Jesse se ha convertido en un escritor de éxito tras la publicación de una novela de ficción que narraba las vivencias de un amor en una noche casual. Mientras firma algunos ejemplares en Francia aparece Celine, la cual llevaba nueve años sin ver. Proponen una salida antes de que salga su vuelo.
Nueve años han pasado desde
Antes del Amanecer y
Richard Linklater los traslada en el tiempo de forma real para hacer pasar a Jesse y a Celine por nueve años sin verse. En ésta ocasión,
el director adapta su escrito y colaboran en el guión tanto Hawke como Delpy, los cuales estaban muy dentro de sus papeles que tan buenas críticas les regalaron en su momento aunque pasó fugazmente por algunos premios. En ésta ocasión, a su secuela se le prestó mas atención y
logró llegar a los Oscars para estar nominada al mejor guión adaptado aunque no consiguió la estatuilla.
Probablemente, el interés de ésta historia se reduce en averiguar si la promesa que se hicieron la pareja protagonista sobre verse en Diciembre del año siguiente se ha cumplido, y el director nos responde rápidamente cuando averiguamos que
la juvenil pareja estudiante ha madurado y rehecho sus vidas. Jesse es un escritor con éxito, está casado y tiene un hijo. Celine sin embargo vive con una persona que está siempre de viaje, lo que le permite no aferrarse a nada ni acostumbrarse, todo lo contrario a lo que ella necesitaba que era amar y ser amada. Sin embargo, éste nuevo encuentro hará sacar a la luz lo insatisfechos de ambos en sus relaciones y
se abre una interrogante que de la misma forma se hacía el espectador al preguntar qué habría pasado si aquel día se hubiesen vuelto a ver o simplemente hubiesen cambiado teléfonos. En palabras de Jesse, fueron ideas idiotas de adolescente, pero sin lugar a dudas, gracias a ello (para el espectador, no para la pareja en la ficción) tenemos una nueva vertiente de diálogos grandiosa, suspicaz y algo picante por el humor de Jesse donde volvemos a encontrarnos a una Celine que juega al olvido simplemente para picar a su viejo amigo.
El deseo de los dos, sin embargo,
es mucho mas reservado. En el momento en el que el espectador se entera de la situación amorosa de ambos,
la cinta se vuelve mas dramática y algo desesperanzadora. ¿Que ambos volvieran y se besaran? Eso sería muy sucio aunque fuera lo que de verdad ansiara el espectador. Mas que eso,
Linklater juega a la madurez y poco a poco ata cabos con cada despedida, la cual comienza desde su viaje en barco, sigue en la limusina y acaba en la casa de Celine.
Una despedida eterna que parece no terminar hasta el extremo en el que al entrar Jesse en el hogar de Celine y le escucha cantar una canción que va dedicada para él, sabe perfectamente que va a perder su avión.
Linklater cierra la pantalla y da paso a los títulos de crédito dejándonos una leve sonrisa en la cara tras apenas hora y media de diálogos brillantes y dejarnos algo tristes por lo difícil de su relación. Todo queda abierto sin embargo con ese cierre... que ironía. Pero todo quedará desvelado en la tercera entrega que reseñaremos en breve,
Antes del Anochecer donde sabremos con detalle que ocurrió después de aquella bonita canción interpretada por la propia actriz.
Es curiosa la maestría del autor por mostrarnos una historia tan auténtica y hacerla a la vez tan diferente. En la primera, la pasión de los protagonistas era consumida en una noche a base de besos, sin embargo en ésta, por el respeto que se tienen, no hay ni un solo roce de labios salvo un abrazo que le abre las puertas a Jesse para darse cuenta de lo que llegó a perder. Una obra a la altura de la anterior aunque personalmente prefiera la anterior. El marco en esta ocasión es Francia y su paseo por el Sena resulta inolvidable para todos.