Impresionante el capítulo de esta semana, no dejando bajar el listón en ningún momento con respecto a lo que llevamos de temporada. Si la entrega anterior estaba protagonizada por Nora y Erika, aquí el protagonismo va a recaer casi exclusivamente sobre las espaldas de Kevin Garvey.
El antiguo sheriff se verá obligado a recorrer todo un viacrucis existencial que lo llevará hasta los márgenes de la locura y más allá. Un episodio magnífico planificado como un juego de espejos en el que se enfrentarán la razón y la fantasía; la ciencia y la magia; la cruda realidad y la esperanza en lo ilógico.
Kevin comienza su día más aciago cuando al despertar (como siempre, esposado a la cama) no encuentra a Nora junto a él.
La sempiterna Patti se encarga de ponerle al día: su pareja ha hecho una maleta de emergencia, ha cogido a Mary y la Lily y ha tomado las de Villadiego. Su particular jornada horripilante tuvo la guinda imprevista de una confesión a destiempo, y ya no es capaz de soportar que su pareja no sólo sea sonámbulo sino que además vea muertos (sin sexto sentido ni nada). La gota que colma un vaso ya de por sí lleno de aguas turbulentas. Pero no terminan ahí los males de Kevin. Su propia hija lo cargará inmediatamente con la culpa por haber vuelto a destruir una relación que parecía ir viento en popa.
Por no hablar de esas esposas de las que estará todo el capítulo intentando liberarse... una grandiosa muestra más del humor negrísimo de la serie. De esta forma, comienza la particular odisea del protagonista para librarse de Patti y recuperar a su familia. Por suerte no llega a confesar a su hija el origen de sus males y las verdaderas razones de la huida de Nora. La chica ya está bastante nerviosa con la situación, como mostrará una visita a su
noviete Michel Murphy cargada de bilis y doloroso sarcasmo.
El viaje de Kevin al fondo de su propia alma castigada le llevará a lo largo de distintas etapas viviendo las situaciones más extrañas y bizarras. Unas situaciones que van teniendo un denominador común: poco a poco, intentando liberarse, se va metiendo en pozos más y más profundos. La influencia desquiciante de Patti le hace ser cada vez más irascible e imprevisible. Una visita al parque de bomberos buscando la ayuda de su vecino le colocará en una difícil encrucijada. Han comenzado a solicitar a todos los vecinos que estampen la huella de la palma de la mano para compararla con la que había en el coche de las chicas desaparecidas. Presuntamente para
"ir descartando a los inocentes de forma voluntaria". La sonrisa congelada de Murphy dice justamente lo contrario.
El caso es que Kevin se acaba de meter en un jardín de primera categoría, ya que o algo milagroso sucede o la confrontación con su vecino (y por ende con el pueblo) será innegociable. La siguiente etapa de su viaje será aún más misteriosa. El joven Michael le conduce a visitar a su abuelo, al misterioso Virgil, convertido casi en un chamán. De esta visita obtenemos mucha información. Kevin ya fue a verlo antes, mientras estaba sonámbulo. Y el resultado fue su intento de suicidio en las aguas del lago. ¿Por qué?
Pues porque Virgil le comentó lo que le vuelve a confirmar una vez consciente, que la forma de liberarse de su mal, en este caso de Patti, es morir... y renacer. Como a él mismo le ocurrió cuando su hijo John le disparó a bocajarro. Eso le sirvió para luchar contra su
"adversario más poderoso" (nada menos que la pederastia y los abusos a su propio hijo) y renacer victorioso y libre de todo mal. Es lo que intentó Kevin sumido en su inconsciencia. Sin embargo, falta una parte fundamental, un guía que le ayude en su batalla interior en las tierras entre la vida y la muerte. Evidentemente, lo manda a tomar por saco.
Poco después, una llamada de teléfono le alerta de una visita sorprendente: Laurie está a las afueras de la ciudad, buscando a Tommy. Parece que el chico no estaba precisamente contento con la nueva vía que habían tomado sus vidas y ha escapado. Lo de engañar a la gente haciéndose pasar por
"sanador de almas", aunque sea por una buena causa, le ha acabado haciendo mella.
Sin embargo, la visita servirá para que Laurie se dé cuenta rápidamente de que su ex marido está hecho unos zorros internamente. Su presencia en el momento preciso y sus dotes como psicóloga le abren una nueva vía de acción a Kevin: la de la medicación y cuidado psicológico debido a una dolencia tal vez heredada de su padre. Incluso la acaba convenciendo de que la acompañe a su casa para ayudarle. El conflicto familiar elevado a la máxima potencia está en el aire. Y coincide con una llamada de Nora.
Está dispuesta a darle una segunda oportunidad si se libra de sus visiones, si se convierte en el ancla emocional que necesita. Esto lleva de nuevo a Kevin a casa de Virgil. Cualquier opción es buena si le garantiza el resultado, aunque sea pasando por la muerte. Un momento que se simboliza con la liberación, por fin, de las esposas.
Todo está preparado. Un veneno le llevará a la muerte temporal mientras el anciano tiene preparado un chute de epinefrina que le devolverá al mundo de los vivos. La visión de Patti es el detonante que impulsa a Kevin a tomar el veneno... aunque las cosas no se desarrollan como en teoría estaban planificadas.
Virgil derrama lentamente el contenido de la jeringuilla, observa el cadáver de Kevin tirado en el suelo, se sienta y ¡se vuela la tapa de los sesos! Sorpresón mayúsculo y mandíbula desencajada hasta límites insospechados. ¿Cómo demonios van a salir de aquí? La cosa está muy jodida por todos los frentes.
Pruebas palpables de la presencia de Kevin en el escenario de la desaparición de las chicas; Laurie y Jill obligadas a una convivencia forzada y tensa como un tendón; el protagonista muerto y el novio de su hija metido en el ajo... ¿Se ha matado el anciano para servir de guía a Kevin? ¿Iniciará junto a Virgil ese viaje espiritual constatando de forma consciente, premeditada y evidente el elemento fantástico que hasta ahora sólo sobrevolaba la serie? ¿Acabará siendo todo un sueño de Resines? Es difícil encontrar un final más contundente para un capítulo que sigue consolidando el ascenso constante de calidad y eficacia de esta temporada. No puedo esperar para hincarle el diente a la siguiente entrega.
Por Antonio Santos