Ha pasado un tiempo y parece que la vida de Kevin va entrando en una nueva fase, tras aceptar la separación de su esposa Laurie y consolidar una nueva relación con la renovada Nora. Sin embargo, las cosas siguen sin ser plácidas:
La nueva adepta a los GR Megan ha sido destinada a "tocarle las narices" a Nora y, para rematar la faena, el padre de Kevin escapa del psiquiátrico donde está internado.
Sin embargo, Kevin no es el único Garvey superado por sus circunstancias, como veremos a lo largo del capítulo. Por una parte, Jill sigue con su actitud de guerra contra el mundo, siempre a punto de estallar y escondiendo su fragilidad tras una fachada de pasotismo y bordería. En una nueva demostración de que no hay nada que la pare, un intento de batir el record de permanencia en una nevera abandonada
casi acaba en tragedia al romperse el cierre cuando a la joven apenas le queda aire, siendo sus colegas incapaces de abrirla. Sin embargo, su ángel salvador será su abuelo fugado, que consigue sacarla a tiempo. ¿Casualidad? ¿O tal vez de alguna forma sabía que debía pasar por allí? De nuevo las misteriosas voces cobran protagonismo en este episodio.
Más difícil aún lo tiene el fugitivo Tom, renuente protector del presunto futuro salvador de la humanidad (y su embarazada madre, claro está). Cada vez más quemado, se ve obligado a hacer equilibrismos para cuidar de la joven oriental en la recta final de su embarazo sin más ayuda que el dinero que le dejó Wayne y obligado a frecuentar ambientes
"borderline" para no ser descubiertos. Una llamada de Wayne acabará por volver del revés su ya de por sí trastocada vida. Haciendo caso omiso a las peticiones de ayuda de Tom, preocupado ante la inminencia del embarazo, le exige al joven que deje la mitad del dinero que le queda en un punto concreto de la ciudad. Finalmente lleva el dinero, pero sus intenciones no son las de obedecer sin más, sino seguir al encargado de recogerlo hasta Wayne y cantarle las cuarenta.
Pero lo que se encuentra no es al chamán fugitivo, sino a otra joven oriental embarazada bajo la protección de otro joven en su misma situación. Parece que Wayne guarda muchos secretos bajo la manga... y una especial predilección por perpetuarse con jovencitas orientales. Sin embargo, la nueva concubina no se toma a demasiado a bien saberse engañada y dispara a Tom, obligado a huir, aunque una de las balas acaba en su mano. Sin embargo, aún le queda una última sorpresa: Cuando llega a su escondite, ve la cama vacía y un reguero de sangre que va hacia el baño...
Su protegida ha dado a luz prematuramente y aguarda en la bañera con su pequeña en brazos. Un final de traca, vaya.
Por su parte, Kevin sigue buscando a su desaparecido padre, aunque sus episodios nocturnos son cada vez peores. Tras unos sueños terribles, despierta para descubrir que tiene la mano vendada, herida por una mordedura de perro... posiblemente el que está atado en su jardín, sin ser capaz de recordar cómo acabó allí ni de dónde salió. De alguna forma, se habría empeñado en "rehabilitarlo". La sombra de la locura sigue flotando sobre él. Y se acrecienta cuando por fin descubre dónde está su padre y acude a su encuentro. De esta forma se nos revelan más detalles sobre el personaje de Kevin Sr., brillantemente interpretado por Scott Glenn y uno de los secundarios con más potencial de la serie. Así,
descubrimos que se internó voluntariamente en un prisión psiquiátrica tras prender fuego a la biblioteca del pueblo a causa de sus voces. Las mismas que ahora le han encomendado una nueva misión: Añadir a su hijo a la lucha, prepararlo para ser una paladín en lo que se avecina, para lo que será de vital importancia que éste acepte su nueva posición con el salvoconducto más inesperado: un número concreto de la revista National Geographic. ¿Estará relacionado de alguna forma con el extraño asalvajamiento de los perros a raíz del Evento? Evidentemente, Kevin se niega, provocando la furia de su padre, que acabará de nuevo en su celda acolchada, pero evidenciando su amor por su hijo, a quien deja un mensaje final:
No pierde la esperanza en que finalmente hará lo correcto.
Un excelente episodio, brillantemente dirigido por una recuperada Mimi Leder, que aquí demuestra sus dotes para la puesta en escena y la creación de ambientes, no dejándonos respirar en todo el capítulo y llevándonos de sorpresa en sorpresa sin que apenas notemos el paso del tiempo. ¡Si la serie sigue a este nivel, que me vayan echando capítulos!
Por cierto, imprescindible disfrutarlo en Versión Original, entre otras cosas por el esfuerzo de Justin Theroux para hablar en castellano en una de las escenas del capítulo. Esos chapurreos no pueden perderse como lágrimas en la lluvia...
Por Antonio Santos