Tras el excelente capítulo anterior, retomamos con ganas la serie a la vuelta de un nuevo parón (esta serie tiene más parones que una procesión de Semana Santa), prolongado en nuestro país por la recientemente finalizada huelga de profesionales del doblaje. Estamos ante un episodio de transición que, lejos de irse por los cerros de Úbeda hacia tramas insustanciales, aprovecha para ahondar en uno de los personajes que hasta ahora menos se había desarrollado: Diggle. De él conocíamos que era un ex-soldado afectado por su divorcio que ahora trabajaba en el sector privado en el ámbito de la seguridad. Aquí obtendremos más información sobre su pasado, la relación intermitente con su ex-mujer y su vinculación a los cuerpos especiales de seguridad nacional, como A.R.G.U.S. y, por extensión, la siempre peligrosa Amanda Waller.
El título del capítulo ya nos indica que se va a presentar en esta serie un nuevo concepto del
Universo DC. En este caso, el famoso
Escuadrón Suicida (Pelotón Suicida, según la pésima traducción española. Anda que no hay décadas de historia detrás de este no-grupo para dejar que aflore la creatividad del traductor...). Para quien no lo conozca, se trata de la versión DC de un comando tipo
"Doce del patíbulo", a cuyo éxito contribuyó el guionista John Ostrander con una mítica etapa encuadrada entre los hitos de la editorial. Llamada técnicamente
"Fuerza especial X", se trata de una unidad comandada por Amanda Waller y formada por criminales peligrosos destinados a pasar su vida en prisión (o a recibir una inyección letal) que verán retirados los cargos en su contra si participan en misiones de encubiertas de especial peligrosidad, de ahí su sobrenombre.
En este capítulo, Amanda Waller convence a Diggle para comandar una de estas misiones suicidas, debiendo viajar a Markovia (en el próximo oriente) para localizar una peligrosa arma de destrucción masiva (que en este caso existe de verdad y no es tan sólo una leyenda urbana), que se sospecha que un antiguo traficante de armas y otras lindezas presuntamente reformado llamado Qadir oculta en su mansión. ¿Por qué involucrar a Diggle en este entuerto? Porque en el pasado, siendo soldado, salvó la vida de Qadir durante una escaramuza en Markovia (que será el objeto de los flashback del capítulo), por lo que lo necesitan como pasaporte de entrada a la vivienda del terrorista. En esta primera encarnación, el Escuadrón Suicida estará formado por villanos ya vistos en episodios anteriores (incluyendo un cameo de cierta psicóloga psicópata que tanto agradecemos los aficionados al cómic):
Metralla, Tigre de Bronce y un carismático Deadshot que retomará su tira y afloja con Diggle. Muy buena interacción entre ambos personajes, incluyendo ciertos datos sobre la muerte del hermano de Diggle que plantean interesantes subtramas futuras para la serie.
La misión, evidentemente, no saldrá tal y como estaba planificada y el comando especial se las verá bastante crudas para salir del atolladero. Sobre todo porque también entrarán en juego dos características del
Escuadrón que están muy bien llevadas a la pantalla: La prescindibilidad de sus integrantes y
el carácter maquiavélico, traicionero y despiadado de Amanda Waller, que está muy bien retratada como una bastarda capaz de traicionar a quien sea para que se cumplan los objetivos de su misión. Y no duda en activar el mecanismo que causa la muerte de sus "pupilos" si estos amenazan con descarrilarse mínimamente. Esto dará lugar a interesantes giros de guión que nos tendrán en vilo durante toda la misión.
Por otra parte,
la sombra de Slade Wilson es alargada y tiene a Oliver en un sinvivir, preocupado no tanto por él sino porque conoce a su enemigo y sabe que no le dolerán prendas en atacar a sus seres queridos. Esto lo lleva inicialmente a querer apartar de su vida a Sara para protegerla, aunque la intervención de una Laurel que por fin está escrita como un personaje de verdad le hará recapacitar y abandonar esa cabezonería que le caracteriza. De esta forma, se prepara para ir a por Slade, aunque cuando tras solicitar ayuda hasta a sus contactos en la mafia rusa cree que por fin lo ha localizado, se topa con una verdad inapelable, y de forma bastante expeditiva: Su rival está varios pasos por delante de él, no en vano lleva años planificando su venganza. De esta forma, toma conciencia de que toda ayuda le vendrá corta si quiere tener alguna oportunidad de acabar con él. Esta es una de las características que definen a un
gran antagonista:
Sin aparecer físicamente, su presencia se nota a lo largo de toda esta parte del capítulo centrada en Oliver, dando siempre sensación de peligro latente y destino irremediable. ¡Excelente!
El capítulo también termina con una sorprendente revelación que abre nuevas incógnitas: Tras constatar la ventaja que le saca su rival,
Oliver va a pedir ayuda nada menos que a Amanda Waller, que muestra conocer a Oliver, a Slade e incluso las circunstancias de la presunta muerte de este último. Las piezas del puzzle se siguen desplegando...