Cortometraje documental de apenas 28 minutos que nos traslada a Las Hurdes (Cáceres), una de las regiones más pobres y menos desarrolladas de la España de 1932. La insalubridad del agua, la escasez de alimentos, la pobreza con mayúsculas y un futuro casi nulo dan a Buñuel motivos para desarrollar este film. Jóvenes que emigran en busca de algo un poco mejor y la soledad de quienes se quedan en esta desolada región extremeña son las dos caras que se nos narran.
¿Quién no conoce a Luis Buñuel? Aun hay mucha gente que no ha escuchado hablar de él. Así que haremos un pequeño repaso a su vida y su trabajo.
Nace alrededor del 22 de febrero de 1900, en un pueblecito llamado Calanda, en la provincia de Teruel. Ocho años después de su nacimiento, en una sesión de Cine Farrusini en Zaragoza descubre su vocación por la narración audiovisual. En 1915 es expulsado de los jesuitas y aprovecha para matricularse en el instituto de Zaragoza, y elije la Residencia de Estudiantes, donde conoce entre otros a Eduardo Marquina y Juan Ramón Jiménez. Ya en 1927 su fascinación por el cine va cada vez tomando más forma, y por estas fechas escribe sus primeros guiones. El 2 de abril de 1929, con la colaboración de Dalí escribe y filma Un perro andaluz (originalmente titulado “El marista en la ballesta”). Acaba alejándose del surrealismo especulativo para acercarse al surrealismo comunista, haciéndose miembro de la Asociación de Escritores y Artistas Revolucionarios. En 1941 comienza a trabajar para el Museo de Arte Moderno de Nueva York, de allí a Hollywood y posteriormente a México. Pasan los años, gana premios, crea historias y finalmente, en 1982 publicó sus memorias, tituladas Mi último suspiro. Falleció al año siguiente.
Conviene dejar claro que el documental Las Hurdes, tierra sin pan, es en blanco y negro. Entiendo que esto no anime demasiado, pero a los reacios les digo que sólo dura media hora. El documental original está rodado en francés, cuya voz es prestada por Abel Jacquin, aunque podéis encontrar una versión en castellano con Paco Rabal como narrador. Luis Buñuel la rodó en 1932 para denunciar el olvido en el que permanecían sus habitantes. Eso no agradó a muchos, pues la cruda realidad no agrada a quienes la provocan, y tampoco a aquellos que la ignoran. Hay muchas maneras de mostrar el hambre, las enfermedades o el dolor, y muchos, incluso hoy día, critican la manera en que Buñuel mostró la desgracia de las gentes que habitaban las Hurdes. Personalmente, considero que lo hizo de la única forma que debía: siendo reivindicativo y crudo en las imágenes. En exceso se nos atiborran a escenas crueles, en muchas ocasiones grotescas, sin embargo, por aquella época lo burdo o grotesco queda camuflado bajo una realidad muy “light”. Y sólo lo auténticamente real abre las conciencias de la gente.
¿Por qué verlo? Ha pasado un siglo desde que se rodó, y poco ha cambiado en el mundo. Puede que las Hurdes, una tierra ya desierta y olvidada, no continúe sumida en la pena, pero sí el 80% del globo. Por tanto, se puede considerar este documental un claro ejemplo de protesta social y política. A su manera, Buñuel asume el trabajo de un periodista de investigación y se encarga de destripar los misterios de unos montes lejanos, austeros y pobres. El lenguaje audiovisual es monótono, siempre jugando con planos medios y largos. Las imágenes por si solas pueden en muchas ocasiones contar la historia sin necesidad de una voz en off, aunque esta es claramente necesaria, sobre todo cuando se pretende ensalzar el valor crítico de las escenas. En resumen, os invito a que le echéis un vistazo, sólo por curiosidad, por empaparos de un resquicio de historia extremeña, y de paso, por conocer algo de la obra de este maravilloso director llamado Buñuel.

•Lo Mejor: La sinceridad de las imágenes, a pesar de la crudeza de muchas de ellas.
•Lo Peor: La escasa profundización en el sentir y pensar de las gentes de aquel lugar, y la linealidad de la narrativa audiovisual.
•Calificación: 8 /10
Por Olalla Negrete
Documental completo:
Amante del séptimo arte y en especial de la ciencia ficción. Fan incondicional de Stanley Kubrick y Terrence Malick, pero con todo y con eso, soy capaz de disfrutar en colorines de cintas de dudosa reputación. Cantante en mis tiempos libres y apasionado del mundo del cómic. Eso si, siempre con una birra cerca.