CITY OF BLOOD
Tras el dramático final del capítulo anterior, este episodio arranca con el entierro de Moira Queen, al que no asiste un Oliver que lleva desaparecido desde asesinato a sangre fría y ante sus narices de su madre. Este es un capítulo atípico, muy introspectivo para tratarse de una serie de acción, lo que nos da una idea del carácter que ha consolidado durante esta segunda temporada. No le importa dedicar a sus personajes los tiempos muertos y definición que necesiten por el bien de la historia, lo cual es de alabar.
En esta ocasión, tanto familiares y amigos como aliados de Oliver están preocupados por su desaparición, llegando incluso a temer por su vida. Además, la situación para Starling City se está tornando de lo más oscura: Por un lado, Isabel Rochev sale de nuevo a la luz para seguir ahondando en la miseria de los Queen, lo que lleva a pensar a Diggle que su regreso de una muerte segura sólo puede haberse producido a base de mirakuru. Por otro lado, Sebastian Blood jura su cargo como alcalde de la ciudad tras la desaparición de su rival, quedando pronto demostrado que no es más que una marioneta de Slade Wilson. Por fortuna, Laurel sigue sospechando de él, y finalmente convencerá a su padre de que lo investigue de forma extraoficial, encontrando pruebas de su relación con Slade.
Ante tanto peligro en ciernes, Felicity y Diggle intentan por todos los medio encontrar a Oliver y Sara sin éxito, lo que les lleva a recurrir a Amanda Waller, quien vencidas las reticencias iniciales y ante la amenaza del ejercito de supersoldados de Deathstroke les da la localización de Oliver. Éste se encuentra destrozado anímicamente tras haber sido incapaz de salvar a dos de sus seres más queridos, Tommy y Moira, y verse totalmente superado por su enemigo. Tanto es así que toma una decisión a la que se intentan oponer sus aliados: entregarse a Slade para que acabe con su vida de una vez por todas y deje en paz a su entorno. Sin embargo, contra su voluntad acabarán llevándolo a la base del equipo antes de que pueda llevar a cabo su propósito, con la sorpresa de que allí lo espera Laurel, que le hace recapacitar con la noticia de que Sebastian Blood es aliado de Slade y la ciudad nunca ha necesitado más a un héroe que la defienda. Es increíble la madurez que le han dado al personaje de Laurel tras tanto tiempo dando tumbos por la serie.
De esta forma, Oliver intenta hacer entrar en razón a Sebastian Blood revelándole que conoce su identidad y que no puede confiar en Slade, pero su intento será infructuoso. Sin embargo, mientras tanto Diggle y Felicity consiguen sonsacar al guardaespaldas de Blood la ubicación de su guarida en una escena de lo más divertida. Y es que Felicity es un personaje que le da mucha vida a esta serie, como contrapunto al tono oscuro (o
"Nolanización") que la caracteriza. Esto permite a nuestros héroes trazar un plan para destruir dicha guarida cuando el ejército de Blood esté reunido para atacar la ciudad. Sin embargo, las cosas no saldrán como estaban previstas y
el capítulo finaliza con Diggle enfrentándose a una Isabel Rochev vestida a imagen y semejanza de su creador Deathstroke (en lo que podría ser una referencia a Ravager, la hija de Slade en los comics), Arrow y Laurel frente a un grupo de sicarios puestos de mirakuru de Blood, mientras que el grueso del ejército de éste se dispone a ejecutar un plan trazado al milímetro para arrasar la ciudad. ¿Cómo conseguirán los héroes detenerlos?
En resumen,
un muy buen capítulo de tono introspectivo y explosivo final donde podemos ver cómo Oliver recorre el camino del héroe, de una forma muy deudora del "Born Again" de Frank Miller, siendo desposeído de todo cuanto tiene, destruido física y moralmente y, aún así, renaciendo de sus cenizas para sacrificarse si es necesario por el bien común, cosa en la que también redundan los flashback de la isla en los que los supervivientes afrontan una misión suicida para asaltar el barco de Slade y recuperar la cura del
mirakuru. El final de temporada promete ser una auténtica montaña rusa de acción y emociones.
Cinéfago por puro placer y juntaletras ocasional. Defensor de las causas perdidas seriéfilas. Hincado de hinojos ante Hitchcock y Tarantino, entre otros muchos. Amante de la ciencia ficción, la aventura, Rick Remender, Jonathan Hickman, el helado de chocolate, Jessica Chastain y Eva Green (no necesariamente por ese orden).