Brutal golpe sobre la mesa el que ha asestado HYDRA en este episodio. Como parte de su plan para quitarse de en medio a sus principales enemigos, han optado por pasar a la acción haciendo lo que mejor se les da: sembrar el caos y la discordia. De esta forma, la mejor forma de acabar con SHIELD con el menor esfuerzo posible es que sea otro el que se encargue de hacerlo, sin que ellos se tengan que manchar las manos. Malmeter, que se llama.
De esta forma, su plan consistirá en asaltar una reunión de la ONU en la que precisamente se está debatiendo sobre la necesidad de perseguir a una agencia que en el pasado había sido de los "buenos", aunque los "malos" crecieran ocultos en su seno. Aunque no entrarán cargándose mandatarios a diestro y siniestro como HYDRA, sino disfrazados de agentes de SHIELD, lo que hará que la agencia vuelva a estar en el punto de mira de todo el mundo (y no precisamente para bien). Sobre todo porque la facción gubernamental
"anti-SHIELD" cuenta con dos baluartes que no dan su brazo a torcer: El general Talbot y el senador Christian Ward, nada menos que el hermano mayor del caído en desgracia Grant Ward, y que éste compara poco menos que con el mismísimo diablo.
De esta forma, ahora más que nunca Coulson tendrá que luchar por limpiar la imagen de su agencia antes de que el mundo entero los declare terroristas peligrosos y se vean perseguidos con saña por fuerzas gubernamentales a nivel global, lo que supondría su desaparición y una victoria completa de HYDRA.
Así pues, se despliega en el tablero mundial una partida con múltiples giros argumentales que nos tendrá en vilo todo el episodio. Fundamentalmente, la partida se jugará en dos frentes: un equipo de campo formado por May, Hunter y Bobbi que tratará de anticiparse a su rival y detener al comando que los está suplantando, y el propio Coulson llevando la guerra a los despachos y tratando de negociar con el senador Ward.
Cuando dos hombres poderosos se enfrentan, la única forma de vencer es encontrar la manera de llegar a las tablas de forma que ambos resulten vencedores.
Y Coulson se guarda un as en la manga que acaba por decantar la balanza a su lado, ofreciéndole lo que más anhela: a su hermano encadenado en bandeja de plata. La relación entre ambos hermanos parece haber sido bastante traumática, y uno de los dos (o los dos) mienten al recordar su conflictivo pasado, lo que hace a Grant mucho más peligroso. Por otra parte, el comando de May derrotará finalmente a los asesinos de HYDRA tras un combate espectacular.
Sin embargo, y como síntoma de la subida de calidad de la serie poniendo de relieve que ya estamos fuera de los mundo de Yupi, será una victoria pírrica; el enemigo ha caído, pero no sin antes cobrarse su peaje en forma de sangre.
Complementando esta trama, se tratan también en el episodio múltiples fracturas en el seno del equipo. Por un lado, la pareja Bobbi-Hunter limará sus asperezas en plena acción. No hay nada como repartir estopa juntos (y a base de bien) para olvidar las secuelas de su relación pasada. Por otra parte, el regreso de Simmons no le sentará nada bien a Fitz, que no ha dejado de sentirse abandonado por su compañera. Una tensión más que visible se instala entre ellos en todo momento, lo que hace que no corran buenos tiempos para los genios científicos de SHIELD.
Finalmente, la ya fracturada relación entre Ward y Skye terminará por resquebrajarse cuando la chica demuestre que las circunstancias la han vuelto mucho más dura y no dude en utilizar al traidor, sonsacarle toda la información sobre su padre y tirarlo entre los ávidos brazos de su hermano sin ningún asomo de duda. Sin embargo, el rudo espía sigue sin dar su brazo a torcer en su creencia de recuperar a Skye... ¿o se trata de una pose? Por lo pronto, durante su traslado a la custodia de su hermano consigue arreglárselas para escapar, lo que deja un nuevo jugador completamente imprevisible en el tablero.
¿Amigo o enemigo? ¿Buscará redención o sólo su propio beneficio? Muchas incógnitas en el aire para una serie que sigue evolucionando de forma fantástica.
Por Antonio Santos