momento y sus pensamientos solo se centran en lo negativo. La cinta muestra a la perfección como
con un poco de sonrisa y siendo positivos, somos capaces de cambiar de parecer y disfrutar de la vida, lo cual es un hecho.
La cinta está plagada de detalles, pero por desgracia,
su segunda mitad comienza a decaer cuando lo que parece una auténtica oda a la muerte se ablanda de forma infantiloide. Con respecto a su arte, es diferente, pero a veces parece que vemos una animación flash a un nivel mas extenso. Por momentos nos recordará levemente a
Pesadilla antes de Navidad por su status musical y la tenebrosidad de sus números aunque ambas no son comparables. La música y las canciones compuestas por
Etienne Perruchon son agradables. Algunos temas son mejores que otros aunque de forma mas personal, los interpretados por el pequeño Alan y el juego de voces de sus amigos me gustan más. Fue nominada a mejor cinta animada en varios festivales como el de Gijón o Sitges y quien tenga más interés en ella puede navegar por su divertida
página web oficial. En resumidas,
Le magasin des suicides es una cinta divertida, un musical con buenos momentos que sirve para pasar un buen rato. Recomendable
★★★★★1/2
Por Dante Martín
Amante del séptimo arte y en especial de la ciencia ficción. Fan incondicional de Stanley Kubrick y Terrence Malick, pero con todo y con eso, soy capaz de disfrutar en colorines de cintas de dudosa reputación. Cantante en mis tiempos libres y apasionado del mundo del cómic. Eso si, siempre con una birra cerca.