Finaliza la temporada y, por ende, la serie dejándonos una nueva muestra del enorme potencial desaprovechado y la gran variedad de tramas y elementos que podrían haberla convertido en todo un soplo de aire fresco para los amantes de la ciencia ficción (si la hubieran dejado). Es decir,
deja como coda final uno de los mejores episodios de la temporada, con todos los ingredientes que la hacían deliciosamente atractiva (un universo por explorar lleno de detalles que se van dejando caer poco a poco, una pareja con una química explosiva y unos diálogos punzantes) unidos a
una trama con más de un giro de guión que además permite profundizar en los personajes.
En esta ocasión Kennex y Dorian han de intentar atrapar a un asesino en serie con un curioso método de
"trabajo". Sus víctimas suelen ser vagabundos y jóvenes sin hogar cuya ausencia no se echa en falta hasta que aparecen muertos. Y no sólo eso, sino que además
el asesino vacía los cuerpos y los llena de paja, construyendo espantapájaros humanos. Un extraño caso más si no fuera por el detalle de que
el culpable ya fue atrapado y encarcelado años atrás; y no sólo eso, sino que el policía encargado del caso y, por tanto, quien llevó al culpable ante la justicia fue el mismísimo padre de Kennex. De esta forma, nos enteramos de que el gusanillo policial le viene al detective de familia. Pero aún hay más. Resulta ser que Edward Kennex era uno de los pocos policías honrados del cuerpo, valor que inculcó a su hijo antes de morir en extrañas circunstancias. Como solemos encontrar en el cine de James Gray, algo huele a podrido en el estamento policial; algo que pudo desembocar en la muerte de Edward por su afición poco práctica a no aceptar sobornos e incluso a proseguir con la investigación de un caso cerrado ante la sospecha de haber atrapado a un falso culpable.
De esta forma,
el pasado y el presente se entrelazan, lo que también nos servirá para profundizar en las motivaciones y en el corazoncito de esa roca impenetrable que es Kennex. Al mismo tiempo, Dorian deberá enfrentarse a un examen de aptitud por parte de la Central, cosa que no ayuda precisamente a tranquilizarlo, ya que las características de los modelos DRN no son precisamente populares.
Su futuro en el cuerpo está en el aire, y tal vez deba darle a sus examinadores una dosis de lo que quieren encontrar en el androide, lo que dará para algunos momentos divertidos. En paralelo, la investigación prosigue en varios frentes. La policía intenta tender una trampa al asesino cercando los albergues para indigentes e intentando llevarle a una ratonera mientras Kennex y Dorian visitan al presunto asesino original descubriendo que en verdad es inocente y que no pueden confiar en nadie del cuerpo. De esta forma,
el objetivo será llevar al verdadero culpable entre rejas acabando el trabajo que comenzó su padre y que le costó la vida. Una pista de los archivos originales de la investigación resulta fundamental para hacer un asombroso descubrimiento:
los cuerpos encontrados no son sino réplicas orgánicas en 3D de las víctimas (otro interesante concepto que deja caer la serie). La imposibilidad de replicar los órganos hacía que el secuestrador recurriera al truco de la paja en los cascarones vacíos para ocultar el
"truco". De esta forma, la trama toma una nueva vía cuando el asesino en serie muestra tener unas motivaciones que van mucho más allá del simple crimen.
En este caso, hacia la eterna lucha por conseguir la inmortalidad por cualquier medio, aunque tenga que ser a base de implantes cibernéticos y orgánicos (para lo que evidentemente necesita
"materia prima" vivita y coleando). Una interesante vuelta de tuerca que conducirá a Kennex a atrapar a su rival, liberando al falso culpable y brindando a su padre la tan merecida victoria final.
Y así hace mutis por el foro la serie, de mala manera y por la puerta de atrás, dejándonos con ganas de más y con la sensación de que podía haber sido un excelente producto de ciencia ficción si hubieran dejado a los responsables explotar el torrente de ideas que han ido lanzando en prácticamente cada capítulo. Se nota que algún ejecutivo encorbatado de los que perdonan pero no olvidan le había cogido ojeriza a J. H. Wyman desde que se la metió doblada con
Fringe. Curiosamente, otra (gran) serie de ciencia ficción pura planteada como un procedimental policial futurista y que antes de llegar al primer tercio de su primera temporada le había dado completamente la vuelta a su concepto, transformándose en un producto siempre sorprendente donde la parte procedimental se había disuelto como un azucarillo en agua caliente. De esta forma,
desde el principio de esta Almost Human quedaba clara la diferencia de posturas entre creador y cadena. El primero apostaba por las tramas a largo plazo y la exploración sin prisa pero sin pausa de un futuro distópico que no era sino un folio en blanco lleno de posibilidades. Multitud de subtramas se han quedado en su germen, sin que les hayan permitido florecer: la traición a Kennex por parte de su pareja, los oscuros motivos de la misteriosa facción terrorista, esa misteriosa comunidad que reside
"al otro lado del muro", la enorme diferencia de clases personificada en los
Chrome, la corrupción policial, los enigmáticos
"recuerdos" que infiltraron en Dorian, los sucesos que llevaron a la extinción de los DRN, ... Muchos detalles que se han ido esbozando y que a la Fox no le ha salido de sus sacrosantas narices dejar desarrollar. Porque querían su procedimental. Porque no iba a dejar que Wyman volviera a salirse con la suya.
Una lección para la que no han dudado en tirar una potencialmente gran serie a la basura a base de hacerle el mayor daño posible y reírse en su cara de la audiencia. ¿Cómo si no se explica que se emitan los capítulos desordenados y, además, en horarios imposibles? Y si el espectador tiene gónadas, que se enfrente a los evidentes desfases temporales entre unos episodios y otros y les intente buscar algo de sentido. Un auténtico despropósito. Y una verdadera lástima. Ojalá la idea hubiera nacido una vez ya consolidadas las pujantes alternativas a las majors como Netflix o Amazon. Es posible que actualmente estuviéramos disfrutando de la serie que debería haber sido y no permitieron que fuera.
Por Antonio Santos