Episodio de transición de libro. De libro del buen guionista, claro. Como hemos comentado en alguna ocasión, el peaje que han de pagar las series de veintitantos capítulos es que las tramas deben oxigenarse con capítulos más episódicos, más de transición. Sin embargo, como bien demostró esta serie la pasada temporada, no hay mejor forma que dedicar estos capítulos en apariencia intrascendentes a profundizar en los personajes a los que no se puede dedicar tanto tiempo. En esta ocasión, le toca el turno a Felicity Smoak, un personaje que es pura luz y un excelente contrapunto a una serie tan oscura, proporcionándole momentos de comicidad y simpatía. Pero que como todos tiene un pasado. Y debe tener alguna motivación para embarcarse en una aventura como es pertenecer a un equipo de justicieros, más allá de ser una genio de la informática.
El comienzo del capítulo es tan divertido como encantador. Los guionistas quieren a esta chica tanto como los espectadores y eso se nota. Mientras Roy entrena con Oliver, Laurel con Ted Grant y Thea con Malcolm, esta última se pregunta:
"¿Qué harán las personas normales un domingo por la mañana?". Y lo que hacen es lo que la pobre Felicity, intentando terminar una tanda de 10 abdominales con todo el sudor de su frente. Hasta que irrumpe su jefe, Ray Palmer, pidiendo su ayuda. Ese será el comienzo de uno de esos días en los que uno desearía no haberse levantado de la cama. La siguiente en aparecer por sorpresa es su madre, Donna, una ex-stripper de Las Vegas que se presenta para pasar una temporadita con su hija. Pronto se verá que son como el agua y el aceite (aunque compartan la preferencia por los vestidos con la tela justa), lo que será el caldo de cultivo para un capítulo de lo más divertido. Aunque también pronto comenzará a tender hacia el drama.
Un grupo anarquista liderado por un tal Hermano ojo comienza a causar el caos en la ciudad, provocando apagones masivos y amenazando con borrar todos los registros bancarios. Esto desatará los recuerdos de Felicity al detectar que el virus que está saltándose todas las barreras y que Hermano ojo ha desatado fue programado por ella con fines mucho menos malévolos. De esta forma, los flashbacks del capítulo estarán dedicados a la rubia colaboradora de Arrow, mostrando su etapa universitaria, cuando formaba parte de un grupillo de hackers con su novio Cooper y un amigo. La excesiva ambición del novio, que pretendía modificar los expedientes universitarios de todos empleando sus tácticas, acabará con el chico en la cárcel, sacrificándose para protegerla a ella. Poco después, se ahorcó en su celda al no poder soportar la presión, lo que Felicity lleva en su conciencia desde entonces.
Mientras el resto del equipo sigue las pocas pistas que van dejando los terroristas, se descubrirá el verdadero plan maestro del
Hermano ojo. En un giro de guión que bebe de
La jungla de Cristal 3,
los actos ciberterroristas mostrarán ser sólo una cortina de humo para tener a policías y justicieros moviéndose a su son mientras tienen así vía libre para su verdadero objetivo: robar los furgones blindados de dinero que se trasladan del Tesoro en caso de emergencia. Aunque para ello necesita los expertos conocimientos tecnológicos de Felicity. De esta forma, todo se mostrará estar organizado para conseguir este fin, incluso la presencia de Donna como
"aliciente" para que su hija colabore. Finalmente, el Hermano ojo no será otro que el presuntamente fallecido Cooper (como era previsible), que no estaba muerto, estaba de parranda con la NSA para reducir su condena (y estos lo habían hecho desaparecer), y al reincorporarse a la vida civil y descubrir que su chica se había pasado al bando de
"la casta" había decidido salirse por la tangente y jubilarse a lo grande como
El Dioni.
Sin embargo, Felicity es una chica más que preparada y curtida en situaciones difíciles, así que con su habilidad para utilizar en su favor cualquier componente tecnológico, hasta un tamagochi si hace falta y tiene WIFI, se las arreglará para salvar el día y demostrar que, sea cual sea el pasado de uno, no hace falta hacerse 200 dominadas para ser un héroe. El mal rato compartido también hará maravillas para reactivar la relación con su madre, que hay que reconocer que es una tía de lo más salada. Lo cierto es que Felicity pasa por diversos registros este episodio, y cada vez más se muestra como uno de los personajes más sólidos de la serie. Tanto en lo cómico como en lo dramático está genial esta chica.
Por su parte, otros subargumentos se van desarrollando. Ray Palmer se está mostrando poco a poco como alguien merecedor de la confianza de Felicity. ¿O tal vez tendrá intenciones ocultas? Saber que en el cómic es un héroe no lo hace probable, aunque también puede ser un recurso de los guionistas para un
"zas, en toda la boca". Por su parte, Oliver acepta por fin que Thea comience a hacer uso de la herencia de su padre. Todo sea por el amor fraterno. Aunque los planes de Malcolm también pueden ser otros, y cuando salga a la luz la verdad de la relación padre/hija se puede liar parda. Y Laurel da otro pasito más para tomar el manto de su hermana Sara. En esta ocasión, después de que su rabia interna le haga tomar una mala decisión durante el caos en la ciudad, decide seguir el consejo de su padre y descargar en alguien los secretos que la corroen (la muerte de su hermana).
El elegido será Ted, que usará este trauma para reconducir sus entrenamientos. ¿Veremos pronto a Laurel convertida en Canario Negro?
Por cierto, me ha gustado sobremanera el guiño que se hace en este capítulo a uno de los más míticos personajes de la historia del cómic. Y es que el look de la Felicity joven no puede más que recordar a la inolvidable Muerte de
The Sandman. Un diez para los guionistas:
Por Antonio Santos