Sinopsis: ¿Puede el amor, el poder del bien incluso en la adversidad, perdurar más allá de la vida que conocemos y prolongarse a través de siglos y lugares? Seis vidas se entrecruzan aquí de forma inesperada a fin de dibujar un mundo, profético y extraño a la vez, en el que la historia se puede reescribir. Los seis protagonistas de la novela, ajenos a la trascendencia de sus acciones, tienen un papel mucho más relevante en la posteridad de lo que pueden imaginar, en escenarios tan disimiles como un viaje por la Polinesia a bordo de un galeón en el siglo xix, la California de los años sesenta, o una isla en un futuro post-apocalíptico. Todos ellos comparten un destino común, el afán de poder que se sucede una civilización tras otra, y la búsqueda del amor como salvación. David Mitchell construye una aventura épica en la que no sólo todo está conectado, sino en la que también los gestos individuales pueden llegar a ser el germen de grandes revoluciones.
Reseña: Esa extraña sensación que solo puede explicarse en francés. La familiaridad ante lo desconocido, bien un objeto, una persona o un lugar. La impresión de repetir lo vivido, cuando todavía no ha sucedido. Dos palabras para explicarlo este extraño sentimiento, déjà vu, insuficientes para dar respuesta a todos los interrogantes que conlleva...
En El atlas de las nubes, cada personaje experimenta este peculiar fenómeno, pero con la diferencia de que el lector tiene la posibilidad de conocer su origen. Al igual que Ghostwritten (Escritos fantasmas), David Mitchell retorna la temática de "la teoría del caos" para mostrarnos las conexiones existentes entre los personajes a través de tiempos y espacios completamente divergentes. En esta novela coral no existe un protagonista propiamente dicho, sino que convergen seis historias en las que se entrecruzan las respectivas experiencias y conflictos de cada personaje, gracias a sutiles detalles que propician ese vínculo. De este modo, David Mitchell consigue transportar al lector a diferentes períodos y escenarios, modificando la estructura y la prosa narrativa según el relato.
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David Mitchell |
El atlas de las nubes es una lectura dinámica, que evoluciona conforme se suceden las historias. Adviértase las variaciones que experimentan el léxico de los personajes, la forma de expresarse o el formato escogido para contarnos sus historias, etc... Por ejemplo, en Sloosha's Crossin' an' Ev'rythin' After, la última de las seis historias, Zachry posee un lenguaje muy limitado, casi infantil, que permite ilustrar el retroceso de la humanidad tras la Caída hasta una época casi paleolítica. Por el contrario, Letters from Zedelghem (Cartas desde Zedelghem) Robert Frobisher posee un léxico capaz de convertir las notas musicales en palabras, cada sonido se transforma en una párrafo capaz de cautivarnos a través de la vista, permitiéndonos reproducirlos con nuestros sordos oídos. Una pasión por la música que trasciende el papel y adquiere consistencia real gracias a su correspondencia. Además, esta diversidad no se limita exclusivamente a los aspectos técnicos de la novela, sino que también existen una concurrencia de diversos géneros literarios y temáticas que abarcan un amplio catálogo de aspectos sociales, políticos, económicos y culturales. En este aspecto, las historias más significativas son The Pacific Journal of Adam Ewing (El Diario del Pacífico de Adam Ewing) y, sobre todo, An Orison of Sonmi-451 (Una Oración de Sonmi-451). De hecho, el número asignado al clon Sonmi podría considerarse un tributo a Fahrenheit 451 (Ray Bradbury).
Sin embargo, Half-Lives: The First Luisa Rey Mystery (Semivida: El Misterio de Luisa Rey) resulta muy estereotípica. La historia, como describe el propio Timothy Cavendish en la historia posterior, parece haber sido escrita con la pretensión de convertirse en el próximo éxito fácil de Hollywood. Una periodista con aspiraciones a Nancy Drew que descubre la conspiración de una poderosa multinacional para encubrir un posible desastre nuclear. Típica y aburrida. Asimismo, evidencia la necesidad del autor por enlazar las historias, empleando detalles cada vez menos trascendentales en los relatos posteriores, sobre todo a partir de The Ghastly Ordeal of Timothy Cavendish o(El Horrible Calvario de Timothy Cavendish). La justificación para incluir determinados detalles, como el antojo, resulta artificial y carece de una repercusión auténtica en el desarrollo de la historia. De hecho, a partir de la tercera historia la novela decrece, pero la estructura boomerang nos permite retomar aquellas que quedaron temporalmente interrumpidas y captar nuestro interés de nuevo.
En conclusión, El atlas de las nubes representa una experiencia literaria compleja, caracterizada por el asombroso dinamismo de sus diferentes historias que permiten al lector introducirse en diferentes contextos. Sin embargo, cierto desequilibrio narrativo entre los relatos y la necesidad de interconectarlos provoca que la lectura se vuelva tediosa y cueste retomarla.
A pesar de las semejanzas con Escritos fantasmas o Number9dream, David Mitchell vuelve a sorprendernos con una novela que, aunque no representa una lectura trascendental, destaca entre sus congéneres por su original. Algunos podrían decir que es una gota en un vasto océano literario, pero como dice Adam Dewing: El océano lo conforman miles de gotas.
Lo Mejor: La capacidad de David Mitchell para reproducir los diferentes contextos y personajes a través de una prosa dinámica. La gran concurrencia de géneros y temáticas. Las historias de Robert Frobisher y Sonmi-451.
Lo Peor: Las conexiones entre las historias resultan forzadas y no termina de convencer su trascendencia. El relato de Luisa Rey es poco original e incurre en muchos tópicos del thiller. Las historias de Timothy Cavendish y Zachry resultan prescindibles.
Por MariCarmen Horcas
@HorcasC
Título: El atlas de las nubes; 608 págs.
Autor: David Mitchell
Editorial: Duomo Editorial, 2012
ISNB: 97884923799
Amante del séptimo arte y en especial de la ciencia ficción. Fan incondicional de Stanley Kubrick y Terrence Malick, pero con todo y con eso, soy capaz de disfrutar en colorines de cintas de dudosa reputación. Cantante en mis tiempos libres y apasionado del mundo del cómic. Eso si, siempre con una birra cerca.