"A VECES SUS OJOS SON SALVAJES, PERO TIENE UN GRAN CORAZÓN"
¿De qué va?
Arren acaba matar a su rey padre y le ha robado su espada. Emprende un viaje de huida sin rumbo. En su camino se encontrará con el archimago Gavilán quien sacará lo bueno de él y poco a poco lo irá iluminando. Pero los planes de Cob van mas allá y necesitan de su presencia para conseguir abrir la puerta a la eternidad.
Impresiones
Cuentos de Terramar está basada en la saga literaria de Ursula K. Le Guin comparada por muchos con las obras de J.R.R Tolkien por el uso de la temática de magos y dragones y sacarles un buen partido. La saga Terramar se encuentra dentro de las exquisitas joyas literarias y ésta película se basa en fundamento en su tercer libro, La costa mas lejana. Aunque la saga ha tenido una conversión en forma de serie, ésta fue totalmente nefasta y vacía de alma y presupuesto. Se puede decir que Cuentos de Terramar tiene parte del espíritu de la obra, aunque solo en esencia y es que el revuelo para su creación trajo al estudio de vuelta. Vamos a explicar las razones.
Hayao Miyazaki era seguidor de la obra de Le Guin y su idea era la de plasmarla en pantalla, pero por aquel entonces, el director andaba bastante agobiado por otros proyectos. Fue entonces cuando uno de los fundadores de Estudios Ghibli propuso a su alumno e hijo para realizarlo, Goro Miyazaki. Hayao Miyazaki no lo veía aun listo pero Goro fue firme en sus ideas y ésto fue lo que hizo que la colaboración entre ambos se quebrara, ya que las adaptaciones al guión las solía hacer de forma magistral su padre. Probablemente éste sea el mayor bache de la producción ya que aunque a Goro no le tiembla la mano en el dibujo, sí que hay cierto vacío en el modo de abarcar la historia y narrarla. No cabe ninguna duda de que Goro Miyazaki tiene como mayor influencia a su padre. Lo comprobamos en el diseño de personajes y en algunos momentos impresionantes en los que el arte se desborda por la pantalla, como la llegada de Arren y Gavilán a la ciudad por primera vez, tan colorida como si de un lienzo con una extensa paleta de colores se tratara. También hay buenas escenas de movimientos, sobretodo se ve mayor lucidez en su tramo final, en la última media hora. ¿Donde está el problema entonces?
Goro tiende en demasía en enrevesar una historia en la que se habla de forma repetida sobre la muerte y la vida y a veces parece que se pierde en su propio juego. Cuando Arren se encuentra totalmente perdido, no queda del todo claro porqué está así ni quien ha sido el causante de ese desdoble de personalidad. Los efectismos de los dragones están francamente bien diseñados pero no bien llevados de cara a entender porqué están exiliados de esa forma y sobretodo, porqué es Theru uno de ellos y porqué actúa de esa forma. Al final, lo que parece simbólico, acaba siendo literal y ésto choca con lo que vemos en pantalla. Y por supuesto que podríamos añadir que todo se debe a parte del gran misticismo japonés, pero recordemos que estamos ante una obra de Le Guin, quien era Estadounidense, por lo que si hay algo de ese misticismo, es marca propia. Sin embargo, el mayor escollo lo encontramos en el desarrollo del film. Cuando Arren llega a casa de la mujer de Gavilán, hay una decadencia absoluta que apenas levanta cabeza, siendo la mayor parte del metraje aburrida y abultada, ya que sus dos horas se antojan demasiado largas, todo lo contrario que con las obras de su padre.
Pero no estamos diciendo en ningún momento que Cuentos de Terramar, o Gedo Senki en su idioma original, sea mala. Las críticas generales la han maltratado en demasía y sin embargo obtuvo gran éxito en su estreno en las grandes pantallas de Japón. Es cierto que tendemos a compararla con otros trabajos de Hayao Miyazaki y probablemente sea su apellido lo que más le pese a su historia, pero también es verdad que tiene momentos de lucidez que resultan atractivos como su tramo final, al que muchos achacan que tiene todo el contenido esencial explotado en unos pocos minutos y a los que no quito razón. Esa escena en la que Arren está en el techo de la torre y los adoquines se hunden, próximos al derrumbe, son espectaculares. Y los temas que se tocan de forma dispar en su historia son curiosos, como cuando sale un extraño personaje ofreciendo "Acia", una droga que los lleva al "paraíso" aunque el resultado es de decrépito absoluto. Y como ya dijimos antes, el mayor peso lo lleva el tema de la vida y la muerte. Por ello hay ciertas frases que se pueden a sacar relucir bastante curiosas y que os exponemos al final de la crítica. El poder que lleva el equilibrio del mundo y el renacimiento en sí son otros de los temas de Cuentos de Terramar.
La banda sonora corre a cargo de
Tamiya Terashima. El resultado es muy bueno aunque se echa de menos el toque de
Joe Hisaishi. Sin embargo, la obra de
Terashima cuenta con algunos toques muy buenos. Se divide en obras vocales interpretadas por
Aoi Teshima. Entre ellas podemos destacar varias piezas, pero el corte
Tabibito es una de las pieza fundamentales que sirven para explicar en cierto modo lo relacionado con el personaje de Theru. Luego tenemos la parte instrumental, para ella
se ha contado con la ayuda de Carlos Nuñez en diversos vientos. El resultado es fantástico pues evocan a un mundo lejano, repleto de nostalgia y de una belleza imprescindible.
The Misty Land y
The Bounty of the Land son dos bellísimas piezas que podéis escuchar pulsando en cada link. Sin embargo, el tema principal es el corte
Arren´s Way, que comienza de forma tranquila hasta explotar ese leitmotiv que suena en diversas ocasiones y que nos gusta tanto. Un disfrute para los amantes de lo orquestal con algún que otro toque céltico. En resumen, una banda sonora acertada para una película que podría haber sido mejor pero que
no es tan mala como la pintan. Y es que tal y como reza la frase del comienzo, es una película rebelde por el estallido entre los dos miembros de
Miyazaki, pero en el fondo, tiene buen corazón.
★★★★★
Por Dante Martín
♣ "Solo debe hacerse un hechizo cuando sea necesario" ♣
♣ "Odio a todo el que es capaz de no valorar la vida" ♣
♣ "La vida sin muerte no es vida. Si rechazas la muerte, también rechazas la vida" ♣
Amante del séptimo arte y en especial de la ciencia ficción. Fan incondicional de Stanley Kubrick y Terrence Malick, pero con todo y con eso, soy capaz de disfrutar en colorines de cintas de dudosa reputación. Cantante en mis tiempos libres y apasionado del mundo del cómic. Eso si, siempre con una birra cerca.