THE BALLOONMAN
Tras dos capítulos un tanto planos, esto ya va siendo harina de otro costal. La serie empieza a encontrarse a sí misma y, todo hay que decirlo, el cambio de director le ha sentado de maravilla. Al menos, el episodio ha ganado muchísimo en ritmo y tono, cosa que es muy de agradecer. Se siguen potenciando los puntos fuertes, se cuenta con una trama policíaca entretenida y atractiva (y con un agradable punto camp) y se sigue desplegando la red de subtramas que promete buenos momentos a medio plazo.
En lo que es "el caso del día", nuestra pareja de detectives se verá mezclada en una investigación de asesinato de lo más curioso. Un misterioso justiciero acaba con la vida de un estafador de altos vuelos que ha hecho fortuna engañando a pequeños inversores y, evidentemente, promete irse de rositas a base de sobornos. Real como la vida misma. Lo curioso en la forma en la que actúa el justiciero: enganchando a su víctima a un globo meteorológico y lanzándola al espacio. Al principio, sólo Gordon se preocupará por investigar en serio el caso (¿A quién le importa un sinvergüenza menos?), hasta que aparece la siguiente víctima, nada menos que un laureado (y corrupto hasta la médula) teniente de policía. En ese momento, saltan todas las alarmas; en una ciudad donde la corrupción campa a sus anchas, cualquier puede ser el siguiente.
La premisa atrae por lo original de su planteamiento, muy divertida la forma de "impartir justicia". Pero por debajo de lo superficial nos deja interesantes lecturas, sobre todo el primer encontronazo de Gordon con un justiciero que opera en Gotham, alguien que ya no cree en el Sistema y opera al margen de la ley para limpiar la ciudad. Aún se muestra convencido de poder hacer justicia desde dentro y de una forma limpia, aunque es un buen punto de partida para ver la evolución del personaje en este aspecto. También deja algo de crítica social, con el ciudadano de a pie posicionándose a favor del "criminal", ya que por fin empiezan a ver que alguien hace algo por castigar a los verdaderos culpables, los que extorsionan y roban a la vista de todos mientras los poderes fácticos miran hacia otro lado. Este argumento también se enlaza muy bien con el germen de las motivaciones del joven Bruce Wayne, que empieza a comprender la diferencia entre Ley y Justicia.
Por otra parte, los subargumentos del mundillo criminal de Gotham siguen su curso. Se empiezan a plantar las semillas de lo que puede ser una futura guerra por el cetro de los bajos fondos de la ciudad, con Arkham como misterioso macguffin. Los cachorros están dispuestos a saltarle al cuello al viejo zorro de Falcone, y lo que seguro que van a saltar son las balas. Interesante también la injerencia de Montoya y Allen sobre un Gordon al que creen culpable de asesinato, enriquecida por el pasado compartido entre Montoya y Bárbara, la actual pareja del detective. Aunque la parte más interesante es la narración de la lenta pero segura ascensión del Pingüino en el submundo criminal, comprendiendo a la perfección que conviene ser cocinero antes que fraile. Un personaje genial que se está consolidando como lo mejor de la serie y que a buen seguro nos va a proporcionar muy buenos momentos. Como por ejemplo el cliffhanger que cierra el capítulo, con la visita de Cobblepot a la residencia de los Gordon. En definitiva, un capítulo de lo más entretenido que nos deja buen sabor de boca, además de la esperanza de que la serie siga remontando y encontrando su ritmo. Este es el camino.
Cinéfago por puro placer y juntaletras ocasional. Defensor de las causas perdidas seriéfilas. Hincado de hinojos ante Hitchcock y Tarantino, entre otros muchos. Amante de la ciencia ficción, la aventura, Rick Remender, Jonathan Hickman, el helado de chocolate, Jessica Chastain y Eva Green (no necesariamente por ese orden).