FELINA
Llegamos al final. De seguro, muchos de nosotros no queríamos que éste momento llegase, pero el director había pensado todo desde su primer episodio para que ésta fuese una serie cerrada, con argumento, con sentido, sin necesidad de extensiones según las audiencias. De seguro podría haber continuado pues poco a poco los fans se han incrementado, pero hacerlo de ésta forma ha logrado que Breaking Bad se convierta en una de las mejores series realizadas en el planeta tierra, superando a grandes obras que muchos tienen en alto. Los ingredientes han sido varios y los citaremos al final de ésta reseña de éste último episodio llamado Felina.
La primera escena en la que Walt entra al coche, temeroso de que una patrulla cercana de con el tiene la clave de su sentir. Ruega a Dios que por favor lo lleve a casa y él hará el resto. Así pues, se dirige al hogar de sus antiguos socios, los cuales le dieron la espalda y ahora son multimillonarios. Allí una escena tensa comienza cuando ocurre el reencuentro. La pareja piensa que Walt les va a hacer daño pero se equivocan cuando éste les pide y confía en su palabra de que los más de nueve millones de dolares que tiene lo entreguen a su hijo Junior nada mas cumpla los dieciocho años. Walt,que sabe que no son de fiar, les da una advertencia en forma de amenaza cuando son apuntados por dos lasers, empuñados por los amigos de Jesse y con simples punteros. Tras conseguir lo que quiere, su siguiente parada es visitar a Skyler.
Aquí tiene lugar una gran escena emotiva con un atisbo de sinceridad que nunca habíamos visto antes a Walter. Tras estar cinco temporadas repletas de mentiras, hay una frase en su conversación que rompe con todo. Ella le dice "Por favor, no digas que ésto lo haces por la familia", a lo que él responde "Lo hago por mi". Así pues, declara su pasión y su adicción a la creación de droga por el simple hecho de disfrutar, porque se sentía vivo y ésto le hacía seguir hacia delante. La despedida de la pequeña Holly y el llanto de Walt nos sobrecogerá y Skyler nuevamente cae vencida por la tristeza.

A partir de aquí, todo es un plan maestro del gran Heisenberg. Recordamos las escenas iniciales en las que Walt regresa a su casa abandonada y consigue el ricino. Desde la quedada con Lydia y Todd hasta el final, llegamos a un episodio desesperado, a contrarreloj y muy bien manejado. Esa conversación entre el trío y el trato de Walt por enseñarles al grupo de Todd una forma de crear meta sin metilamina lo llevan a las puertas del infierno. Allí ha preparado un plan para tenerlos a todos juntos y cuando tiene a Jesse ante él, lo tira al suelo y activa el maletero de su coche donde una metralleta posada encima de un mecanismo de movimiento arrasa con todo lo que está de pie. Walt cae herido, Jesse elimina a Todd y entre éstos dos surge la opción de matarse, pero Walt le entrega el arma y le pide que lo mate. Jesse, no es capaz, no es un asesino, es un niño que ha sufrido sin merecerlo y por eso huye, pero antes echa una mirada atrás con los ojos llorosos y Walt le da su consentimiento. Seguidamente, Heisenberg recoge una llamada de Lydia quien está enferma y allí le declara que está envenenada con ricino que añadió a sus sobres de Stevia, a la cual es adicta.
Llega el final, y Walt hace un último estirón para llegar al laboratorio de meta. Allí acaricia todos los utensilios, cacharros y herramientas de fabricación. Contempla una mascara y piensa en los viejos recuerdos en los que a pesar del riesgo, era feliz. Las sirenas de la policía suenan a lo lejos y entonces, una canción de Badfinger suena. Es Baby Blue (video al final) y su letra dice lo siguiente:
"Supongo que tengo lo que merecía.
Te he hecho esperar demasiado tiempo, mi amor.
Durante todo éste tiempo no dije ni una palabra
No pensarías que me olvidaría
Quiero mostraros el amor especial que os tengo"
Una canción final que no hace mas que mostrar como el medio de vida de Walter White, alias Heisenberg era la creación de metanfetamina. Una pasión que lo mantenía vivo y por la que era capaz de matar y correr los riesgos mas peligrosos que se puedan imaginar.
Era una crónica de una muerte anunciada, pero Vince Gilligan ha sabido cerrar el ciclo a la perfección. No podía acabar de otra forma y así, ésta serie durante cinco temporadas ha logrado una expectación in crescendo. Desde ese comienzo en la primera temporada que bien parecía una comedia, la evolución ha ido a más hasta el no-deseado final. Y digo no deseado porque evidentemente nadie quería que acabase, pero tuvo que ser y ha sido.
Breaking Bad es la serie por excelencia con un trabajo magnífico y el creador, Vince Gilligan ha tomado las riendas para escribir y dirigir éste último episodio como no podía ser de otra forma.
Y ahora,
¿que haremos sin Breaking Bad? Muy fácil, amigos. Podemos volver a la primera temporada y disfrutar de ella desde el comienzo, de sus actuaciones, de un
Bryan Cranston inmenso, un
Dean Norris espectacular, un
Aaron Paul brillante y una
Anna Gunn sorprendente. Una serie magnífica, repleta de detalles, humor, tensión y violencia, llevada con sumo cuidado y elegancia. Sí,
Breaking Bad es magnífica. Pocas son las series que nos hacen "tragarnos" cuatro o cinco episodios de un tirón en vista del enganche provocado. No hay palabras. ¿La vemos otra vez?
Por Dante Martín
Amante del séptimo arte y en especial de la ciencia ficción. Fan incondicional de Stanley Kubrick y Terrence Malick, pero con todo y con eso, soy capaz de disfrutar en colorines de cintas de dudosa reputación. Cantante en mis tiempos libres y apasionado del mundo del cómic. Eso si, siempre con una birra cerca.