"...YA NO ES HUMANO"
¿De qué va?
Unos jóvenes cometen una fechoría que hacer arder a un conserje de un campamento. Pasará cinco años a base de curas e injertos de piel para que pueda volver a andar y regresar al campamento...
Reparto
Lou David es Cropsy
Brian Matthews es Todd
Leah Ayres es Michelle
Holly Hunter es Sophie
Dirección
Tony Maylam (Segundo sangriento)
Impresiones
Hablar de subgénero slasher cada vez me da más pereza porque, una vez visto uno, ya están vistos todos. Por eso, hay que aclarar antes de nada que no es lo mismo ver un slasher de los años 70-80 que uno más reciente parido en una época en la que ya no queda nada por inventar. Por esta razón, The Burning es un slasher que había que haber visto en su momento ya que, tras la enorme cantidad de productos clónicos que el aficionado ha visto a lo largo del tiempo, no le va a sorprender absolutamente nada a pesar de ser uno de los mejores. Dicho esto, me veo en la obligación de explicar mis afirmaciones. En The Burning tenemos un campamento de verano, como ocurría en Viernes 13, en Sleepaway Camp, en las modernas Campamento sangriento y Campamento infernal… Es decir, tenemos un lugar común del subgénero. Y también hay un detonante para los crímenes, esta vez una broma del mal gusto por parte de los campistas que acaba con el repulsivo y violento conserje, Cropsy, consumido por las llamas. No obstante, Cropsy sobrevive y, tras pasar cinco años en el hospital, regresa al campamento para matar. Y punto. No necesitamos más para conseguir un buen slasher. Ah, sí, un buen guión, y puedo asegurar que The Burning lo tiene. Y es de lejos uno de los mejores libretos que puede haber para una película que trata de un psicópata que se dedica a escabechar jovencitos. ¿Qué han hecho para conseguir algo así? Prescindir de todas las situaciones forzadas y los adolescentes sin cerebro que no son más que chatarra para desguace, otorgando algo más de profundidad (sólo la necesaria y sin pasarse) tanto a los personajes como a las decisiones que estos toman y las relaciones entre los mismos. Parece una tontería pero no lo es.

Un cúmulo de situaciones rocambolescas y absurdas es lo que suele acabar con un producto enmarcado en este fácilmente agotable subgénero y es en lo que suelen caer la mayor parte de las producciones de este estilo. Afortunadamente, en The Burning casi todo ocurre por una razón. El espectador que busque sorpresas seguramente se sentirá defraudado porque se conoce la identidad del asesino desde el principio de la película y, de ahí que insistiese en que esta cinta tendría que haberse visto en su momento, antes de que se agotase la fórmula de una manera tan prematura para que pudiese producir todo el impacto que pretendía en un principio. Por tanto, ¿qué nos queda? El terror. En The Burning hay terror, sangre y la incertidumbre de quién sobrevivirá a la masacre que desate Cropsy. Y también mucha violencia, quizás más de lo habitual. Particularmente, hay una secuencia que transcurre en una balsa que puede dejar tocado a más de un espectador sensible, especialmente por la edad de algunos de los que aparecen en ella siendo masacrados de una forma atroz…
Dicen que los FX de Tom Savini sufrieron muchos cortes durante la edición de la película. No quiero ni pensar cómo hubiese sido la versión íntegra.
Slashers los hay a montones, a puñados…
Slashers buenos los podemos contar con los dedos de una mano. Y The Burning es uno de ellos. De hecho, aunque esta producción de los hermanos Weinstein parezca sacada al rebufo de Viernes 13, me parece una cinta que se debería elevar a la categoría de culto. Buenas interpretaciones, magníficos efectos especiales, maquillaje resultón, una oscura, sucia y granulosa fotografía y, lo dicho, un libreto estupendo, son todos los ingredientes de una pequeña joyita que debería ser de visión obligada para todos los aficionados al cine de terror y, más concretamente, a los aficionados al subgénero slasher. ★★★★★
Por Pablo Rodríguez
Amante del séptimo arte y en especial de la ciencia ficción. Fan incondicional de Stanley Kubrick y Terrence Malick, pero con todo y con eso, soy capaz de disfrutar en colorines de cintas de dudosa reputación. Cantante en mis tiempos libres y apasionado del mundo del cómic. Eso si, siempre con una birra cerca.