HARVEY DENT
Y tras nueve capítulos se confirma la noticia: Por fin ha llegado el peor episodio de la temporada. Esperemos que sea el peor, porque si no, apaga y vámonos... No es que sea esencialmente infumable ni uno se tire de los pelos, pero es que... no pasa nada. Se nota a la legua que es un episodio de transición porque, por un lado, las tramas a largo plazo se essssssssstiiiiiiiiraaaaaannnnn para consumir minutos de pantalla con diálogos intrascendentes avanzando a paso de tortuga y sin nada que nos sorprenda. Bueno, para sorpresa está el final, que es de chiste del señor Barragán. Estos americanos se escandalizan con tan poca cosa... En fin, por otra parte, el habitual caso policial episódico es tan insulso e intrascendente como viene siendo habitual. Sin novedad por esta parte. La mejor forma de comprobarlo es hacer un ejercicio de imaginación. Si se cambiara a los dos detectives protagonistas por cualesquiera otros (por ejemplo, Tubbs & Crockett, o puestos a imaginar, Bonilla y Resines) el resultado sería exactamente el mismo. La interacción es mínima más allá de aparecer, disparar y fallar. Cero personalidad.
Al caso se le podría hacer sacado muchísima más miga. La premisa es la siguiente: Los "descabezados" sicarios rusos del fallecido Nikolai rescatan a un recluso experto en explosivos mientras es trasladado de prisión, aunque no para liberarle sino para obligarle a fabricar bombas contra su voluntad. La primera de ellas explota en un depósito de armas, de forma que se carga a todos los vigilantes de seguridad con el viejo truco de camuflar la bomba en un cesto lleno de golosinas al que todos acuden como moscas a la miel. Más tonto no puede ser. O eso, o los guionistas creen que los tontos somos nosotros y piensan que podemos tomarnos en serio algo así. Total, que los rusos roban un explosivo más específico del depósito aprovechando el caos. Sin embargo, el secuestrado, que en el fondo es bueno, se las arregla para dejar una pista para la policía que Nygma encuentra. Policía1 y Policía2, digoooo, Gordon y Bullock llegan, disparan y fallan, y los malosos huyen con el "bombero". Nygma encuentra otra pista sobre el explosivo robado que conduce a un antiguo depósito de armas abandonado que ahora es usado por Falcone como almacén de sus amados dólares ganados con el sudor de su frente abyecta. Como sólo contiene una fortuna y no es necesario dejar a alguien armado hasta los dientes vigilándolo, los rusos pasan como Pedro por su casa, revientan la puerta y se apropian de los fondos black. En ese momento llegan Gordon y Bullock junto con otros policías genéricos y, cuando se va a liar parda, el furgón explota matando a todos menos a los polis y el "bombero". Y chimpún. Bueno, la parte de la explosión no es azarosa y tiene su explicación un poco más adelante.
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Abogado de día, cantaor flamenco de noche |
Obviando el caso episódico, que ya sabemos que no pasará a la historia de la televisión, podemos sacar cosas buenas del capítulo. La primera, se sigue desarrollando la rivalidad entre el Pingüino y Fish Mooney. El primero, con la información sobre que la segunda tiene un topo en casa de Falcone, comienza a indagar y pronto el olor a lilas en determinadas prendas le lleva a establecer la relación entre Fish y Liza. Consecuencia: la chica, puesta entre la espada y la pared, pasará a convertirse en
agente doble. Entre medias, mucho humo. Por otra parte,
la figura tras robo del dinero de Falcone se revela que es la propia Fish, que intenta atacar a su jefe dejándole sin sus fondos. Para eso servían los balances que robó Liza en el capítulo anterior. De esta forma, la bomba que explota el furgón de los rusos era suya y cumplía un doble objetivo: destruir el dinero y acabar con los rusos para que no pudieran relacionarla con el robo.
También se presenta a uno de los personajes míticos del universo de Batman, Harvey Dent. Su presentación es muy buena, destacando su perfil como firme e insobornable defensor de la ley, capaz de dar una nueva oportunidad a raterillos callejeros y dando relevancia a su afición por jugar con su moneda de dos caras. También se presenta a Dick Lovecraft, figura corrupta que ha hecho dinero trapicheando con Falcone, Maroni e Industrias Wayne y uno de los principales sospechosos de estar involucrado en la muerte de Thomas y Martha. Se supone que la guerra de Dent con Lovecraft empezará a dar juego en las subtramas de la serie. Eso sí, el primer careo da un poco de vergüenza ajena, con un Harvey con la vena del cuello hinchada y un ojo casi fuera de la órbita. Una escena que tiene que aportar tensión y sin embargo lo que da es risa floja. Al menos, el juego de iluminación ensombreciendo la mitad del rostro de Harvey en esos momentos es muy buena. Los aspectos técnicos y de ambientación siguen estando muy por encima de los argumentales.
Por otra parte, los caminos de Selina y Bruce se cruzan por primera vez. Gordon lleva a la chica a la mansión Wayne para proteger a su principal testigo, ya que no se fía de las instituciones. Hay mucho diálogo intrascendente y absurdos como que Bruce decida entrenar su capacidad de aguantar la respiración bajo el agua vestido de calle, pero se pueden extrapolar dos cosas importantes:
Selina comienza a hacerle ver a Bruce que, por mucho que aprenda a boxear, no aguantaría ni medio asalto en el oscuro mundo sin reglas de las calles de Gotham; y más importante, y posiblemente de las mejores escenas del capítulo, al final una chica curtida en las calles que inventa su propia familia y un chico huérfano y traumatizado no dejan de ser niños, y encontrarán la manera de olvidarse de todo y dedicarse a lo importante en esa fase de la vida: jugar. Respecto a la subtrama más intrascendente, la de la relación Gordon-Bárbara, le corresponde el cliffhanger final del episodio, en el que vemos que la forma de oxigenarse y encontrarse a sí misma de Bárbara es retozar un rato entre las sábanas con su ex Renee Montoya. Pues bueno, pues vale. Poca chicha, a ver si en el siguiente capítulo empiezan de nuevo a pasar cosas. Lo cierto es que mientras se mantenga el carácter episódico pocas alegrías vamos a encontrar. A no ser que veamos la serie como lo que en realidad se está convirtiendo: una comedia enmascarada con la que echarse unas risas a costa de situaciones absurdas a su pesar. La proliferación de
memes en internet de esta serie así lo demuestra. Retamos a los espectadores a que los busquen y se echen unas risas.
Por Antonio Santos
Cinéfago por puro placer y juntaletras ocasional. Defensor de las causas perdidas seriéfilas. Hincado de hinojos ante Hitchcock y Tarantino, entre otros muchos. Amante de la ciencia ficción, la aventura, Rick Remender, Jonathan Hickman, el helado de chocolate, Jessica Chastain y Eva Green (no necesariamente por ese orden).