RAISE UP
Spencer tiene a punto de caramelo el fichaje de Vernon. Joe, tontea con su cerderío particular en una conversación típica de hombres, pero para ellos, tendrán que lidiar con una comida en el Biltmore y que por supuesto pagarán ellos. Sin embargo, lo que no esperan es que Vernon lleve a toda su familia, amigos y conocidos en una operación peliaguda, ya que el futuro de Spencer depende de ello, sobre todo al estar sin fondos, aunque por suerte logra enterarse por una operadora de Citibank que tiene otra cuenta con 3.052 dólares.
Mientras tanto, Ricky Jerret hace vida en su nuevo equipo. Su número favorito, el dieciocho, está cogido por uno de los jugadores clave de los Dolphin, por lo que no duda en intentar "comprarle" el número por una cifra de cuarenta mil dólares y el collar de oro y diamantes que le acaba de regalar su "comprensiva y nada interesada" novia. Sin embargo, no lo va a conseguir, así que al llegar a su casa, recuerda a su padre, quien utilizaba el ochenta y uno cuando jugaba, así que su cabeza dará vueltas a su favor, ya que entre otras cosas, es fácil pedirle al joyero que altere el orden de números en su collar.
Spencer nos recuerda su buena vida cuando nos contaba que en su éxito más rotundo tenía en su casa una inmensa "pecera" con un tiburón al que había que darle de comer cada día. Excentricidades típicas del mundillo que le pasan factura y que él entiende a la perfección. De ahí que tenga miedo a la respuesta de Vernon, quien está dirigido por Reggie en todo momento. Y todo parece comenzar mal cuando saben que la comida les va a costar un riñón. Langosta, trucha y otras delicattesen en abundancia, como para que ahora el jugador diga que no. Sin embargo, Spencer saca partido a su labia como chico de oro y convence en privado a Vernon, pudiendo tragar saliva tranquilamente y cerrando una operación de oro.
Por Dante Martín
Amante del séptimo arte y en especial de la ciencia ficción. Fan incondicional de Stanley Kubrick y Terrence Malick, pero con todo y con eso, soy capaz de disfrutar en colorines de cintas de dudosa reputación. Cantante en mis tiempos libres y apasionado del mundo del cómic. Eso si, siempre con una birra cerca.