"TODAVÍA TENEMOS LIBRE ALBEDRÍO, TENEMOS ALMA, TENEMOS IMAGINACIÓN"
¿De qué va?
El mundo vive determinado por la frecuencia de cada persona. Divididos entre gente normal y genios, se produce durante décadas un peculiar encuentro entre Marie-Curie Fortune e Isaac-Newton Midgeley, ambos de frecuencias opuestas. Lo que parecen encuentros casuales, son parte de experimentos que con la madurez llevarán a un nivel superior, tratando de encontrar el modo para anular esos efectos y poder tener un acercamiento mayor.
Reparto
Daniel Fraser es Zak
Eleanor Wyld es Marie
Owen Pugh es Theo
David Broughton-Davies es Strauss
Dirección
Darren Paul Fisher
Impresiones
Toda una sorpresa ha sido visionar OXV : The Manual (Frequencies). La cinta, a medio camino entre Australia e Inglaterra aunque producida íntegramente por el primero, es de corte independiente pero con una gran carga en la ciencia ficción y sobre todo la jerga científica llevada a un extremo humano. Tanto es así que lo que bien podría ser una historia de amor aparentemente simple, se aborda de una forma atípica, con un trasfondo más maquiavélico del que parece y con un alto grado matemático en su haber.

En el futuro, la clase se divide entre genios y gente normal, cada uno con una frecuencia. Los pequeños son llamados como grandes descubridores, inventores y músicos, especializándose cada uno en su campo, como el caso de los protagonistas, Marie-Curie e Isaac-Newton. No obstante, la cinta va más allá cuando nos ofrece una línea curiosa entre éstos dos personajes, que desde la tierna infancia se encuentran, sin poder estar más de un minuto juntos para evitar cualquier accidente. La evolución y el desarrollo de la historia nos llevará a su madurez y al intento de Zak por lograr estar con Marie, a la que ama desde pequeño, aunque solo haya podido disfrutar de ella tan solo un minuto en casa ocasión y sin poder tocarse. Es aquí cuando comienza la magia del film, al adentrarnos en la curiosa trama del film y donde aparece el OXV. Este curioso sistema es un descubrimiento que alterna combinaciones vocales para estabilizar la frecuencia de las personas en un radio corto. De ésta forma, tratará de estar más cerca de ella y a su vez, poder hacer florecer algún sentimiento en su fría persona, donde Marie es casi una autómata a la cual la apodaban en el colegio como "la máquina".
Esta base argumental es tan solo el inicio para lo que acontecerá después y que no vamos a revelar. Una montaña rusa de curiosidades asombrosas que nos dejará sin aliento, sobre todo si somos amantes del género. Y es probable que haya algún momento en el metraje que nos saque un poco de la película, e incluso nos sobre, puede que por aburrimiento, pero sin ir más lejos, nos daremos cuenta de la importancia de cada escena y de como lo más mínimo finalmente está entrelazado para ofrecer un cierre de orquesta monumental. Su resolución es magnífica y dejará una sonrisa en el rostro de los más curiosos. De hecho, lo más importante es descubrir que ésta, aunque la premisa se torne como romántica, no es una cinta de amor, sino una obra sobre experimentos humanos que por momentos se puede tildar de cruel

Sin lugar a dudas, Frequencies es una de las grandes sorpresas de los últimos años. Desconocida, y dudo mucho que se estrene en nuestro país en la gran pantalla, pero merece mucho la pena. A título personal, la protagonista, Eleanor Wyld, me ha enamorado. Pero no solo ella, su versión "pequeña", Georgina Minter-Brown, tiene una belleza deslumbrante que ilumina la pantalla. Ambas han resultado ser una elección perfecta. Del mismo modo hay que destacar la fotografía que junto a la luminosidad, el desconocido James Watson deslumbra. La banda sonora de Blair Mowat compagina a la perfección con las escenas, y ¡cuanta importancia tiene la música en ésta película!. Creo que si, entre otras muchas cosas, la cinta me ha engatusado, ha sido por la grandeza de su mensaje hacia el arte musical, siendo la parte más profunda del film, precisamente por su demoledor significado y la importancia que tiene en la historia desde tiempos inmemoriales, destacando al gran Mozart.
Y si de algo goza la película es de algunos momentos inolvidables. Precisamente la escena del piano en la que el Zak infante descubre la música y su composición mientras el padre de Theo da melodía a lo que toca el pequeño, es uno de esos momentos que ponen la carne de gallina. En resumidas, es una película maravillosa, con efectos secundarios y códigos. Esperemos que al verla, deis con "el código para gobernarlos a todos" ★★★★★1/2
Por Dante Martín
Amante del séptimo arte y en especial de la ciencia ficción. Fan incondicional de Stanley Kubrick y Terrence Malick, pero con todo y con eso, soy capaz de disfrutar en colorines de cintas de dudosa reputación. Cantante en mis tiempos libres y apasionado del mundo del cómic. Eso si, siempre con una birra cerca.