AMONG US HIDE
Sorprendente capítulo que, como otras veces ha sucedido, parece transitar por zonas que lo aproximan a una trama de transición para regalarnos de repente un ¡zas! en toda la boca que nos deja con dos palmos de narices. Muchas subtramas se mueven y van hilando poco a poco un clima de desconfianza entre los agentes de SHIELD. Esta temporada sigue afianzando los buenos mimbres urdidos durante la campaña pasada. A sorprendentes episodios como el anterior (que nos contaba las andanzas de Simmons en el planeta misterioso) se une una uniformidad en tramas y argumentos que se esfuerza por aportar siempre algo, desarrollando personajes, dejando caer con cuentagotas respuestas a las puertas abiertas, abriendo nuevas vías y, con un medido sentido del ritmo, sacando a la luz la resolución de algunas de las grandes incógnitas planteadas. Este es el caso.
Se inicia la trama con la llegada de Hunter y May a la base de SHIELD. Por fortuna, Andrew Garner ha resultado gravemente herido pero ha conseguido salir con vida de la encerrona de los hombres de Ward. En pleno proceso de recuperación, acierta a relatar los hechos que lo han llevado a esta situación: cómo fue sometido a una encerrona por parte del joven Von Strucker y sus hombres; cómo la aparición del agente que Coulson había puesto para que lo protegiera frustra el atentado; y cómo se produce una explosión en el local de la que consigue salvarse a duras penas. Lo que desconoce es que también sale ileso el propio Von Strucker, que después del cariz que comienzan a adquirir los acontecimientos opta por tomar las de Villadiego. Por suerte, el germinal villano puede tirar de los contactos de su padre, así que decide retirarse del juego y pedir la protección de Gideon Malick, uno de los antiguos cabecillas infiltrados en SHIELD (como pudimos ver en Capitán América: Soldado de Invierno interpretado por el gran Powers Boothe) que aún ostenta estatus de intocable en la nueva situación de HYDRA.
El atentado contra Garner es el detonante necesario para que May vuelva oficialmente a SHIELD. Por supuesto, decide seguir con la cruzada contra Ward. Eso sí, sin contar con Hunter. Evidentemente, no se fía del agente tras considerarlo en parte responsable del estado de su ex marido, así que requiere la ayuda de Bobbi. Aunque al principio se muestra reticente, este episodio servirá para ahondar en la presión psicológica de la agente por volver a la acción y librarse de sus miedos con la ayuda de May. Y es que una brutal tortura a manos de tu enemigo no es moco de pavo. De esta forma, ambas forman equipo siguiendo la pista del desaparecido Von Strucker con el objetivo de encontrarlo antes de que lo haga HYDRA. Una subtrama de lo más divertida en la que se verán metidas en una misión de infiltración para recuperar la caja de un banco de las islas Caimán donde el joven villano oculta los recursos necesarios para pasar desapercibido. De esta forma, suspense, humor y acción se dan la mano, desembocando en la casa de Malick. El veterano espía ha decidido jugar su mejor baza y entregar a Von Strucker a Ward, quien se está mostrando alguien lo suficientemente peligroso como para no tenerlo como enemigo. Allí sorprenden al lugarteniente de Ward y sus secuaces torturando al chico, desencadenándose una espectacular pelea en la que May seguirá demostrando que es un hueso muy duro de roer y Bobbi acabará recuperando la confianza en sí misma de la manera más dolorosa para su rival.
Por su parte, entre Coulson y Rosalind se establece un tira y afloja donde la confianza mutua (y la química que van consolidando) se impondrá a los secretos inter-agencias. En una primera instancia, Rosalind pretendía ocultar a Coulson el laboratorio donde internan a los inhumanos que van recuperando. Sin embargo, abrirse a su nuevo aliado le servirá para que Coulson llegue a comprender unos métodos poco ortodoxos (guardar a los inhumanos en estado durmiente en soportes vitales dentro de un gigantesco almacén) aunque no por ello menos razonables.
Es de agradecer que se tenga este nivel de grises en los argumentos. Hablamos de gente y métodos que no pueden catalogarse como buenos o malos sin más. Cada acción puede ser más o menos justificable dependiendo del contexto. Sin embargo, el equipo formado por Daisy, Mack y Hunter asiste también de forma accidental a esta forma de tratar a los inhumanos, aunque sin la información que sí tiene Coulson.
Sin duda, estamos ante un inicio de desconfianza en su jefe que puede tener importantes repercusiones en el futuro.
Mientras tanto, otras subtramas se van desarrollando. Fitz sigue con su objetivo de ayudar a Simmons a rescatar a su ¿
follamigo? ¿amado? Will Daniels.
Su gratitud por haber cuidado de su compañera en su exilio planetario lo sigue convirtiendo, como también corrobora Hunter, en el mayor pagafantas de la historia del espionaje. También avanza la trama sobre la identidad de Lash. El hilo del que acabará tirando el equipo de Daisy hasta el almacén de la ATCU lo encuentran cuando investigan al principal sospechoso, alguien que se fue de la escena del crimen la última vez que se toparon con el bestial inhumano: Banks, el brazo derecho de Rosalind. Su investigación tendrá sus momentos divertidos gracias a la pericia de Hunter para saltarse las normas y atajar los problemas de frente... y usando la fuerza bruta. Una prueba de ADN demostrará que el rudo espía no tiene naturaleza inhumana, así que lo descartan como sospechoso.
Mucho movimiento este episodio, ¿verdad? Pues es sólo un aperitivo para lo que nos espera al final. Mientras Bobbi se encarga de su oponente May tiene ocasión de sonsacar unas últimas palabras al moribundo Von Strucker.
Pese a lo que creíamos, no huía de Ward. Algo le había espantado hasta un punto de ruptura, pero no era la ira del nuevo jefe de HYDRA sino un terrorífico acontecimiento al que se enfrentó en su encerrona a Andrew. En su versión de los hechos, todo discurre de la misma forma hasta que el guardaespaldas del psiquiatra entra en acción. Entonces tiene lugar un hecho inesperado.
Ante el peligro al que se enfrenta, Andrew se transforma de pronto en un ser diferente capaz de afrontar la situación. ¡Se trata del mismísimo Lash! Para evitar ser desenmascarado, no duda en cargarse a su agente protector y hacer explotar el lugar, cubriendo así sus huellas y fabricándose una coartada. Las cosas se ponen al rojo vivo. Andrew sigue con sus tejemanejes intentando sonsacar a Daisy el paradero del desaparecido Lincoln, ajeno a que su ex mujer conoce la verdad. ¿Cómo afrontará May los hechos? Un gran final que abre nuevas vías de expansión para la serie.
Por Antonio Santos
Cinéfago por puro placer y juntaletras ocasional. Defensor de las causas perdidas seriéfilas. Hincado de hinojos ante Hitchcock y Tarantino, entre otros muchos. Amante de la ciencia ficción, la aventura, Rick Remender, Jonathan Hickman, el helado de chocolate, Jessica Chastain y Eva Green (no necesariamente por ese orden).