¿De qué va?
Barcelona, esa gran urbe, cosmopolita, abierta al mar, transitada y…, masificada por un fenómeno de impacto brutal: el turismo de masas. En apenas 55 minutos se nos explica como el turismo desmedido y frenético que recorre la capital catalana hace de ésta un lugar difícil para sus habitantes.
Este documental trata la problemática que vive toda ciudad, y todo país, que basa gran parte de su economía en un turismo que no respeta lo que ve, y que tampoco ve más allá de aquello que les muestran las guías de viajes. Ciudades, que como declara la Associació de Veïns de Casc Antic, se transforman poco a poco en núcleos muertos, abandonados por aquellos que una vez los habitaron, los cuidaron y amaron.
Dirección y producción
“No soy de Barcelona, soy de Caracas, Venezuela, y aunque nunca conocí la Rambla de los barceloneses, llevo suficiente tiempo aquí como para haber visto la degradación causada por el exceso de turismo que han sufrido algunas de las zonas más emblemáticas de esta bella ciudad. Vivo, además, en Sagrada Familia, por lo que fue muy sencillo mantenerme motivado a lo largo de los casi 8 meses en los que trabajé en este proyecto. Esta ha sido una iniciativa completamente personal. Nadie más ha participado en la realización de este documental, ni nadie me ha pagado por hacerlo. Es producto de incontables horas de trabajo y de la convicción de que esto puede ayudar a mejorar la situación en la que se encuentran partes de esta ciudad. Aún no es demasiado tarde” Eduardo Chibás Fernández, director y productor de este documental.
Podría explayarme contando las aventuras y desventuras de este director, productor, cámara y guionista venezolano enamorado de Barcelona pero, por suerte para mí, todo viene perfectamente contado en
su página web. Os dejo pues el enlace y os invito a que le echéis un vistazo a algunos de sus trabajos. Entre los que más me han convencido, destaco ´La ruta del Pobla Sec´, un barrio de Barcelona que cada año realiza una ruta de la tapa que combina gastronomía y encuentros. Y ya que en nuestra web amamos el séptimo arte, también recomiendo que dediquéis unos 4 minutos a ver ´Aquells cinemes d'ahir`, un tierno recorrido por las viejas salas de cine de la Barcelona en blanco y negro.
Impresiones
Ciudad muerta en el bullicio ocasional de gentes que se agolpan sin orden entorno a una realidad transformada, que van corriendo de calle en calle, de tienda en tienda, de museo en museo, de bar en bar, riendo gracias y comprando tópicos, consumiendo historia y perdiendo vivencias cercanas, latentes aún. Ahuyentando a los moradores de una urbe con más de 4000 años desde su fundación en tiempos de los romanos. Antes de explayarme en mis sensaciones y tecnicismos, permitan que les hagan una pregunta ¿Qué ven ustedes cuándo escuchan estas cifras?
• Aproximadamente 8 de cada 10 personas que transitan la Rambla de extremo a extremo son turistas.
• En 2012 la ciudad condal recibió 7,4 millones de visitantes, y el año pasado la cifra ya alcanzó los 8 millones.
• Nuestra amada Barcelona puede presumir de ser la 4º ciudad más visitada de Europa, por detrás de ciudades tan mundialmente conocidas como Londres, París y Roma.
• El 12% del PIB catalán, o mejor dicho el 12% del dinerito que llega a las arcas del Gobierno catalán procede del turismo, que traducido en monedas vienen a ser unos 20.000.000 millones de euros.
• Sólo en Barcelona el turismo genera 100.000 puestos de trabajo de forma directa. ¡Eso son muchos puestos de trabajo!
• Por si interesa, decir que según Google (que no es decir poco) Barcelona es la 3º ciudad más fotografiada del globo.
• Cuentan con unas 17.000 camas de hotel, así que no teman, si van podrán alojarse. Si no puede ser en un hotel, cuentan con una amplia gama de pisos ilegales donde poder hospedarse, concretamente uno 8.000 pisitos.
• La Sagrada Familia (esa catedral enorme que diseñase Gaudí hace ya algún tiempo y que a saber cuándo será acabada) es el edificio monumental más visitado de España gracias a la espectacular cifra de 3,2 millones de personas al año.
Podría continuar dando más y más datos, pero mejor lo valoran ustedes durante el visionado del documental. Como bien les he propuesto, les invito a que me digan qué idea les genera estos números. Expuestos tal cual, uno piensa que son unos magníficos resultados, y lo son, si miramos únicamente una variable: la económica. Sin embargo, ¿qué ocurre con el impacto ecológico y social? Sin necesidad de una voz conductora, los habitantes de Barcelona toman la palabra para mostrarnos un turismo de masas que arrasa cuanto toca.
Con una panorámica perfecta del vaivén diario del turista, el único telón de fondo a lo largo de la cinta son las calles de una ciudad asfixiada. Cada entrevistado nos arroja con sencillez y rabia un día a día que no contemplan aquellos que dicen “el turismo es bueno porque deja dinero”. La Rambla, que fuera en otra época lugar de cafés y tertulias, donde lo mismo comprabas un ramo de lirios que un poemario de los mejores versos de Borges o Alberti algo más arriba, ya no existe. No era un lugar perfecto, pero sí la columna vertebral de una ciudad unida siempre al cambio. De aquella variopinta diversidad pasamos a una gran calzada gris donde señoras de calle y carteristas relegaron la Rambla al abandono, una etapa que dejó atrás con la inauguración de los Juegos Olímpicos de 1992. ¡Benditos juegos que situaron Barcelona en el mapa estelar! Benditos juegos que hicieron de la gris Rambla un lugar de paso, sin alma, sin habitantes, sólo turistas saturados de comer y beber y cientos de tiendas de suvenir. Como la Rambla, la Ciutat Vella (Barrio Gótico y aledaños), el barrio que discurre entorno a la Sagrada Familia y el Parque Güell sufren del mismo cáncer. Espacios que se vuelven intransitables para quienes viven en ellos, comercios con figuras de toros y flamencas que poco o nada son un reflejo de la Barcelona que se pretende mostrar al mundo, autobuses y taxis dueños y señores de las avenidas…. El resultado, un espacio hermoso y diverso convertido en parque recreativo que pretende dar cobijo a más visitantes del que pueden soportar sus infraestructuras y moradores.
Atraídos por su historia, modernidad, barriadas sosegadas y acogedoras, y buenas infraestructuras, Barcelona convierte sus mejores cualidades en su peor condena. Se genera pues un cóctel que deja millones a las arcas públicas y a los bolsillos de los particulares. Gran ventaja en tiempos de crisis que pronto quedará obsoleta y dejará de generar el menor interés por parte de aquellos que hasta hoy buscan algo más que monumentos, buscan la esencia de un espacio. La pregunta que este documental pretende hacernos (y que se puede extrapolar a cualquier ciudad o entorno masificado sin conciencia alguna de los efectos de dicha actividad económica), es cómo podemos hacer de una fuente de riqueza como el turismo algo que a la larga nos repercuta positivamente a nivel ecológico, humano y de tradición. No dejemos morir de pena a los que hacen de un paraje lo que es, algo único. ★★★★★1/2
Por Olalla Negrete
Amante del séptimo arte y en especial de la ciencia ficción. Fan incondicional de Stanley Kubrick y Terrence Malick, pero con todo y con eso, soy capaz de disfrutar en colorines de cintas de dudosa reputación. Cantante en mis tiempos libres y apasionado del mundo del cómic. Eso si, siempre con una birra cerca.