"ADMITÁMOSLO, SON ZOMBIES, PURA Y LLANAMENTE"
¿De qué va?
Un grupo de jovenzuelos quieren ir a una Rave que se celebra en una isla apodada, atención, Isla de la Muerte, sobre la que cae una leyenda terrorífica. A pesar de que el Capitán Kirk les insiste para que no vayan y se muestra reacio a llevarles en su barco, éste al final acaba aceptando a cambio de una jugosa suma de dinero. Cómo no, cuando llegan a la isla se dan cuenta de que algo ha pasado ya que no queda absolutamente nadie en la susodicha fiesta y, al parecer, una plaga de zombis ha dado buena cuenta de los pobres desgraciados que llegaron antes que ellos.
Reparto
Jonathan Cherry es Rudy
Tyron Leitso es Simon
Clint Howard es Salish
Ona Grauer es Alicia
Ellie Cornell es Casper
Dirección
Uwe Boll (Alone in the Dark)
Impresiones
Por fin, sé que lo esperabais todos, voy a hablar de una película en la que con toda certeza su calidad cinematográfica no va directamente acompañada del sentimiento de aceptación o rechazo que hacia ella profesemos. Por tanto, para hablar de House of the dead hay que dejar bien clara una cosa y no confundirse: objetivamente, es horrenda, atroz, nefasta, en suma, lo que en lenguaje vulgar sería “una mierda”. Por que realmente lo es, aquí no vale la subjetividad. Otra cosa aparte ya es que guste y, ojo, a servidor le gusta, y mucho. House of the dead es la controvertida adaptación al cine del videojuego homónimo de Sega y el título que dio a conocer mundialmente a Uwe Boll, considerado el peor director de la historia del cine. He de aclarar que estoy en contra de esta afirmación porque considero que hay directores infinitamente peores (Fred Olen Ray estaría muy por encima a mi entender) a pesar de que Boll tenga títulos tan infames como este.
House of the dead es una retahíla de despropósitos e incoherencias varias que, sinceramente, no creo que se deban en exclusiva a la nula labor de realización. Es más, parte de la culpa de que House of the dead sea calamitosa es del guión parido por Mark A. Altman y Dave Parker, responsables directos de que los diálogos sean de risa y las situaciones planteadas de vergüenza ajena. Aparentemente, nos encontramos ante la típica historia de ataque de muertos vivientes a un grupo de personas que intentarán sobrevivir como buenamente puedan. Pero, señores, hay mucho más. Lo que le da a House of the dead esa capacidad de convertirse en un bodrio inevitable son las tremebundas líneas de diálogo, sus secuencias delirantes y el querer tomarse en serio a sí misma. Ergo el principal problema, insisto, es el guión, como la base de la que se parte, que es bastante limitada. Los guionistas se esfuerzan en introducir un origen a la infección apoyándose en una serie de conceptos que a cualquier entendido (o incluso al que no lo es) le van a resultar ridículos. Expresiones como “admitámoslo, son zombis pura y llanamente”, “su sangre está mutada” o “hay una especie de interferencia en el teléfono”, son ya bastante definitorias de la casposidad del trabajo ante el cual nos encontramos. Por cierto, atención al detalle sobre cierto “cura español loco”. Evidentemente, con expresiones de semejante calibre es imposible no suspender la cinta y partirse de risa durante todo el metraje.
Evidentemente, un mal guión puede alcanzar cotas de delirio inimaginables gracias a la labor de un director de la talla de Uwe Boll. Insisto, no me parece el peor director de la historia pero con esta película hace todo lo posible por ganarse ese puesto. Y ahí no puedo expresar un sentimiento contrario. Uwe Boll siempre ha sido un director que ha hecho de la imitación su razón de ser, lo que me aventuro a decir que lo elevaría a la categoría de autor. Por este motivo, esta película es un compendio de todo aquello que de un modo u otro le hace tilín al director, ya sea el uso del tiempo bala, ralentizaciones, música machacona como banda sonora, tetas y un largo etcétera de recursos que, aunque no vengan al caso, él los planta en su película. Aparte, hemos de añadir errores de raccord descomunales, errores de encuadre (ese trampolín tan claramente visible) y una dirección de actores que es, simplemente, lastimosa. Toda la plantilla, sin excepción, planta cara de circunstancia (o estreñimiento, no lo tengo claro) para aparentar mucha preocupación, llevando su trabajo a la máxima expresión de la sobreactuación y el tópico más irritante.
Sin embargo, lo que más entra por los ojos es la secuencia del tiroteo ante La Casa de los Muertos que da título al film y de la que apenas se hace uso. Aquí Uwe Boll desata sus pasiones más oscuras e inconfesables y parece que sumerge su película de zombis en otra entrega del universo Matrix, salvando las distancias, evidentemente. Da la impresión de que no le interesa nada más y quiere llevar la historia hasta esta secuencia, como si de un mal videojuego se tratase. Para más inri, la introducción de imágenes procedentes del videojuego original resultan de lo más surrealistas.
En definitiva, pese a su nula calidad, House of the dead ha logrado que sucumba a su encanto, que me lo pase genial viéndola (en numerosas ocasiones) y que la guarde en mi colección particular como un manual de qué cosas no debes hacer si quieres conseguir, no sólo una buena película, sino una correcta adaptación de un videojuego. Mi consejo, dejaos embaucar por Uwe Boll y pasadlo de fábula con la peli-birra por excelencia. ★★★★★
Por Pablo Rodríguez
Amante del séptimo arte y en especial de la ciencia ficción. Fan incondicional de Stanley Kubrick y Terrence Malick, pero con todo y con eso, soy capaz de disfrutar en colorines de cintas de dudosa reputación. Cantante en mis tiempos libres y apasionado del mundo del cómic. Eso si, siempre con una birra cerca.