SELINA KYLE
Tras las sensaciones agridulces que nos dejó el episodio piloto, toca ver si en este segundo capítulo se va asentando la serie y se definen los caminos dramáticos por los que va a transitar esta temporada. Y la verdad es que los sentimientos encontrados vuelven, en este caso con más fuerza. Vayamos por partes.
El comienzo del episodio es prometedor. Si ya el título nos hace intuir que se va a dar relevancia a la joven Catwoman, el arranque así lo demuestra cuando la chica escapa por los pelos de una pareja de presuntos benefactores que llevan comida a los niños de la calle, cuando sus verdaderas intenciones son secuestrarlos con oscuros fines. Sus jóvenes compañeros vagabundos no tendrán tanta suerte, aunque otro de ellos logrará escapar in extremis. La investigación de la muerte de un sin-techo a manos de la pareja de secuestradores hará que los caminos de Gordon y Bullock se crucen con los del chico fugado y se destape una trama de desapariciones infantiles ignorada hasta el momento pero que viene de largo tiempo atrás.
Un buen punto de partida al que no se termina de sacar partido. En el lado positivo, la relación entre los personajes de Gordon y Bullock sigue estando muy bien plasmada. El veterano corrupto con contactos en los bajos fondos y pocas ganas de meterse en camisas de once varas (pero que cuando hay que enfangarse, no duda en hacerlo) y el joven íntegro e idealista determinado a hacer justicia pese a quien pese. También sigue estando muy bien retratada esa Gotham podrida hasta los cimientos, donde la corrupción y los intereses ocultos están arraigados en todos los estamentos y ya se toman con total naturalidad. De igual forma, se refuerza la presencia de dos personajes que han de dar mucho juego: El mafioso Carmine Falcone, decidido a marcar su territorio y a demostrar que su "reinado" en el submundo criminal está muy lejos de terminar, y el Pingüino, que nos deja las mejores escenas del capítulo. Los retazos de Edward Nygma como miembro de la policía científica de peculiar carácter también aportan un punto curioso y divertido.

En el lado negativo, algunas interpretaciones completamente sobreactuadas (sobre todo el personaje de Fish Mooney, que roza la caricatura) y una trama policíaca con muy poca chispa. No hay tensión ni sensación de peligro, no hay drama, no hay progresión lógica en la historia ni en la investigación, que va a tirones por obra y gracia de un Deux-ex-machina. Pero sobre todo, la trama adolece de una estructuración caótica y una resolución precipitada y anticlimática. Una pena, porque se desaprovecha completamente la premisa inicial para no llegar a ningún sitio. Al menos, nos deja algo más de protagonismo para Selina, que seguirá participando de forma activa en la trama principal al guardar (presuntamente) la identidad del asesino de los Wayne. También se abre la puerta a uno de los más encarnizados enemigos del joven Gordon: el desquiciado Dollmaker.
En resumidas cuentas, un episodio que nos ha dejado bastante fríos y en el que ganan las malas sensaciones, sobre todo cuando se manifiesta que los principales problemas vienen de detrás de la cámara. Si la serie sigue por esta línea, sin un montaje planificado de forma más lógica, un guión más trabajado y un director capaz de aportarle algo de personalidad, esto no lo salva ni el mismísimo Caballero Oscuro. Crucemos los dedos.
Cinéfago por puro placer y juntaletras ocasional. Defensor de las causas perdidas seriéfilas. Hincado de hinojos ante Hitchcock y Tarantino, entre otros muchos. Amante de la ciencia ficción, la aventura, Rick Remender, Jonathan Hickman, el helado de chocolate, Jessica Chastain y Eva Green (no necesariamente por ese orden).