Y así nos encontramos con la típica familia feliz americana. Unos padres exitosos, unos hijos modélicos y un abuelo que va a recibir el reconocimiento de toda la población a su trabajo como Jefe de policía. Aunque las apariencias suelen engañar. Y escarbando un poco los lazos de unión ya no son tan sólidos. Tom acaba de descubrir que su padre biológico no es Kevin y no puede evitar acosar a su recién descubierto progenitor. Kevin no puede evitar, a su vez, tocarle las narices a su padre en cuanto tiene ocasión, aunque tenga que escudarse tras un ciervo perdido para llevarle la contraria al viejo. Además de vivir la relación con Laurie tras una careta de afabilidad que enmascara su relación detrás una mentira tras otra. Donde debería encontrar felicidad sólo halla vacío. Hasta que a Laurie se le empiezan a hinchar las narices de mirar hacia otro lado. La adopción de un perrito constituirá la metáfora de un embarazo que tal vez no sea tan deseado como debería. Al igual que la muerte de un ciervo puede simbolizar el momento en el que la ilusión se disipa definitivamente.
La felicidad a veces es esquiva, aunque para conseguirla baste con poner un poco de nuestra parte. La frustración es saber que está ahí, pero tan vez no la podamos atrapar, o tal vez no nos baste. Real como la vida misma. Unos cuernos ayudan siempre a decantar la balanza, eso sí.
También tenemos retazos de algunos de los personajes secundarios, sobre todo de Nora y Patti. La segunda demuestra que la Ascensión la ha cambiado por completo.
De sentirse insignificante y acosada por la duda, el victimismo y el complejo de inferioridad ha pasado a ser toda una líder y mostrar una fortaleza antes sólo soñada. No hay nada como que todo se vaya al infierno para encontrarse a uno mismo. Como regalo, vemos también el origen de esas misteriosas bolsas que siempre manejaba en sus
"días de descanso de la secta". En cuanto a Nora, es el ejemplo perfecto de que los deseos ocultos son muy peligrosos.
Cuando uno desearía, aunque fuera por un instante, que su vida y su tiempo volvieran a pertenecerle, la respuesta del destino puede ser de lo más cruel. Es normal el estado de tortura interna en el que estaba sumida antes de su encuentro con Wayne.
En resumen, un episodio ejemplar dentro de una serie que, como se va demostrando capítulo a capítulo, apela a nuestros sentimientos y a cimentar unos personajes que han visto cómo en un instante toda su vida podía dar un giro de 180 grados y, lo que es más importante, sin ningún motivo ni razón; sin disponer de nada ni nadie a quién culpar.
Por Antonio Santos